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Literatura y música en el verano cántabro

El público prefiere, a Mahler

ENVIADO ESPECIAL, El Festival de Santander tiene anunciada, en su amplio y variado cartellone, la Antología de la Zarzuela, de José Tamayo; no veo, entonces, la necesidad de bloquear uno de los dos conciertos de la Orquesta y Coro de RTVE con un programa de arias, dúos, coros y preludios zarzuelísticos.

Ya sabemos que la soprano Paloma Pérez Migo y el tenor Antonio Ordóñez poseen arte y medios para decir con perfección Las carceleras, de Chapí, o la Endecha, de Vives; no menos que el coro que dirige Pascual Ortega, la Sinfónica de RTVE y Enrique García Asensio abordan con calidad y hasta con cierto encopetamiento la gracia popular de Giménez, el bien hacer de Chapí o la simplicidad de Chueca y Moreno Torroba.

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España posee todavía un número escaso de buenas orquestas y en Santander se escuchan cada año tan sólo media docena de conciertos sinfónicos. Transformar uno de ellos enfiesta de zarzuela se me antoja un lujo excesivo y hasta un innecesario dispendio. Desde ahora tampoco- podrá justificarse la operación desde la demagogia populista, ya que la plaza Porticada registró una entrada bastante baja, frente a los llenos de la finalísima del concurso Paloma O'Shea o de la Tercera sinfonía de Mahler.

M. Á. Gómez Martínez hizo una buena versión de la ingente y narrativa sinfonía y los elementos por él dirigidos (orquesta, coro, la escolanía salesiana de Santander y la mezzosoprano británica Glenys Linos) respondieron con gran flexibilidad y belleza de línea.

Quizá sea la Tercera sinfonía una de las más problemáticas del siempre problemático Gustav Mahler. La diversa carga de significaciones musicales y extramusicales que comporta, la desigualdad del material trabajado a lo largo de los diversos tiempos y una suerte de procedimiento contradictorio practicado por el compositor obligan a largo estudio analítico que excede lo meramente musical.

Siempre llama la atención en la Tercera sinfonía el hecho de que Mahler se entretuviera desarrollando al máximo las ideas más débiles (caso del primer movimiento) en tanto contraía, relativamente, las más ricas e intensas, como en los tiempos denominados "lo que me cuentan los animales del bosque" o "lo que me cuenta el amor".

El Festival de Santander prosigue con esta audición y con la de la Segunda sinfonía su propósito de que Santander escuche en directo todo el ciclo mahieriano, uno de los más monumentales de la historia musical y de los más representativos, por cuanto nace en el momento en que la forma sinfonía estaba en pleno proceso de disolución.

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