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Crítica:MÚSICA - TIERRY RILEY
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La memoria inocente

Terry Riley, pianista y compositor californiano, actuó, al fin, por primera vez en España. Histórico del minimalismo, pero también de lo que en música se conoce por nuevas tendencias en sentido amplio, Riley fue un punto de referencia en los sesenta y setenta. Durante los últimos años las instituciones más prestigiosas han competido por homenajearle. En los estados de sabiduría se suele volver a los orígenes y a la sencillez. Riley quería actuar en España por razones afectivas (cobré un caché de 300.000 pesetas" incluido el viaje desde Estados Unidos: él, una figura incontestable). Esta disposición generosa del artista se. notó desde el principio. El recital fue, en líneas generales, espléndido, y la segunda parte, apasionante.Comenzó con una raga hindú para celebrar la llegada de las lluvias. La voz de Riley, parsimoniosa, un poco cadencial, ejercía un asombroso efecto de autenticidad. Ya había creado el clima que buscaba. Después se desplazó de una forma creciente. hacia el terreno del jazz, una vuelta a sus comienzos al fin y al cabo. Lo sorprendente era, en cualquier caso, la naturalidad con que integraba en su estructura musical los mundos más diversos.

Terry Riley

Ciclo Paralelo Madrid. Otras músicas. Círculo de Bellas Artes. Madrid, 27 de junio.

Lo minimalista o simplemente repetitivo, bien desde sus valores expresivos o desde las variaciones hipnóticas, se fundía con lo étnico; lo popular con lo culto (incluyo, claro, en lo culto al jazz en sus diferentes modalidades, pero también algunas influencias del mundo clásico). La melodía era un nexo de unión. El dominio de las posibilidades técnicas y concertantes del piano contribuía poderosamente a la riqueza musical. La memoria de la música, consciente o inconsciente, se convirtió rápidamente en gran protagonista. Era una memoria inocente, fresca, lúcida y hasta divertida.

Riley, como, suele hacer Gulda, no dio el, programa antes de comenzar el concierto. El discurso fue ganando en complejidad, brillantez, capacidad de sugerencia y seducción, según los minutos pasaban y alcanzó cotas deslumbrantes en toda la segunda parte.

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