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XXV Festival de Cine de San Sebastián

El amigo del hombre

Con el último filme de Antonio Isasi ha iniciado el Festival de Cine de San Sebastián su versión número veinticinco. La película narra la aventura de un hombre y un perro que le persigue, a través de una República suramericana dominada por un dictador. Como puede comprobarse, una historia bastante conocida si hacemos excepción del viejo amigo del hombre, en este caso enconado y pertinaz enemigo.

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El filme se inicia de modo muy brillante, tal como su realizador acostumbra, en un alarde de buen ritmo y Montaje, masa medida que la acción avanza y, según personajes y acontecimientos se van acumulando, la poca novedad en el desarrollo y la insistencia en volver sobre la persecución del animal, unas veces justificada y otras no tanto, acaban por hacer que el filme resulte monótono y el público deje de interesarse por la suerte del protagonista como, en toda la parte primera.Pues una historia, aunque sea de aventuras como ésta,, plantea siempre el viejo problema de la verosimilitud y aquí se abusa, no sólo de la presencia, la inteligencia o la agresividad del animal, sino también de personajes tópicos ya conocidos en multitud de ocasiones y películas, sin añadir nada de original y que se expresan además en perfecto castellano, un castellano que incluso en los exabruptos nos recuerda al que solía escucharse a cierto nivel y entre nosotros hace años.

Un lenguaje tan rico y vivo como el que puede escucharse en cualquier República suramericana se halla ausente aquí, en este filme que pretende interesarnos en una supuesta aventura revolucionaria. La verdad es que lo consigue en contadas ocasiones.

"Tanase Scatiu"

Filme rumano presentado a concurso, no es de las peores películas traídas aquí por los países socialistas,. proveedores habituales de los certámenes españoles. Tampoco es de las mejores, por supuesto. Se mantiene en una discreta medianía, con su consabida carga moral y social en la que aflora, sin embargo, de cuando en cuando, alguna desvaída estampa a lo Chejov, en la que reconocemos la vieja y alta burguesía de provincias con sus mujeres sin voz ni voto a la hora del matrimonio, sus adolescentes que suenan con un viaje a París, y sus ancianas, que olvidan tiempos mejores ante una copa de aguardiente.La historia -larga historia que se nos narra no cuenta nada demasiado original. El personaje principal que da nombre al filme es una especie de cacique rural del 900, cuyo único afán es medrar aún a costa del matrimonio, aun a costa de sacrificar a su mujer a la que desdeña, como a sus campesinos o a sus perros.

Misterio y fábula

Con Círculo cerrado Gran Bretaña nos lleva a otro país también habitual para los aficionados al cine, sobre todo desde hace algunos años. Aquel en que se mueve la fantasía paralelamente al miedo, en el que cierta poesía y un inquieto temblor se mezclan de forma un tanto refinada.Richard Lonnraine, realizador de televisión, ha llevado a cabo ante todo un ejercicio de estilo dentro del género, recreándose y recreándonos con la excelente fotografía de Peter Hannan, sin cuya labor el resultado final del filme sería muy otro. El y Mia Farrow sacan adelante una historia que es la búsqueda de la clave de un drama entre niños sucedido hace años y que en cierta manera revive con acento trágico. Eficazmente interpretada, ambientada y dirigida, no va más allá de un excelente juego de intriga y misterio, en el que abundan todo tipo de recursos que el director, a pesar de su juventud, parece dominar a la perfección y lo que es peor, hallarse dispuesto a utilizarlos a menudo.

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