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El compositor norteamericano Joaquín Nin-Culmell considera que musicalmente no le debe nada a su padre

El hermano de Anaïs Nin es jurado del Premio María Canals en Barcelona

El compositor y pedagogo norteamericano, de origen hispano, Joaquín Nin-Culmell, se encuentra en Barcelona para participar como jurado en el Concurso Internacional de Ejecución Musical María Canals. Nin-Culmell es hijo del pianista, musicólogo y compositor Joaquín Nin, y hermano de la escritora Anaïs Nin. Joaquín Nin-Culmell asegura que musicalmente no le debe nada a su padre. "He heredado su afición por la recuperación de la música antigua, pero no ha tenido ninguna influencia musical en mí".

Joaquín Nin-Culmell es un hombre menudo que, pese a sus casi ochenta años, se conserva muy ágil física y mentalmente. Sus respuestas son siempre inmediatas y llenas de ironía, sea cual sea el tema tratado, incluso el familiar. Atrás han quedado treinta y cinco años de ejercer como profesor de composición en universidades americanas, primero en el Williams College de Massachusetts y después en la universidad de Berkeley (California). Ahora se dedica únicamente a la composición, "a trabajar para mí", como a él le gusta decir.El recuerdo que Joaquín Nin-Culmell tiene de su padre no desborda, precisamente, amor filial. "Era un hombre culto, pulido, que siempre cuidaba, hasta el extremo, su aspecto exterior, pero no tenía ni un sólo átomo de padre", sentencia sin miramientos. Este punto de vista fue también compartido por su famosa hermana, que en sus diarios deja traslucir un sentimiento de reproche hacia su padre por haberlos abandonado siendo aún pequeños. "Anaïs sufrío mucho por su ausencia", dice el compositor. "Jamás llegó a olvidar que nuestro padre nos dejara, sin embargo, este sentimiento es bastante común en las mujeres".

Su formación musical la realizó a pesar de su padre. "Cuando de pequeño me acercaba al piano él me pegaba", explica, "aunque no se lo reprocho, porque yo apenas era un niño que empezaba a andar y él no podía saber si estaba incordiando o en realidad se trataba de una afición". Realizó sus estudios en París con Paul Dukas y principalmente con Manuel de Falla, a quien considera su maestro, siempre utilizando el nombre de Joaquín Culmell. "No quería los favores que el apellido de mi padre me podía proporcionar". Fue en su debú cuando decidió adoptar el apellido Nin al que siempre ha unido con un guión el de su madre "para no confundir", aclara.

Dos extraños

No fue hasta finalesde los años treinta que Nin-Culmell empezó a tratar regularmente a su padre y a conocerlo. "Hasta entonces, cuando coincidíamos en París en los conciertos ni nos saludábamos", dice. "Éramos dos extraños. Cuando en realidad empezé a tratarlo me parece que la música ya no le interesaba. Era lógico, porque todo su mundo se había venido abajo con el estallido de la Segunda Guerra Mundial y pasó sus últimos años en Cuba, donde ya no compuso más"."Durante esos años yo le llamaba Joaquinito, mientras que él me llamaba Joaquín", explica con apenas un esbozo de sonrisa en sus labios. Era una broma que Nin-Culmell le hacía a su padre por su habitual afición a quitarse años, heredada también por su hermana Anaïs. "Cada vez que alguien le preguntaba por su edad para realizar una biograrla se quitaba un par de años. Cuando murió, en una de sus biografías se ponía como fecha de su nacimiento 1898, si esto hubiera sido cierto yo había nacido cuando mi padre sólo tenía 10 años", dice con gran dosis de ironía.

Como su padre, Joaquín Nin-Culmell se ha dedicado también a la recuperación de música antigua española. "Él editó mucha música desconocida del siglo XVIII, mientras que yo me he dedicado a investigar entre las partituras del siglo XVI", puntualiza, para dejar bien claro que se trata de una coincidencia.

A él se debe la reedición, en 1974, de la traducción castellana de dos de los libros de su padre: Pro Arte e Ideas y Comentarios, ambos editados en un solo volumen. Actualmente está pensando en publicar un libro con la recopilación de los artículos que Joaquín Nin publicó en la Revista Musical Catalana. "Él llegó a escribir muchos artículos interesantes para esta revista catalana, de los cuales Montserrat Albet me pasó fotocopias hace un par de años", dice. "Mi intención es publicarlos".

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