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Intelectuales gallegos deploran la dimisión de Álvarez Pousa como director general

Manuel Rivas

Cualificados sectores de la cultura gallega coinciden en calificar como "una ocasión perdida de modernizar culturalmente Galicia" la marcha del hasta ahora director general de Cultura de la Xunta, Luis Álvarez Pousa, que presentó su dimisión ante la imposibilidad de sacar adelante un programa cultural renovador (véase EL PAÍS del 4 de enero), y consideran que este caso puede acentuar el divorcio entre las instituciones autonómicas y gran parte de la intelectualidad del país, aun cuando el consejero de Educación y Cultura y el nuevo director general afirman que se mantendrá la línea anterior.

La dimisión de Pousa ha reavivado una intensa polémica interna en Alianza Popular, partido que gobierna la comunidad autónoma gallega. "Marxista-leninista", "tapado del Bloque" (refiriéndose al Bloque Nacionalista Galego, de carácter radical), "agente soviético" e "infiltrado prochino" son algunos de los calificativos empleados públicamente por los sectores más conservadores de Alianza Popular en Galicia contra el ex director general de Cultura de la Xunta, Luis Álvarez Pousa, que dimitió a principios de este mes, ante los obstáculos para poner en marcha un programa cultural no partidista. "Me marcho", dijo el dimisionario, "para no engañar a los que confiaron en mí durante todo un año, cuadros y animadores culturales de nuestro país".La diputada de AP por la Coruña y vicepresidenta tercera del Congreso, María Victoria Fernández-España, y su marido, el periodista Augusto Assía, son los portavoces más vehementes, mediante una serie de artículos publicados en La Voz de Galicia, de las iras de la derecha contra Álvarez Pousa y contra el vicepresidente de la Xunta, Xose Luis Barreiro, que propició su nombramiento, hasta el punto de que la ejecutiva de AP en Pontevedra escribió a Manuel Fraga para que trate de "apaciguar los ánimos".

En una carta abierta, titulada Las técnicas de infiltración, y tras recomendar la lectura de un libro de su autoría, La traición como arte, impreso en los años 40 y reeditado ahora en Miami, Augusto Assía señala que "la puesta de la cultura gallega en manos del señor Álvarez Pousa, aunque era de una audacia lindera con la osadía, no era fácil de definir dentro del cuadro de las traíciones y la subversión revolucionaria clásica".

Desmenuzando la carta de dimisión de Pousa, María Victoria Fernández-España, Victoria Armesto, señala que "cuando me enteré de que sabiendo lo que es la cultura para los marxistas, después de que uno había leído a Graínsci, hacían sucesor de esa maravillosa persona que es el señor Filgueira Valverde al señor Álvarez Pousa, no me lo podía creer; creí que se trataba de una broma y que me estaban tomando el pelo".

La lucha de AP, en la que aparecen enfrentados el sector más derechista y la línea más. autonomista y liberal del actual Ejecutivo (el presidente, Albor, deseaba, al parecer, la continuidad de Pousa), se ha librado principalmente en las columnas de los periódicos.

Paleolítico y neolítico

Un editorial del diario gallego Faro de Vigo opinaba el miércoles que "el señor Assía ve fantasmas; su estado de salud mental deja mucho que desear. Preferimos decir esto a tener que proclamar que el señor Assía es un mentiroso, un vulgar y despreciable mentiroso".El poeta Miguel A. Fernán Bello, directivo de la Asociación de Escritores en Lengua Gallega, piensa que "se trata de una lucha, culturalmente hablando, entre el paleolítico y el neolítico".

El presidente del Consello de la Cultura Gallega, el filósofo Ramón Piñeiro, opina, a título personal, que la gestión del anterior director general de Cultura "fue de una innegable eficacia". Por su parte, Pousa cree que "en algunos aspectos, hicimos en 13 meses lo que no se anduvo en 40 años, superando un esquema de resistencia".

El sustituto de Álvarez Pousa, Manuel Moreira Matalobos, anterior delegado de Cultura en Pontevedra, es un hombre de AP situado en el aparato del partido, procedente de UCD y considerado afín a Pío Cabanillas, dentro del mapa neocaciquil en que está sumergida la política gallega. Moreira fue uno de los protagonistas de la llamada rebelión de los delegados, que intentó desplazar a Pousa a mitad de su mandato y fue aplacada por Xose Luis Barreiro. El titular de la Consellería de Educación y Cultura, Manuel Vázquez Portomeñe, es acusado por Pousa de "servir en bandeja y cabeza a Ricardo de la Cierva y a los personajes más retrógrados de AP, en septiembre, en la universidad del Atlántico".

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