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El Barça da pena en Granada

El conjunto de Valverde, incluso con la entrada de Messi, no da pie con bola y ofrece de nuevo una pésima imagen como visitante

En foto, Messi se lamenta en los últimos minutos del partido. En vídeo, declaraciones del entrenador del FC Barcelona, Ernesto Valverde.Vídeo: MARCELO DEL POZO / EFE
Ramon Besa

El Granada va como un tiro y no se mueve el Barça. No juegan, ni marcan ni respiran los azulgrana cuando salen del Camp Nou. Han empeorado seriamente desde su estreno en San Mamés y ya cuentan ocho derrotas desde su último triunfo el 23 de abril, día de Sant Jordi, en la cancha del Alavés. No se corrigen con el paso del tiempo, con el cambio de temporada, ni siquiera con los fichajes, tampoco con la vuelta de Messi. No se recordaba nada igual desde la temporada 1994-1995. La Liga parecía aguardar al 10 para arrancar y ni con el capitán mejoró el Barça. El equipo de Valverde descuenta puntos sin parar y sin remedio, esperpéntico en Granada.

El partido ya comenzó sin Messi y un gol en contra para el Barça. Aturdido Lenglet, golpeado por Puertas, el Granada salió rápido por el costado derecho, se equivocó Junior, tampoco acertó Piqué y remató Azeez. La jugada fue tan permitida por los azulgrana como por el árbitro y el VAR. Aunque pareció falta, el colegiado no apreció infracción, el Granada tampoco detuvo el juego y la hinchada cantó con ganas el 1-0.

No es sencillo arbitrar al Granada, un equipo que tiene mucho carácter, de pierna fuerte, fútbol físico e intimidador, más intenso y revolucionado que el pusilánime Barcelona. El contraste era tan manifiesto que en cualquier caso nadie reparó en las decisiones controvertidas de Cuadra Fernández. Lenglet se dolía del hombro, no sabía defender Junior, tampoco enganchaba De Jong y hasta se cayó malherido Luis Suárez. El futbolista del partido era Antonio Puertas. El Barcelona de Los Cármenes era más pálido incluso que el de San Mamés y el de El Sadar por más cambios que hiciera Valverde. La humillación fue mucho mayor que en Bilbao.

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Los barcelonistas no tuvieron mando ni control, a remolque del marcador y del rival como ya es su costumbre, planos y sin profundidad, reiterativos en las concesiones defensivas y sin una sola ocasión porque no llegaban los medios y no aparecía Griezmann, desconectado del encuentro y de Luis Suárez. El choque se jugaba tal y como quería el Granada, excelente en la estrategia, puñetero en sus entradas en la cancha contraria, desequilibrante Machis.

Alcanzado el descanso, el Barça no había ganado ni un solo duelo individual ni alcanzado el área de Rui Silva. No está para competir en el cuerpo a cuerpo ni tampoco tiene finura ni velocidad para generar dudas en los equipos organizados y trabajados como el Granada. Ante la falta de continuidad en el fútbol barcelonista, los locales sabían cuando había que interrumpir la contienda y en qué momento se imponía acelerar hacia Ter Stegen. “¡Sí se puede!”, coreaba la hinchada.

A Valverde no le quedó más remedio que intervenir después de que las rotaciones obligadas por la llegada de la Champions favorecieran a Rakitic, Sergi Roberto y Junior, titular por la lesión de Alba, mientras descansaba Busquets. Los señalados fueron Junior y Carles Pérez. Ya con Messi y Ansu Fati, junto el tridente, empezaba un nuevo partido en Los Cármenes. Jugaba el Barça con doble pivote —Rakitic y De Jong—, Ansu Fati a la izquierda, Griezmann en la derecha y el 10 como enganche en un 4-2-3-1.

Messi tiró de su equipo hacia Rui Silva, reculó el Granada y hasta Soldado se puso tan fiero que le cambió Diego Martínez. Los azulgrana ganaron presencia en ataque mientras cedían metros en su campo para las contras del Granada. Quedaba parado un encuentro más abierto y propicio aparentemente para futbolistas de sangre caliente y pulmones como Arturo Vidal o así le pareció a Valverde. El chileno pedía cancha y nada más salir le dio un manotazo al balón: consulta con el VAR, penalti y 2-0.

El gol de Vadillo fue tan cruel para el Barça como agradecido para Los Cármenes. No tuvieron respuesta los azulgrana y se exhibió el Granada. El plantel de Diego Martínez rebosa salud: ya suma 11 goles y tres puntos más que el Barça: 10, igual que Sevilla (con un partido menos) y Atlético. Y los equipos que le ponen ritmo a los partidos desfiguran al Barça. Nadie da pie con bola, convertido el grupo azulgrana en un almanaque de malas noticias, sin más gracia que Ansu Fati. Ya no vale el juvenil como excusa ante la falta de liderazgo y personalidad, y sobre todo del desgobierno en el Camp Nou. No se sabe qué pretende el técnico mientras aumenta la degradación del equipo, desnortado, falto de atrevimiento y de rebeldía, sin que se sepa distinguir ya entre jugadores nuevos y viejos, todos de pena en Granada. Hay derrotas imperdonables, pocas como la de Los Cármenes.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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