El Atlético no quiebra al Celta
El equipo de Simeone, sin desequilibrio, y el de Escribá empatan en un partido de poco juego y ocasiones
El fútbol es equilibrio. Pero también desequilibrio. Y como de esto tuvo poco el Atlético, el Celta le levantó un punto del Metropolitano (0-0) con orden y temple que le rebaja en la persecución del liderato. Sin descomponerse, con la pelota como arma defensiva cuando la tuvo, el equipo de Escribá destapó la espesura rojiblanca para producir juego ofensivo del que hace pupa.
Por estas fechas, el calendario obliga a Simeone a disponer la primera gran rotación de la temporada. Siempre es curiosa, porque una ofrece una visión de lo que su ojo aprecia tras los primeros compases de las competiciones oficiales. Quién está y quién no está o quién de los nuevos tendrá su primera gran oportunidad desde el inicio. En esta ocasión fue la pareja procedente del Oporto, el central brasileño Felipe y el volante mexicano Héctor Herrera, que ante la Juventus protagonizó un cuarto de hora de decir "aquí estoy yo, juego así y el equipo conmigo en el campo juega asá".
Entre las ausencias, por rendimiento, chirrió la de Vitolo, en un día en el que no estaba Lemar por lesión. Optó Simeone por Correa, al que necesita volver a meterle en el redil. No para ser titular, pero sí para que cuando eche mano de él sea ese futbolista chisposo que puede hacer una jugada de más, aunque muchas veces haga una o varias de menos.
Si la suplencia de Vitolo es ruidosa, la no convocatoria de Llorente es un trueno por las expectativas que se habían generado con su llegada. El mediocentro fichado del Real Madrid para suplir la sensible ausencia de Rodrigo por una cifra cercana a los 40 millones de euros ni se vistió. Su caso describe una curva descendente y gradual en cuanto a trascendencia en los planes de Simeone. De momento, no hay encaje.
Con ese once trufado de novedades, el Atlético hizo suyo el primer cuarto de hora. Apoyado en la presión alta, encajonó al Celta, que tardó en sacar el cuello y se vio sometido a una cascada de ataques que paró con faltas y saques de esquina. Territorio ideal para el guante de Trippier. A la primera falta lateral a la que imprimió una comba venenosa, Rubén tuvo que hacer un despliegue de reflejos para levantar la pelota por encima del larguero con un manotazo.
Pasado ese arranque impetuoso del Atlético, el gobierno se lo quedó el Celta jugando a pelotas seguras. Con Rafinha como eje de la circulación y marcador de los tiempos, Okay de escudero aseado y Denis Suárez para algún baile, sometieron al equipo de Simeone y le obligaron a correr en campo propio tras la pelota. Al paso de Rafinha ysus pases de seguridad se difuminaron los rojiblancos durante un buen tramo del primer acto.
Entraron los futbolistas de Simeone en una de esas fases donde las cuestiones se disparan. Malo que las mejores intervenciones de João Félix, ya fuera en la derecha o en la izquierda, sean en defensa. Malo que el volumen de juego del chico esté más relacionado con el quite que con la creación y el desequilibrio. Necesita más balón y juega en un equipo donde no es primordial. Malo que la grada discuta ya abiertamente con algo más que murmullos la condición de intocables de Saúl y Koke o que pidiera a Vitolo cuando Correa se aturullaba. El caso de los dos canteranos apunta ya a su especialización como pegamento físico del equipo. Son los guardianes del equilibrio a fuerza de hacer kilómetros. Un zurdazo de Lodi, de nuevo bien despejado por Rubén, devolvió al Atlético un mando insulso hasta el descanso.
El arranque deparó más dominio ralo de los rojiblancos, pese al intercambio de posiciones entre João Félix y Correa. El duelo siguió en la misma espesura de fútbol poco dañino que eliminaba a los delanteros de uno y otro equipo. Fue reseñable el anonimato de Diego Costa, Santi Mina y Iago Aspas. Un arranque corajudo de Koke culminado con otro disparo para otro vuelo de Rubén como única alerta o avisaron a Simeone de que debía mover el árbol. El meneo confirmó el inmovilismo del entrenador con Koke y Saúl. Herrera y Correa fueron los sacrificados para dar entrada a Thomas y Vitolo.
Al otro lado, Escribá metió acero con Pape Cheikh por Okay y cambió desborde por desborde con Brais por Denis Suárez. Poco se alteró el panorama y Simeone apostó por la doble punta con Morata y mandando al banco a João Félix, que se marchó aburrido. A Morata le faltó medio flequillo para enganchar una rosca de Lodi, que se convirtió ya en la única amenaza seria rojiblanca. Fue el Celta el que fabricó la ocasión más clara en todo el segundo tiempo. Fue en una buena maniobra de Santi Mina, que filtró un pase para Brais al que Oblak le ganó en el mano a mano. A partir de ahí ya solo hubo empuje del Atlético, pero solo eso.
Diego Costa se olvida del juego limpio
Terminado el partido, los jugadores del Celta recriminaron a Diego Costa que no devolviera el balón en un saque de banda, tras echar la pelota fuera los jugadores del equipo vigués porque Hugo Mallo estaba en el suelo. En el primer tiempo, el equipo de Escribá sí devolvió el balón al Atlético cuando lo echaron fuera porque Lodi se quedó tirado en la hierba. “Me salí rápido del partido, no vi nada de lo que pasó”, dijo Diego Pablo Simeone, que luego echó un capotazo al hispanobrasileño. “Su actitud para nosotros es la vida”, le defendió el técnico rojiblanco, que demandó un ataque más convencido para su equipo. “Hay que subir la intensidad ofensiva. El gol llega por el efecto de la rabia de querer hacer gol”, concluyó el entrenador argentino.
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