Falleció Elder Barber, 'la voz rosa de la radio'

La cantante argentina Elder Barber falleció ayer en Madrid a los 50 años, víctima de una larga enfermedad. Estaba casada con el compositor español Moreno Buendía y tenía dos hijas.Desde luego no eran los tiempos de Joan Baez ni de Pete Seeger. El rock estaba todavía en el vientre blando de algún lugar de Memphis. Eran los tiempos de Bobby Deglané y su Cabalgata fin de semana, que resultaba como la noche del sábado benaventina pero con folklóricas y aquel conjunto, los Xey, de cuando los vascos eran sólo conocidos por sus nostalgias cantadas al bocho. Y en medio de aquella noche en la que las brujas estaban prohibidas, mientras Vázquez Montalbán tomaba apuntes para escribir un día su Crónica sentimental de España, sonó una voz que parecía el campanilleo de una copa de cristal, casi un trémolo que no podía proceder de la garganta de un ser humano de condiciones fisiológicas normales y, por ello, necesariamente groseras.

Eran los años cincuenta y una argentina que iba de nombre exótico se convirtió en la más importante exportación de Buenos Aires a España después de los envíos de trigo y de la visita triunfal de Eva Perón.

Elder Barber cantaba que tenía una casita en Canadá cuando ya angustiaba el problema de la vivienda; que poseía un estanque y flores poco antes de que el boom turístico llenara la playa de cemento y betón armado. Así sólo podía ser bautizada la voz rosa de la radio, cuando la radio no era mas que la de la película de Saenz de Heredia y Antonio Román rodaba sus comedias de teléfonos blancos. Quizás fueron Bardem y con toda seguridad la televisión, tan distantes y tan distintos, quienes empezaron a dar muerte al tingladillo de Elder Barber, enfermo de la muerte de un ciclista, y de la crudeza inevitable de la pequeña pantalla. Aquella voz sólo podía oírse. Ponerle un rostro hubiera sido como violar a un canario.