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Juicio sumarísimo al cura pederasta

'Spotlight’ recrea la investigación de ‘The Boston Globe’ de abusos sexuales contra niños

Tommaso Koch
Mark Ruffalo (centro) y Stanley Tucci, ayer, en la lancha que les condujo hasta la gala de estreno de 'Spotlight' en el Lido.
Mark Ruffalo (centro) y Stanley Tucci, ayer, en la lancha que les condujo hasta la gala de estreno de 'Spotlight' en el Lido.jacopo raule (gc images)

Algunos periodistas italianos todavía no se lo creían. Tanto que uno se lo preguntó al director, Thomas McCarthy:

— ¿Es consciente de lo que supone estrenar justo en Italia su película?

El cineasta sonrió. Resulta que era precisamente uno de los países donde más quería proyectarla. Aquí, en la patria del Vaticano, McCarthy ha traído uno de los mayores ataques fílmicos contra la iglesia católica que se recuerden. Se titula Spotlight, refleja la investigación real del rotativo estadounidense The Boston Globe que destapó en 2002 cientos de casos de curas pederastas y se estrenó ayer en el festival de Venecia, entre aplausos y fuera de concurso.

“Cuando empezaron a investigar sabían que se trataba de algo importante, pero no creo que imaginasen el alcance que tendría”, aseguraba McCarthy en un encuentro con periodistas internacionales, en alusión a los cuatro reporteros originales. El caso arrancó con apenas un cura sospechoso y unas pistas tambaleantes. Pero acabó en un escándalo de abuso de menores que mostró la implicación de hasta 249 eclesiásticos tan solo en la archidiócesis de Boston y llevó a la cárcel a varios de ellos.

Durante meses, un equipo de investigación de The Boston Globe se volcó en lo que mejor se le daba: el periodismo. Los redactores rastrearon archivos, entrevistaron a víctimas, contrastaron testimonios y buscaron respuestas a por qué tantos curas habían sido trasladados en silencio de una parroquia a otra. En definitiva, lucharon contra el oscurantismo de la Iglesia y de quien quería mirar hacia el otro lado, de quien habló de “unas pocas manzanas podridas”

Los sabuesos del Globe sortearon incluso el episodio del 11-S, que les obligó a interrumpir su investigación para contar otra gran tragedia nacional. Finalmente, dieron con documentos que probaban la traición más cruel de los hombres de Dios a sus pequeños fieles.

La caja de Pandora se abrió el 6 de enero de 2002, con el primer artículo firmado por Michael Rezendes, al que siguieron hasta 600 piezas periodísticas del Globe y un premio Pulitzer. Con un efecto contagio tan típico de las religiones, las denuncias se multiplicaron en EE UU y en el mundo.

Cuando empezaron a investigar sabían que se trataba de algo importante, pero no creo que imaginasen el alcance que tendría” Tom McCarthy, director

Como una serie de muñecas rusas al revés, la película siguió un proceso idéntico a la investigación: la historia no paraba de ampliarse. Solo la escritura del guion requirió años y el proyecto estuvo en vía muerta tres veces —en palabras de McCarthy—: nadie quería financiar una producción que iluminara el lado más oscuro de la Iglesia. “Hay cartas de gente diciendo: ‘Querría seguir siendo católica pero habéis violado a siete de mis hijos. ¡Ayudadme!”, relata McCarthy. O, como explica una de las víctimas en la película sobre por qué no se rebeló: “¿Cómo se puede decir que no a Dios?”.

El cineasta y el reparto (Mark Ruffalo, Rachel McAdams, Michael Keaton, en su regreso tras Birdman, entre otros) pasaron meses reuniéndose una y otra vez con los redactores de Spotlight y con cualquiera que tuviera algo que ver con la historia: víctimas, abogados, curas, jueces… “Buscamos todas las perspectivas posibles”, agrega el director.

Altas exigencias

“Las exigencias eran altísimas. Interpretas a gente real, cuentas una historia con muchas víctimas, y encima va en contra de una de las instituciones más relevantes del mundo”, explica Ruffalo, que se mete en la piel de Rezendes. “A veces actuar es como el periodismo, como un reportaje: tienes que saber todo del personaje, cómo piensa, qué comería, qué música escucharía. Al principio de mi carrera pasaba casi más tiempo en la biblioteca que en el escenario”, añade el actor.

En el fondo, McCarthy considera que Spotlight es también un monumento al periodismo “sólido y profesional” y al reporterismo local, en los tiempos de Internet, la globalización y la rapidez por encima de la calidad. Aunque lo cierto es que el director de la película utiliza otro término: “Testamento”.

Lejos de acabarse está el drama que cuenta esta película. McCarthy se muestra pesimista respecto al futuro de la iglesia, pese a confiar en las buenas intenciones del papa Francisco. De ahí que al final de Spotlight coloque una larga lista de ciudades con casos probados y una verdad que duele: el cardenal Law, que dirigía la iglesia de Boston durante la investigación y del que se demostró que conocía cuanto estaba ocurriendo, pagó un precio mínimo. Mientras sus pastores destrozaban la infancia de tantas pequeñas ovejas, él tan solo fue enviado a Roma. Y ahí sigue oculto. Aunque, desde ayer, ya no tanto.

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Sobre la firma

Tommaso Koch
Redactor de Cultura. Se dedica a temas de cine, cómics, derechos de autor, política cultural, literatura y videojuegos, además de casos judiciales que tengan que ver con el sector artístico. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Roma Tre y Máster de periodismo de El País. Nació en Roma, pero hace tiempo que se considera itañol.

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