Moderado optimismo y cautela en el mundo árabe

, El mundo árabe ha reaccionado a la muerte del líder de la revolución islámica iraní, ayatolá Ruholá Jomeini, con una mezcla de optimismo y expectación, pero sobre todo con cautela. En Irak, país vecino y enemigo ancestral, así como en los países ribereños del golfo Pérsico, las autoridades se han abstenido de hacer comentarios, aunque sus órganos de prensa coincidían ayer en lanzar un llamamiento a los nuevos gobernantes para que cambien la línea de relaciones conflictuales que ha caracterizado a la era de Jomeini.

El optimismo procede de la esperanza, expresada abiertamente por los medios de comunicación kuwaitíes, de que la necesidad de alcanzar una estabilidad interna lleve a Irán hacia una política exterior más moderada. Tal deseo ya fue expresado, pocas horas después del anuncio de la muerte de Jomeini, por Abdala Bichara, secretario general del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG). Bichara pidió al sucesor del guía de la revolución islámica que "lleve la estabilidad a Irán y a toda la región del Golfo".

Todos los dirigentes del CCG, a excepción de Arabla Saudí, enviaron sus condolencias el domingo a su homólogo iraní, Alí Jamenei. Las autoridades de Riad, cuyas relaciones con Teherán permanecen rotas desde abril de 1988, parecen, a pesar de su silencio, haber dado un respiro con la desaparición del imam Jomeimi. Observadores de la capital saudí se han echo eco del alivio que supone para los dirigentes de ese país la desaparición del responsable último de los ataques antisaudíes en el mundo musulmán shií. El Irán de Jomeini contestaba el derecho de Arabia Saudí a la guardia de los Lugares Santos del Islam, La Meca y Medina, y su control sobre el haj, el peregrinaje anual de los musulmanes a aquella ciudad. Desde hace tres años, para contrarrestar tal ofensa, los medios oficiales saudíes vienen refiriéndose al rey Fahd como el Custodio de las dos Mezquitas Sagradas.

La,expectación y la cautela proceden del lado de la sucesión. En este asunto todos los medios árabes coinciden en que la pugna por el poder está abierta y que la designación de Jamenei el domingo, poco después de la muerte del guía religioso, no ha cerrado la cuestión. Pero, en la duda, todos tienden en principio la mano al eventual nuevo régimen.

En El Cairo, la capital árabe de la moderación y el diálogo, el ministro de Asuntos Exteriores manifestaba, poco antes de salir hacia Londres, su convencimiento de que Irán podría ahora contribuir a los esfuerzos de paz en el Golfo y a la puesta en práctica de la resolución 598 de la ONU, en la que se establecen las condiciones del alto el fuego con Irak.