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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El periodista en el proceso de comunicación

Que ningún periodista en activo -sobre todo aquellos que ya lo eran antes de iniciarse la transición al nuevo régimen- se asuste porque un profesor universitario se atreva a llamarles «operadores semánticos», «codificadores» o simplemente «comunicadores públicos». José Luis Martínez Albertos, catedrático de Redacción, periodista durante muchos años, utiliza estos términos (que por lo demás ya han sido acuñados por otros estudiosos extranjeros) porque se presentan como instrumentos lingüísticos modernos y eficaces para el análisis del elemento humano que está en el centro del proceso del tratamiento de la noticia: el periodista.Existen, en el oficio de «comunicador público», dimensiones con graves repercusiones en el cuerpo social de destinatarios de la información que son quienes consumen el producto que el periodista valora, filtra, «empaqueta» y distribuye. Martínez Albertos comienza analizando en su libro la parte más teórica de estas dimensiones; es decir, la posibilidad y naturaleza de la objetividad informativa.

José Luis Martínez AIbertos

La noticia y los comunicadores públicos. Editorial Pirámide, Madrid, 1978.

La objetividad en la noticia como puro y simple reflejo de la realidad no existe, es evidente, pero en el estudio científico del mensaje informativo sí que hay que analizar y valorar en relación con el fraude o no fraude al lector las militancias políticas, las tentaciones ácratas, la «intencionalidad» y la carga de incitación de los mensajes y las circunstancias sociológicas y técnicas en las que se desarrollan la labor de los periodistas.

El autor estudia los grados de posible objetividad informativa por lo menos desde tres perspectivas distintas: primero, desde el contexto social, político y económico dentro del cual se procesan y se difunden los mensajes; segundo, desde el mensaje mismo; es decir, que se cumplan en él una serie de requisitos técnicos y profesionales (comprobación, veracidad de los hechos ... ), y tercero, el tratamiento lingüístico del mensaje, que debe tender a ser denotativo y despersonalizado, con clara distincíón entre lo que es información y lo que es opinión y de lo que es estilo periodístico y estilo literario. De esta manera la objetividad se mide no tanto por la transmisión fiel de lo que ocurre, sino por la utilización de un hecho y de un estilo comunicativo transparente, abierto, con el mayor número de claves posibles, a la interpretación del lector.

Entendimiento del nuevo periodismo

En una segunda parte, Martínez Albertos, con un acertado sentido de la realidad, analiza las tendencias y corrientes que pueden contribuir al entendimiento del llamado «nuevo periodismo». Originalmente el «nuevo periodismo» es un fenómeno norteamericano, aparecido en la segunda mitad de la década de los años 60, que refleja a pesar de su a mericanismo, comportamientos antiguos, muy peculiares del periodismo europeo.El nuevo periodismo no es sólo la «novela sin ficción» (the new non fiction) de Capote, Mailer y sobre todo de Tom Wolfe, quienes construyeron un fenómeno de dimensiones novelísticas y artísticas. De acuerdo con este esquema, «el periodista es sobre todo un artista que recrea la realidad con relatos muy parecidos a los novelísticos, con una técnica mixta, entre literaria y reporteril, que sirve para completar subjetivamente todo aquello que el trabajoso reporting no puede proporcionarle ».

El nuevo periodismo es también -y ésta es la versión que defiende Martínez Albertos- el periodismo explicativo-interpretativo (noticias significativas dentro de su contexto), el periodismo de investigación y el periodismo de precisión (periodismo en profundidad y especializado).

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