Lección de humildad
Presidido por una composición alegórica de Eduardo Chillida, que se reproduce en carteles y programas de mano, el escenario modernista del mercado de La Unión convertido en auditorio, fue ocupado por varias generaciones de una misma familia local, reunida para homenajear a su patriarca, Antonio Fernández, que ha sido guitarrista oficial del Festival del Cante de las Minas desde sus inicios en el año 1961.El septuagenario tocaor representa a un viejo grupo de artistas flamencos excepcionales, que por diversas circunstancias trascendieron poco los estrechos límites de su comarca de nacimiento, pero cuyo talento en la dedicación a su profesión merecería más reconocimiento y honores de los que se les suelen tributar.
XXXIV Festival Nacional del Cante de las Minas
Familia Fernández: Encarnación Fernández y Curro Fernández cante; Antonio Fernández y Rosendo, toque; Antoñito Fernández, guitarra en concierto. 7 de agosto. Antiguo mercado de La Unión.
A pesar de su avanzada edad, el toque por malagueñas-verdial, minera-taranto y taranta que Antonio Fernández ofreció para acompañar el cante temperamental de su hija, fue una sobria lección de técnica y profundidad flamencas que algunos jóvenes virtuosos actuales deberían aprender. Antes, el escritor Fernando Quiñones, desacostumbradamente serio, desgranó con sentimiento e inspiración un hermoso pregón inaugural de la presente edición del festival.