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Reportaje:SOCIEDAD

Mamá se hace mayor

De los 15 a los 20 años, una niña se hace mujer. Noelia, además, ha criado a su hijo José Manuel. Cinco años después de habernos presentado a su bebé recién nacido, esta madre adolescente cuenta cómo ha sido la aventura de crecer juntos.

"Ahora no volvería a hacerlo. Si pudiera retroceder en el tiempo, volver cinco años atrás, ahora no tendría a mi hijo, y eso que es lo más bonito que me ha pasado nunca. Pero con 15 años todavía eres una niña, por más que creas que puedes con todo. Ahora me doy cuenta de que a esa edad no sabes nada. No supe llevarlo: ser madre y pareja al mismo tiempo", así piensa esta joven madre de 20 años que ya tiene un niño de cinco.

José Manuel le cambió la vida a Noelia ya desde antes de nacer. Esta chica morena, delgadita y muy guapa, de tan sólo 15 años, accedió a relatar, a los pocos meses de dar a luz a su bebé, a El País Semanal cómo se imaginaba su futuro como madre adolescente. Entonces su visión era muy romántica: pensaba que había encontrado a su príncipe azul y por eso, meses antes, quiso seguir adelante con el embarazo porque contaba con el apoyo del padre de la criatura y de las familias respectivas. Ya entonces, Noelia era consciente de que tenía que dejar de estudiar para cambiar pañales, pero no contaba con tener que refugiarse en casa de su madre, Loli, para poder salir adelante con el niño.

"Lo he hecho todo al revés. Ahora debería estar haciendo lo que hacen mis amigas. Si volviera atrás, no lo tendría"

José Manuel hizo abuela a Loli con 43 años aunque ella habría preferido no serlo tan temprano. "Si en su día Noelia me hubiera hecho caso, nos habríamos ahorrado muchos problemas. A mí me pilló de sorpresa las dos cosas: que estaba con ese chico y que estaba embarazada. Primero me contó la historia de una amiga que llevaba dos meses con un chico y se quedó embarazada, pero yo me di cuenta de que era ella y me lo confesó. Le aconsejé que abortara, pero ella no quería. Recuerdo que le dije: 'Tienes 15 años, te partirá la vida, tienes que dejar de estudiar, a tus amistades, eres una niña y no sabes nada de esa persona'. Ella me contestaba que él era bueno, que trabajaba y que sus padres ya lo sabían", relata hoy Loli, que todavía tiene la historia muy presente. Los padres de Iván y Noelia se reunieron y decidieron darles a los chicos todo el apoyo que estaba en sus manos para que la pareja lo intentara. Les dieron un piso y todas las facilidades para que se conocieran y aprendieran a ser padres, pero a los pocos meses la situación era insostenible.

Iván maltrataba a Noelia. La pegaba antes y durante el embarazo. De hecho, le provocó el parto con sólo seis meses de gestación, lo que motivó que José Manuel naciera con los pulmones inmaduros y haya tenido problemas de salud hasta hace un año. Pero Noelia no contó nada a su familia ni a sus amigos y reconoce que "lo justificaba constantemente porque al principio yo pensaba que si me pegaba era porque yo me lo había buscado. Soy muy contestona y tengo mala boca cuando me enfado, pero cuando tuve al niño me di cuenta de que no nos llevábamos bien y que no iba a funcionar".

Los episodios de violencia de género que sufrió Noelia no son ninguna excepción entre los adolescentes. Según un estudio realizado por la Fundación Mujeres y Victoria Virtudes para la clínica Dator en la Comunidad de Madrid, cerca del 30% de las mujeres que deciden abortar están insertas en relaciones en las que su pareja ejerce un control sobre sus relaciones externas. Noelia forma parte de este porcentaje: Iván no le permitía salir sola a la calle o ir a visitar a su familia. Se pasaba el día en casa cuidando del niño mientras él salía con sus amigos. Iván y Noelia se faltaban al respeto mutuamente y las discusiones eran constantes. Fue entonces cuando, tras cuatro meses de convivencia, Noelia decidió coger a su hijo y marcharse con lo puesto a casa de su madre aprovechando que Iván estaba fuera de casa. "Tarde o temprano lo íbamos a dejar. ¿Qué iba a durar, tal vez cinco años más, y que mi niño notara la separación? No estaba dispuesta a eso porque mis padres se separaron cuando yo tenía seis años y lo sufrí mucho. No quería que mi niño pasara por ello y decidí dejarlo cuando José Manuel tenía tres meses".

A partir de ese momento continuó el calvario en los juzgados hasta que Noelia consiguió una orden de alejamiento durante cuatro meses porque Iván la había amenazado en repetidas ocasiones y se negó a devolver el niño a su madre un fin de semana. El padre nunca ha pasado manutención a su hijo ni se ha hecho cargo de él, pero Noelia le escribe de vez en cuando para contarle cómo está José Manuel. La joven madre ha decidido enseñarle fotos de Iván a su hijo porque el niño "preguntaba mucho por su padre. Le decía papá a mi sobrino hasta que le hablé de su padre y el niño se puso muy contento porque él también tiene padre. Sabe que no lo ve más que en fotos porque vive lejos de aquí, pero habla con él por teléfono".

Noelia mantiene una relación de amistad con Iván y no le va a prohibir que vea a su hijo a pesar de todo. Quien no perdona a Iván es la madre de Noelia, que desde un principio pensó que "era un vividor, un fresco que iba a su aire y que nunca se ocupó de nada. Lo hemos pasado muy mal. Yo estoy separada, trabajando y sacando adelante a tres hijas y al niño, que de pequeño necesitaba una leche especial que nos costaba casi 50 euros cada tres días. Gastábamos alrededor de 300 euros al mes sólo en farmacia", se queja Loli.

Noelia ya no está enamorada de Iván y por el momento no piensa en encontrar pareja. Está decepcionada de los hombres y no se fía de ellos. Sus fuerzas las concentra en trabajar de dependienta en una tienda, pagar una parte de los gastos del piso donde viven con su madre y otros cuatro familiares más y disfrutar al máximo de su hijo. José Manuel ya va al colegio y es un niño muy alegre y travieso que demuestra adoración por su madre. Pero para Noelia no es fácil llegar a final de mes: "Ahora estoy ganando 528 euros y no da para todo. He estado pagando casi 80 euros de comedor cada mes para el niño, pero este año he pedido la subvención para libros y comedor. Necesito que me ayuden un poco porque no llego". Noelia estuvo muchos meses cambiando de trabajo hasta encontrar uno que le permitiera pasar más tiempo con su hijo porque se estaba perdiendo "lo mejor de ser madre".

"Recuerdo que mi madre, de bebé, se lo llevó un verano. Yo llamaba cada día. Un día fui a visitarle y le iba a preparar el biberón, cuando mi madre me dice que ya comía potitos. Me perdí muchas cosas, como cuando le salieron sus primeros dientes". Fue una etapa especialmente dura porque Noelia ganaba poco más de 450 euros y tenía que pagar 150 euros a unos vecinos para que se hicieran cargo de su hijo durante el día, ya que su madre, Loli, también tenía que trabajar como asistenta y no podía cuidar a José Manuel. Además, Noelia se enteró de que Iván salía con otra chica que tenía un hijo y que se había comprado un coche nuevo. Pero seguía sin hacerse cargo de su propio niño, y eso a Noelia le daba mucha rabia porque estaba sola con su crío, que todavía era un bebé.

Noelia tiene amigas de su edad que también son madres adolescentes, pero han tenido mejor suerte con el padre de la criatura y viven juntos. Pero a ella le apetece más estar con sus amigas de siempre que siguen solteras y hacen la vida propia de los jóvenes que no tienen compromisos más allá de los típicos de la edad.

"Mis amigas viajan a Benidorm o a Ibiza cuando quieren y salen todos los fines de semana. Disfrutan de su juventud. Se lo pueden permitir porque trabajan y no tienen obligaciones como las mías. Yo sólo los veo algunos fines de semana, pero no me dejan de lado; al contrario, siempre cuentan conmigo y con el niño. Me han demostrado que son amigos de verdad. Pero claro que se nota la diferencia. Sandra es mi mejor amiga y se está sacando su carné de coche, ahorra para comprarse uno y se va de tiendas. Yo, en cambio, no tengo un duro; entre la casa y el niño y no puedo seguir su ritmo. Tengo otras prioridades", admite resignada, pero con los pies en el suelo, la joven mamá. Noelia ha madurado en este tiempo, ha crecido muy rápido y ahora tiene las ideas muy claras.

Es una madre responsable y muy pendiente de su hijo, pero reconoce en sus amigas la vida que habría podido hacer ella en otras circunstancias. "Lo he hecho todo al revés. Ahora debería estar haciendo todo eso y luego ser madre. Si volviera atrás, no lo tendría". Esta joven mamá, que parece aún una adolescente por su físico, pero no por su discurso, añade que "tener a un niño es darle una educación y disfrutar de tu hijo. Y por muy mayor que me crea, con 20 años no le puedo dar la misma educación al niño que la que le podría dar con 36 años. Creo que es la edad justa para tener un niño".

Noelia echa de menos especialmente no haber terminado sus estudios, pero, como dice su tío abuelo Juan, que se considera el padrino del niño, "cuando el crío sea un poco mayor, Noelia podrá estudiar y hacer lo que quiera". Ella tiene esa espina clavada, pero es consciente de que ahora le toca vivir por y para su hijo. Sabía que corría un riesgo al no utilizar el preservativo, pero no se podía llegar a imaginar que le cambiaría la vida de esta forma.

Como recuerda su madre y abuela de José Manuel, "ellas no se dan cuenta hasta que están metidas hasta el fondo, no lo piensan. Pero luego dicen: qué razón tenía mi madre". Una madre que Noelia ha aprendido a valorar mucho más desde que tiene a José Manuel porque, dice, "cuando eres madre ves diferente a la tuya. A la madre la tienes siempre contigo, pero cuando tú también lo eres, entonces el sentimiento es mucho más fuerte".

Noelia ha aprendido mucho en estos cinco años, se ha hecho mujer y madre al mismo tiempo. Se perdió la adolescencia en tan sólo nueve meses y ahora su mirada ya no es tan inocente. Se lo cuestiona todo dos veces, sobre todo las relaciones de pareja: "Me he dado cuenta de que con 15 años ni te enamoras ni nada. Crees que va a ser para toda la vida, pero luego te das cuenta de que no es así".

Noelia, con José Manuel en brazos, a los pocos meses de dar a luz.
Noelia, con José Manuel en brazos, a los pocos meses de dar a luz.CARLOS SERRANO
Cinco años después, madre e hijo han dado el estirón.
Cinco años después, madre e hijo han dado el estirón.CARLOS SERRANO

Demasiado pronto

En 2002 se contabilizaron 22.498 embarazos en adolescentes de 15 a 19 años, y en 1997, el 11% de los casos se trataba de hijos no deseados, según las últimas estadísticas del Ministerio de Sanidad y Consumo. Cada año son más las jóvenes que se quedan encintas sin quererlo debido a un descuido o por no usar métodos anticonceptivos. Así, no es de extrañar que en el año 2004 se hayan administrado unas 600.000 píldoras del día después. Píldoras que sólo son efectivas si se toman en el plazo de 48 horas después de haber tenido una relación sexual de riesgo. De hecho, cada año aumenta en un 10% la venta de este método anticonceptivo de emergencia que se empezó a comercializar en 2001.

En esta línea, un estudio realizado por la Fundación Mujeres y la experta Victoria Virtudes para la clínica Dator de Madrid revela que un 31,33% de los varones no sólo no pone en marcha medidas anticonceptivas ni se responsabiliza de la prevención del contagio de enfermedades de transmisión sexual, sino que se opone expresamente al uso del preservativo en sus relaciones sexuales.

Consecuencia de todo ello es el hecho de que cada año aumentan las interrupciones de embarazo practicadas a menores de 19 años. En 2002, la cifra alcanzó 10.659 intervenciones. Otro dato a tener en cuenta es el incremento espectacular en los últimos 10 años de las adolescentes menores de edad inmigrantes que deciden abortar y que ya suman el 17% del total, según cifras de la experta en estudios sobre el aborto Victoria Virtudes, obtenidas en la clínica Dator de Madrid durante el año 2004.

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