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Crítica:DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Ahí va Bocanada

Desde que se presentó por primera vez en Madrid hace algo más de dos años, el grupo Bocanada ha despertado interés y simpatía entre los aficionados, hasta el punto de convertirse en uno de los valores emblemáticos del dinamismo y la vitalidad de la danza contemporánea en la capital. A lo largo de 1986 y 1987 diversas coreografías de las codirectoras del grupo destacaron en los certámenes nacionales y se saludó la frescura del grupo que exploraba su propio camino con desenvoltura e incluso con humor.En el marco de la segunda edición del Madrid en danza y gracias a la ayuda del Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas y de la Comunidad de Madrid, Bocanada ha podido por fin estrenar su más ambiciosa producción hasta la fecha -Ahí va Viviana- una obra coreográfica de algo más de una hora de duración que explora diversos aspectos de las relaciones afectivas y que fue muy aplaudida.

Ahí va Viviana

Bocanada Danza. Bailarines: Iñaki Azpillaga, Blanca Calvo, Susana Casenave, Juan Antonio Domínguez, Isabel Manzarbeitia, Olga Mesa, Teresa Nieto, Raúl Regalado, María José Ribot y Juan Carlos Rua. Música: Javier López de Guereña, Ángel Muñoz Alonso y Eugenio Muñoz. Escenografía: NRV Arquitectos. Iluminación: Miguel Ángel Camacho. Coreografía y dirección: Blanca Calvo y María José Ribot. Teatro Albéniz. Madrid, 28 de mayo.

Divida en cinco escenas -¿Nos abrazamos?, No hay nada que me guste más que pegarme a ti, Nada me gustaría más que poder seguir pegada a ti, Pégame mucho y Ahí va- sobre música del habitual colaborador musical del grupo, Javier López de Guereña, las tres primeras y la última, y de Ángel Muñoz Alonso y Eugenio Muñoz la cuarta, Ahí va Viviana juega con la ambigüedad de ciertos movimientos como los títulos de las escenas juegan con la palabra pegar.

Violencia implícita

La violencia implícita en toda relación, se ha convertido en los últimos tiempos en uno de los temas clave de muchos coreógrafos modernos; al afrontarla, Bocanada asume un cierto riesgo, ya que muchas de las soluciones que encuentra pueden sonar a familiares.El conjunto del espectáculo resulta interesante y el nivel de la producción y de los diez bailarines, digno. La tercera escena, con el juego de reflejos entre la pareja y la figura sola es sugerente; la cuarta muestra en varios momentos capacidad de observación, aunque se echa de menos, quizá, un mayor desarrollo en la individualidad de movimiento de los bailarines. Si en términos generales al espectáculo le falta cohexión estética y técnica -técnica tanto en relación con la formación de los bailarines como en la construcción coreográfica- esto se debe a que el trabajo del grupo no se inscribe en ninguna escuela o tendencia determinada, lo que no es necesariamente un punto en su contra. Pero sí exige un gran rigor en la búsqueda de su propia vía.

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