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Todo el poder para el presidente

Soledad Gallego-Díaz

El presidente de la República Francesa tiene más poderes que el presidente de Estados Unidos. La Constitución de 1958, hecha a medida del general De Gaulle y reformada en 1962, también a su iniciativa, convierte a Francia en un caso único en Europa occidental.

La característica más notable de la Constitución es que el presidente, elegido directamente por sufragio universal para un mandato de siete años, no está obligado a nombrar primer ministro al candidato del partido o coalición que haya obtenido más votos, en las elecciones legislativas. El primer ministro no está obligado tampoco a someterse a un voto de investidura en la Asamblea Nacional, sino que puede empezar a gobernar inmediatamente después de su designación, si así lo desea.

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La batalla política está servida en Francia

Cuando la. mayoría de los diputados no está de acuerdo con dicho nombramiento tiene que recurrir a un voto de censura para hacer caer el Gobierno. Esta peculiaridad francesa, que concede al presidente una gran capacidad de maniobra, permite el caso teórico de que la pri-

mera magistratura de la nación y el jefe de Gobierno mantengan posiciones políticas distintas e, incluso, antagónicas, con el riesgo de una crisis institucional.

Valéry Giscard D'Estaing ha propuesto que en el caso de que el centro derecha gane las legislativas, Frangois Mitterrand renuncie en la práctica y voluntariamente a buena parte de sus prerrogativas. Raymond Barre mantiene que el presidente debe dimitir. Mitterrand, por su parte, asegura que permanecerá en el Elíseo contra viento y marea.

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