_
_
_
_

Un ‘Guernica’ para Bagdad

El artista iraquí Hanoos Hanoos sueña con poder exponer su obra en su país

El pintor Hanoos Hanoos, en su casa estudio de Madrid.
El pintor Hanoos Hanoos, en su casa estudio de Madrid. SAMUEL SÁNCHEZ

El estudio-vivienda de Hanoos Hanoos (Kufa, Irak, 1958) está repleto de pinturas. Embaladas, a medio empaquetar o en plena producción, ocupan su vivienda madrileña. En las que están descubiertas, se ven figuras agrupadas, enmarcadas en formas geométricas con predominio de rojos, azules y amarillos. La mayor parte pertenece a series que nunca da por terminadas, como Hilos de luz. Otras forman parte de Bagdad, una composición de 60 cuadros que juntos forman lo que muchos expertos consideran un grito contra la guerra de Irak, una versión oriental del Guernica de Picasso y que el artista sueña con poder exponer en su país.

Más información
Todas las culturas en un mismo techo
Postales desde Doha
Retazos de otros países en Madrid

Hanoos Hanoos vive en Madrid desde 1981. Sadam Husein había tomado el poder dos años antes y Hanoos aprovechó la primera oportunidad para escapar. “La noche que traspasé la frontera fue la más feliz de mi vida”, recuerda. Hijo de una familia de clase media que le permitió estudiar Bellas Artes en Bagdad, cuenta que su nombre es Mohammed Hanoos, pero en España decidió registrarse como Martín. Finalmente, optó por quedarse con el apellido y repetirlo, una palabra que significa cabeza de serpiente. Antes de marcharse de Irak participó en varias muestras colectivas. “No parecía o no éramos conscientes de que Sadam Husein iba a atacar de aquella manera a la oposición, a sus propios compatriotas. Se volvió una bestia”.

Musulmán convencido, los recuerdos que tiene de su llegada a España son inmejorables. “Eran los comienzos de los años ochenta, Madrid estaba en plena movida y todo lo de fuera era bienvenido. En la universidad me convalidaron Bellas Artes y me puse a pintar y a dar clases”.

A lo largo de los años que lleva con pasaporte español ha notado algún rechazo, sobre todo en los últimos tiempos, aunque no le da importancia. “Entiendo que es un problema de preparación cultural. Cuando oigo algún comentario, mi cabeza lo rechaza. Es como si no lo oyera porque lo importante es la actitud general, y de esa no tengo ninguna queja”.

La única bandera política que enarbola Hanoos es la de la paz. “Soy un pacifista cuya única patria es el arte. Así fue antes de venir y así sigue siendo. Lo que me rompe por dentro es la crueldad y la violencia. Tiemblo cuando me llegan noticias de mis seres queridos y cuando veo las imágenes de tanta guerra sin sentido”.

En una de estas imágenes de violencia está el origen de su serie Bagdad. En una fotografía de prensa tomada durante la invasión de EE UU, al primer golpe de vista, creyó ver el rostro de su madre entre los muertos. “No era ella, pero el terror estaba ahí y sentí la obligación de hacer la serie, de hacer algo aunque estuviera fuera”. Realizó 60 pinturas, 80 bocetos y 1 vídeo. Los dos ejes principales de la composición son el cuadrado (alusión a la mezquita) y la ornamentación, donde el dibujo es caligrafía. Aunque sean figuras, cada una de ellas es una letra. El fuerte colorido siempre atravesado por negro contiene manchas que podrían ser figuras, aunque no se perciben nítidas, como sí se puede ver en otros trabajos, donde reproduce desnudos.

Su tesis doctoral trató precisamente de demostrar que el islam no prohíbe la representación humana. Explica que basó su investigación en la obra del pintor iraquí del siglo XIII Al Wasiti. El libro se publicó en 2002, cuando la tensión contra quienes se atrevían a hacer cualquier referencia física a Mahoma inició una escalada imparable. “El Corán prohíbe la reproducción directa de una persona, no la interpretación que de ellas puedas hacer tú. Y siempre, en el arte, toda figura está reinterpretada por los ojos del artista”.

Su obra Bagdad ha sido ya expuesta en la Casa Árabe, en Madrid, y en otros espacios museísticos, pero su ilusión es que se vea en el lugar que ha inspirado la pieza, porque significará que hay alguna esperanza de normalidad. “Cuando cayó Sadam, tuvimos esperanzas. Pero EE UU no supo salir del país. Lo dejó en el caos. Saben invadir, pero no retirarse”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_