Leonardo DiCaprio, ha llegado tu hora
El actor gana por fin su ansiado Oscar tras cuatro nominaciones infructuosas
La historia la contó así George Clooney en 2013: pachanga de baloncesto en Cabo San Lucas, la ciudad turística de la California mexicana. A un lado Clooney y sus amigos. Años y años de jugar juntos al baloncesto. No son el actor y otros, sino que George es uno más. Al otro, Leonardo DiCaprio y su corte. Aquí sí hay clases: el séquito se comporta como tal. Leo es el más grande, Leo es el mejor. El partido empieza y la paliza que le mete el equipo de Clooney al de DiCaprio es de órdago. Algo que no se refleja en cómo se comportan los amigos de DiCaprio, que siguen como si ganaran de calle liderados por una estrella rutilante. “La discrepancia entre el partido y cómo hablaban ellos del partido me hizo pensar sobre la importancia de que en tu vida haya alguien que te diga las cosas como son. Y no estoy seguro de que cerca de Leo haya alguien así”.
Esta noche Leonardo DiCaprio (Hollywood, 1974) compite por sexta vez por el Oscar: cinco como actor y otra más como coproductor de El lobo de Wall Street. Se lo mereció en 2005, cuando encarnó con crudeza a Howard Hughes, el multimillonario que terminó encerrado loco en un hotel de Las Vegas en The Aviator. En aquella edición se lo arrebató Jamie Foxx por Ray. Antes había competido por ¿A quién ama Gilbert Grape? (1994) —uno de sus pocos papeles secundarios—, y posteriormente volvió con Diamantes de sangre y El lobo de Wall Street. La Academia ha disfrutado durante décadas haciéndole feos: a lo anterior se suma, por ejemplo, que no lo nominaran con Titanic. En realidad, de DiCaprio solo habla con cariño Kate Winslet, su compañera en la superproducción de James Cameron y en Revolutionary Road, y con respeto sus directores, cineastas de renombre como Martin Scorsese, Clint Eastwood, Christopher Nolan, Baz Luhrmann y ahora Alejandro González Iñárritu, su director en El renacido. Si alguien con quien se puede comparar es con el futbolista Cristiano Ronaldo: el actor es bueno, buenísimo, pero en cambio no es muy querido por el gran público y no ayuda a ello algunos de sus gestos, como su mirada de asco y desprecio a Lady Gaga en los últimos Globos de Oro.
En realidad, ha habido estrellas que han tenido que esperar más años para ganar el Oscar (Al Pacino, Paul Newman) y algunas nunca lo obtuvieron: Barbara Stanwick, Greta Garbo, Kirk Douglas —le dieron uno honorífico—, Cary Grant… De los actuales, Tom Cruise, Johnny Depp, Liam Neeson, Gary Oldman, Ian McKellen, Glenn Close o Ralph Fiennes nunca han agradecido la estatuilla de Hollywood porque nunca se la han llevado. Así que DiCaprio no está solo en el club de “Intérpretes que no te creerías que nunca han ganado el Oscar”.
El estadounidense no ha hecho más de 30 películas; en sus inicios sí trabajó en diversas series de televisión como Rosanne, Los problemas crecen, La nueva Lassie o ¡Dulce hogar… a veces! Hoy ya no tiene ni necesidad ni prisa. Más interesado se muestra por todo lo que concierne al medio ambiente: a través de sus mensajes avisando del cambio climático, y de los documentales producidos por su empresa Appian Way. Él mismo ha hablado ante la ONU o participado en la COP21, la conferencia que en diciembre reunió en París a los gobernantes mundiales para lograr un acuerdo que parara la destrucción de la Tierra. En cualquier entrevista, DiCaprio aprovecha para colar un mensaje ecológico, y suena a auténtico.
Tanto como su pasión por las rubias de medidas de pasarela. Como le soltaron Tina Fey y Amy Poehler en unos Globos de Oro: “Y ahora, como vagina de supermodelo, demos una calurosa bienvenida a Leonardo DiCaprio”. La lista es larga: Bridget Hall, Naomi Campbell, Kristen Zang, Amber Valleta, Bijou Phillips, Gisele Bündchen, Eva Herzigova, Bar Refaeli, Erin Heatherton, Toni Garrn, Kelly Rohrbach… Eso sí, ya no es el fiestero de finales de los noventa. Y el rodaje de El renacido fue todo excepto una fiesta, con condiciones infernales de frío y riesgo de hipotermias.
Cuando esta noche Julianne Moore abra el sobre y anuncie que DiCaprio ha ganado el Oscar, habrá movilizaciones en varias ciudades españoles para celebrarlo, se acabará el cachondeo con el videojuego Red Carpet Trampage que escenifica en formato arcade (los videojuegos clásicos de la década de los ochenta) el camino del actor para conseguir la estatuilla. Probablemente, se hará justicia. Y sobre todo, habrá un resoplido de alivio del mismo DiCaprio: adiós a la maldición.
Babelia
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