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Sanlúcar: “No podemos hablar del flamenco solo a través de los versos”

El guitarrista abre el I Congreso de la Guitarra Flamenca de Córdoba

El guitarrista Manolo Sanlúcar.
El guitarrista Manolo Sanlúcar.Francis Vargas

“Del flamenco hay mucho por decir todavía. El flamenco ha sido explicado por los poetas y los aficionados, pero no por los músicos”. Así comienza a explicar Manolo Sanlúcar (Sanlúcar de Barrameda, 1943) la ponencia con la que abrirá este miércoles el I Congreso de la Guitarra Flamenca de Córdoba, que reflexionará sobre el momento actual del instrumento a través de conferencias, mesas redondas y conciertos con la presencia de grandes instrumentistas de las seis cuerdas como Gerardo Núñez, Tomatito o Cañizares.

El flamenco es una cultura que, a pesar de los versos, es fundamentalmente música. Un hombre con una guitarra se sienta en un escenario, toca por seguiriyas y no necesita de un cantaor para definir una seguiriya. En el flamenco, al musicólogo lo ha suplido el poeta. Eso ha sido válido hasta que la guitarra flamenca ha empezado a preocuparse por la armonía, un concepto musical que es el que ha dado grandeza a la música en Occidente. La guitarra flamenca, que no tenía ni idea de armonía, se preocupa de ese concepto a partir de mi generación, en la que está conmigo Paco de Lucía o Serranito. Una generación que tiene una inquietud especial por esos valores musicales, por la polifonía…”, comenta Sanlúcar, que puede presumir de ser el único guitarrista flamenco con un Premio Nacional de Música. Dice que el problema viene “cuando hay que transmitir la música con la palabra, y se prefiere recurrir a los versos antes que a la teoría musical”, y va a destinar su ponencia no a hablar de la complejidad de la armonía musical a un grupo selecto de músicos entendidos. Su objetivo es “que el público entienda la grandeza del flamenco más allá de la poesía que llena los libros de flamenco que, sin embargo, no tienen ni un pentagrama”, y considera inconcebible que se hable “de música sin referirnos a la música”. “Como esto siga así, músicos de otros países van a tener que venir a enseñarnos a nosotros lo que significa la vertiente teórica y científica del flamenco”, comenta el también compositor, que sigue trabajando a pesar de haberse retirado de los escenarios en el verano del año pasado.

“Cuando un músico de fuera pregunta cómo es una seguiriya, la gente del flamenco le dice que para eso hay que nacer. Como si no hubiera que nacer para ser Bach, Beethoven o Stravinski”, dice el guitarrista, que se emociona al hablar de Paco de Lucía, más mediático y viajero que él, y al que considera una figura fundamental que ha llevado la guitarra flamenca por el mundo. Sanlúcar considera que para seguir con esa expansión y difusión del instrumento “hacía falta un congreso profundo” sobre el instrumento “en el que los músicos españoles tomen conciencia de lo que significa el flamenco, igual que lo han tomado en consideración músicos de muchas culturas distintas fuera de nuestras fronteras”.

Porque lleva con la guitarra desde los 13 años y va a cumplir 71, Sanlúcar se siente avalado para cargar contra la enseñanza de la guitarra flamenca que se hace en los conservatorios, como el de Córdoba. “Hasta hace muy poco no se ha llevado la guitarra flamenca a los conservatorios. Y eso que desde el final de la Reconquista ya comenzaron a abrirse los conservatorios en Andalucía. Nuestra música jamás ha sido admitida en los conservatorios, y ahora, que desde hace algunos años la guitarra clásica no produce tanto interés, estas escuelas han visto una manera de mantener el interés incluyendo la guitarra flamenca en el Conservatorio de Córdoba. Y para ello, la gente del mundo clásico que son los que gestionan allí la guitarra flamenca, emiten titulación sin consultar a la gente que ha puesto a la guitarra flamenca donde está. La gente que ha despreciado la guitarra flamenca es ahora la que imparte esa titulación.”, comenta dolido.

Tras una vida dedicada a este instrumento, al que adora y respeta porque es su eterno compañero, el guitarrista se muestra enfadado con la manera en la que se está gestionando la enseñanza de la guitarra flamenca desde las instituciones académicas. “Si yo pongo una escuela de guitarra flamenca, que soy el único guitarrista flamenco que tiene un Premio Nacional de Música, no puedo emitir un título. Y si quiero darlo, tengo que faltarme el respeto a mí mismo y someterme a que ellos me digan si yo soy digno de dar clases de guitarra o no”, comenta enfadado, y admite que su retirada hace año y medio no fue solo por terminar una obra en la que lleva enzarzado siete años, sino también como una protesta. “Me retiré de los escenarios, pero solo de los españoles. Si me llaman de fuera para dar un concierto, iré. He dejado de dar conciertos en España porque estoy en contra de esa idea de que, ahora que al fin ha llegado la guitarra flamenca a los conservatorios, los que llevamos con este instrumento toda nuestra vida y lo hemos hecho grande, nos hayamos quedado fuera. Eso es una felonía”, concluye el guitarrista.

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