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Callaghan quita hierro a las declaraciones del mariscal Cameron

El primer ministro británico, James Callaghan, atajó ayer en el Parlamento la posibilidad de una seria crisis política, al señalar que las polémicas declaraciones del jefe de Estado Mayor en Pekín «no alterarán de ninguna manera las relaciones del Reino Unido con la Unión Soviética o la República Popular de China».

Callaghan quitó hierro al tema, diciendo que los puntos de vista del mariscal Cameron habían sido mal interpretados y que, en cualquier caso, las declaraciones del supremo jefe militar británico carecían de toda connotación oficial, por haber sido formuladas «espontáneamente», en respuesta a preguntas de los mandos chinos de la división acorazada que visitaba.

El mariscal Sir Neil Cameron, que visita oficialmente China, calificó a la Unión Soviética de «enemigo común» de la República Popular y de Gran Bretaña, e instó a una estrecha relación chino-británica en materia de carros de combate, para hacer frente a la «amenaza soviética» en este terreno.

Sus declaraciones han tenido un gran eco en los medios políticos británicos, donde, en general, se considera que constituyen una intervención militar sin precedentes en la política exterior del país.

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