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Hoy se inaugura el Festival Internacional de Cine de San Sebastián

Se proyectarán noventa largometrajes, divididos en cinco secciones

El último de los grandes festivales de cine que se celebran cada año en Europa comienza esta noche en San Sebastián. La muestra donostiarra ha conseguido salvarse gracias a la tenacidad de su comité rector, que si se creyó obligado a renunciar la suspensión temporal, hace unos meses, al privarse al festival de carácter competitivo y su categoría A, ha conseguido, finalmente, salvar la continuidad, una vez convencido de que la 28º edición debía celebrarse por encima de todo. Cuando, a las 22.15 horas, se haga la oscuridad en el teatro Victoria Eugenia y un chorro de luz ilumine la pantalla, habrá dado comienzo, probablemente, la edición más interesante, en lo que a programación se refiere, de los últimos años.

San Sebastián va a ofrecer, en esta ocasión, casi noventa largometrajes, divididos en cinco secciones. No hay, concurso, ni premios oficiales; pero no faltan atractivos.El festival donostiarra ha conseguido el estreno europeo del último filme de Stanley Kubrick, The shining, que antes pretendieron, sin conseguirlo, Cannes y Venecia. Paralelamente, un ciclo de homenaje al director norteamericano proyectará la totalidad de su obra cinematográfica, incluida Paths of glory (1957), una película maldita en muchos países, prohibida hasta ahora en España por su violento alegato antimilitarista y antiautoritario. También se ofrecerán los dos cortometrajes documentales con que Kubrick se inició en el manejo de las cámaras. El festival ha editado además un pequeño, volumen, que incluye la filmografía completa del director, con datos biográficos y críticos de Antonio Castro, que resultará útil a los aficionados.

En cuanto a la sección oficial, la programación resulta este año de gran interés. El hecho de que el festival de San Sebastián se celebre después de las otras muestras europeas ha permitido recoger los Filmes de mayor calidad exhibidos en ellas e incorporar películas inéditas que completan el panorama de la temporada. Por ejemplo, se cuenta con los filmes galardonados en Montreal y Venecia (Gloria, de John Casavettes, y Atlantic City, una historia que se aproxima al cine negro, de Louis Malle).

Además de las cuatro películas españolas incluidas en la sección oficial, el festival presenta, por vez primera, un panorama del cine español. Para esta sección se han seleccionado once filmes, muchos de ellos de jóvenes directores.

El cine de arte y ensayo cuenta con una sección especial y se ha tratado de potenciar también el ciclo de nuevos realizadores, con veintitrés filmes, primeros largometrajes en su mayoría, a pesar de que el reglamento de la Federación Internacional de Asociaciones de Productores Cinematográficos (FIAPF) permite incluir las segundas obras de cada director. Existe, como se sabe, un permiso del Ayuntamiento de San Sebastián para las películas de esta sección, con una dotación de 10.000 dólares (unas 700.000 pesetas), que ha contribuido a suscitar interés en los medios cinematográficos internacionales hacia este aspecto del festival donostiarra, según comentaron portavoces del comité rector.

A falta del visionado de los filmes, el festival de San Sebastián ha conseguido, en una edición que parecía condenada a no celebrarse, una programación de gran interés; además se ha aproximado a la definición de una fórmula que le permita sobrevivir con dignidad y mantener el grado de expectación preciso para atraer al público, a la crítica y a los protagonistas de la industria del cine.

En una última reunión con los informadores, celebrada el viernes, representantes del comité rector anunciaron que, inmediatamente después de finalizar la presente edición, procederán a valorar críticamente su desarrollo, perfilando los criterios de la edición siguiente. El festival busca, como indicaron sus organizadores, una identidad propia que justifique su futuro. Identidad que podría desarrollarse a partir de los rasgos que lo caracterizan este año: selección a modo de resumen de la temporada, junto a novedades espectaculares o de interés, en la sección oficial; una sección especializada que proyecte el cine español, e incluso el latinoamericano, hacia Europa, y especial atención a los nuevos realizadores, incrementando el premio que se les destina.

Todo ello ha debido hacerse este año en pocas semanas, bajo la presión del escaso tiempo disponible, y ni siguiera se ha podido designar un director del festival, puesto que será suplido por José Angel Herrero, como delegado permanente del comité rector. El presupuesto tampoco parece suficiente. Algo más de 61 millones de pesetas, de las que una cuarta parte se amortizará con los ingresos de taquilla -los precios son los mismos que el año pasado-, y el resto, a base de subvenciones. El Ministerio de Cultura ha entregado veinte millones de pesetas, además de mantener las ventajas fiscales para la importación de películas extranjeras seleccionadas en la sección oficial, y diez millones el Departamento de Cultura del Gobierno vasco.

Ya nadie habla de recuperar la categoría competitiva, e incluso se insinúa la posibilidad de que, en poco tiempo, sólo Cannes retenga el privilegio de discernir premios oficiales. El futuro del festival de San Sebastián está en sí mismo, en sus posibilidades de mantener el interés, y no en los despachos de la FIAPF.

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