Pedro Costa: "Ozu tiene mucho de los Sex Pistols"
El prestigioso realizador portugués presenta en España su película 'Ne change rien', su primer estreno comercial en España
Pedro Costa (Lisboa, 1959) se pasea a sus anchas por los Festivales de Cannes o de Venecia pero en España no se ha distribuido en salas comerciales ninguna de sus películas, según datos del ICAA. Sin embargo, este prestigioso y laureado realizador portugués se reconciliará con las salas españolas este mes de junio cuando se estrene su última producción, el documental , o no-documental, musical Ne change rien. Un proyecto nacido de la amistad con la actriz y cantante francesa Jeanne Malibar que tras cuatro años de minuciosa grabación se presentó ayer durante Les Rencontres Internationales que organiza estos días el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid . El País habló con Pedro Costa sobre su última producción, los clichés del rock y sobre un hipotético regreso al barrio de Lisboa que ayudó a poner en el mapa con películas como En el cuarto de Vanda o Juventud en marcha.
Pregunta: El título de su última película, Ne change rien (Nada cambia), podría sonar premonitorio para los amantes de sus películas...
Respuesta: Hay una cosa distinta. EL 80 % del metraje es música, o gente que hace música, o gente que ensaya música. Por lo tanto, con respecto al resto de las películas que no tienen mucha música, creo que no se parece a las otras. Aun que sí que creo que todas comparten un lado muy de laboratorio. En todas mis películas la gente está buscando algo. En Ne change rien, los músicos están delante de la cámara buscando sentimientos, palabras, emociones... y yo estoy detrás. Buscando, también, el cuadro, la iluminación...
P.: En ese trabajo "detrás", ¿cómo se acerca a la realidad?
R.: Jean-Marie Straub habla de sembrar y recolectar. Se va a grabar y después se tiene todo un material con el que después tienes trabajar... Para mí se trata de un trabajo muy cotidiano. El cine ya perdió el glamour, la variedad, los colores, de rodar cine, el circo del cine. Eso lo he perdido por completo. No me atrae para nada. Lo que intento es trabajar todos los días. Puede ser filmar, puede ser esperar.... Sé que es extraño decirlo pero creo que el cine se tendría que volver un trabajo no de 9 de la mañana a 7 de la tarde pero casi.
P. : ¿Qué ha recolectado en su último trabajo?
R.: Es un trabajo que surgió de la amistad con Jeanne Malibar. Es una película que nunca tuvo un contrato, que no tenía dinero y que financiamos de nuestros bolsillos. Íbamos con ellos desde 2005 hasta 2009. Por mi parte, lo que quería ver era sí el trabajo de un grupo de música, el batería, el guitarrista, la cantante, si eso era el modelo o la idea que yo tenía del cine. Tener a cuatro personas y movernos juntos para hacer cine. Ahora que veo la película, me doy cuenta que en efecto, son parecidos. Carece de todo lo que es deprimente del cine. Toda esa ausencia de tiempo o paciencia del que sufre. El cine es una actividad que requiere muchos sacrificios, no hay dinero, no hay tiempo.... con los músicos es distinto. Ellos esperan, insisten, corrigen, continúan... son mucho más resistentes... trabajan mucho más la relación con los otros miembros.
P. : Nada que ver con lo que se ve en los videoclips o los documentales musicales...
R. : Eso es lo que quería evitar. Mi idea fundamental, era no hacer un documental sobre la música. O por lo menos, no volver a hacer el típico rollo con bonus en el DVD o sobre un concierto... era pasar de eso. Quedarse con los músicos el máximo de tiempo posible. No para encontrarse con momentos inesperados pero para ver el trabajo en extenso. El rock creo que siempre tuvo una historia muy triste con la música. Sabes un chico que toma heroína y de repente aparece el rock y la cámara empieza a dar vueltas a cambiar de colores... es ese cliché de que el rock es la juventud peligrosa, drogadicta y peligrosa...
P. : ¿Y a qué cree que se debe esa falta de creatividad a la hora de acercarse a la música?
R. : Durante los setenta, para mí fue el descubrimiento de la música, del rock del punk, pero también del cine y de la política con la revolución en Portugal de 1974. Escuchaba a The Clash, The Buzzcocks... y si quería eso en el cine me iba a ver a Godard, o a Straub o a Ozu. Creo que Ozu tiene mucho de los discos de Wire o de los Sex Pistols... De repente, toda película que tenía rock, o una actitud rock, siempre caía en los peores clichés posibles.
P. :¿Y esos clichés cuáles son?
R. : Que todo es lo mismo. Es raro que algún nuevo cineasta guarde la razón de su película durante todo el metraje. Y eso es por un tema de producción. De limitación desde la producción. Hay que resistirse a eso.
P. :¿Para cuándo un regreso al barrio de Fontainha?
R. : Estoy ahí ahora mismo. Bueno ahora estoy en Madrid, pero vamos a intentar comenzar una película ahí en los próximos días y llegar hasta el invierno. Será una película de una hora.
P. : ¿Volverá a los personajes de las anteriores películas?
R. : No lo sé. Las películas cambian tanto. Creo que quiero trabajar otra vez con Ventura que es el protagonista de Juventud en Marcha y tendrá muchos niños ... pero ya se verá.
Babelia
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