Luis Rosales gano el Premio Cervantes 1982 como "prosista y poeta metafísico atento al pasado de España"
El poeta Luis Rosales, granadino de 72 años, ganó ayer el Premio Cervantes de Literatura, convocado por el Ministerio de Cultura y fallado por un jurado que recibió propuestas de diversas academias. La Real Academia de la Lengua de España propuso al autor de La casa encendida, miembro de la institución desde hace veinte años. El anterior ganador del Cervantes, Octavio Paz, miembro del jurado, destacó la obra poética de quien le sucede en la lista de ganadores de este galardón, el más importante de las letras castellanas, dotado con diez millones de pesetas.
La conjunción en Luis Rosales del "prosista y critico atento al pasado de España", y el poeta "que sabe tocar los temas que diríamos metafísicos si no estuviera gastada la palabra", es según Octavio Paz, razón suficiente para la elección del poeta español como Premio Cervantes 1982. Eso declaró en la conferencia de Prensa en la que el jurado presidido por la ministra de Cultura, Soledad Becerril, hizo público el fallo.En el acta de la concesión de este sexto premio Cervantes, leída por el secretario sin voto del jurado, Emilio López Morillas, se narraban sucintamente las deliberaciones que condujeron a Luis Rosales hasta el más importante galardón concedido por el Estado español y dotado con diez millones de pesetas. Los candidatos presentados según es de rigor por las academias de la Lengua y de las Letras de España y América Latina y de Filipinas, habían ido pasando con sus méritos y su historia, unos más conocidos que otros. El poeta Molinari, por ejemplo, y Guillermo Díaz Plaja, junto con Arturo Uslar Pietri fueron citados por Carlos Robles Piquer, presidente del Instituto de Cooperación Iberoamericana, como firmes candidatos, en una reunión que se polarizó sin violencia en torno, siempre según las actas, a dos nombres: Luis Rosales y José Bergamín.
Octavio Paz definía su propia actitud de voto, después de la conferencia de Prensa y casi off the record, como de corazón dividido. "Me hubiera gustado, por una parte, estar en el jurado que concedía un premio a Bergamín, escritor a quien admiro y quiero. Pero también me interesa, admiro y siento profunda amistad por Luis Rosales. Estoy ciertamente satisfecho de esta decisión". Con todo, y según fuentes cercanas al jurado, el que se conocía como el candidato de la ministra, José Bergamín, no se encontró con gente en contra, sino con el decidido favor a Luis Rosales, que contó casi con unanimidad: el voto de las Academias y el de la Universidad de Granada, su cuna, han sido fundamentales.
Por otra parte, Carlos Robles Piquer, en un corto discurso, hizo pública "la satisfacción del Instituto que presido por este premio a Luis Rosales. Luis Rosales ha sido el alma del Instituto de Cooperación Iberoamericana, y aún ahora, después de haberse jubilado, sigue prestando indispensables servicios culturales y literarios. Por eso, todo el Instituto se siente un poco premiado con él, y desde luego, prestigiado con este premio que Luis Rosales ha merecido".
Una conferencia pacífica
A diferencia de otros años, en que las tensiones, inevitables cuando se trata de elegir, habían trascendido las deliberaciones ocultas del jurado para llegar a la conferencia- de Prensa en que se hacía pública la decisión, este año discurrió todo sin ningún alarde. Dos preguntas al respecto: la primera, recordando los antecedentes de las dos sesiones anteriores, en las que dos miembros de jurado declararon su preferencia por el finalista, fue respondida por la ministra en el sentido de que "es que entonces se rompieron las reglas de juego".La ministra de cultura Soledad Becerril se explayó algo más: "Primero cada uno de los jurados expusimos nuestro punto de vista y las razones de nuestro voto. Luego se fue reduciendo el número de candidatos que, enseguida, se vió que eran sobre todo dos, los que constan en acta. Una nueva rueda de conversaciones eligió enseguida a Luis Rosales".
Respondiendo también a la misma pregunta, Octavio Paz hizo entonces un cálido e inteligente elogio del premiado. "Confluyen en él", dijo, "el prosista y crítico atento al pasado de España -y hay que recordar su excelente trabajo sobre Villamediana- y también el poeta. Luis Rosales", sigue Octavio Paz, "apareció como un poeta de la tradición española. En aquel su primer libro, Abril, publicado precisamente por José Bergamín y su revista Cruz y Raya en 1935, aparecía ya como un maestro del tratamiento de las formas métricas tradicionales españolas".
"Pero La casa encendida", sigue Octavio Paz hablando del libro más conocido de Luis Rosales, "le revela como el maestro del verso libre. El verso libre es tan viejo como Whitman, pero Luis Rosales lo ha hecho suyo de una manera absoluta y particular". "Si esto sólo sería bastante, hay además otro tema: la poesía de Rosales se podría llamar metafísica si la palabra no estuviera gastada. Lo cierto es que toca los temas que afectan al destino del hombre: por qué estamos en la tierra, por qué nacemos, por qué morimos, cómo nos enamoramos...". El resultado es según Paz, "magistral y poderoso".
La segunda pregunta se refería a la posible intervención de elementos políticos y de actitudes respecto a la Academia -claramente antiacadémicas en el caso de Bergamín, según el que planteó la cuestión- en la decisión del jurado Respondió el rector de Granada Antonio Gallego Morell, quien pidió que, "ya que otro premio internacional importante, el Nobel está tan impregnado de política, vamos a pensar que éste no lo está. Si ustedes ven la lista de escritores premiados, podrán comprobar que es así. Nosotros", dijo, "hemos discutido exclusivamente sobre las obras, la obra total, de cada uno de los candidatos de las academias".
Babelia
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