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Reportaje:

'Kosovo, la última cicatriz de los Balcanes'

Juan Antonio Moreno se acerca en su primer documental al presente y al futuro de una región donde continúan abiertas las heridas

Patricia R. Blanco

Una mirada hacia el futuro, una esperanza en un Kosovo capaz de superar las pesadillas del pasado y caminar hacia un mañana en paz y una apuesta por el fin del nacionalismo exacerbado que ha sangrado los Balcanes en el siglo XX afloran en Kosovo, la última cicatriz de los Balcanes, el documental del joven periodista Juan Antonio Moreno Amador (Talavera La Real, 1982), que invoca a la neutralidad para profundizar en las raíces del último conflicto de la antigua Yugoslavia y que hoy se presenta a las 20.30 horas en la sala 2 de la Filmoteca Nacional.

La ópera prima de la productora No Estamos de Paso, que junto a Moreno integran Silvia Venegas Venegas, Tomás Guil Avilés y Guillem Ruisánchez, confluye en el tiempo con el punto álgido del proceso de autodeterminación de Kosovo, lo que la convierte en un testimonio básico para comprender las entrañas del enfrentamiento. El pasado 10 de diciembre concluyó el plazo de las negociaciones entre Belgrado y Pristina. La comunidad internacional aguarda la declaración unilateral de independencia por parte de Kosovo ante las posturas irreconciliables entre serbios, que no están dispuestos a perder lo que consideran parte integral de su territorio, y la mayoría albanokosovar, que sólo concibe un Estado independiente.

La complejidad étnica, religiosa, lingüística y cultural en Kosovo exige un acercamiento ecuánime que Juan Antonio Moreno y su equipo han respetado escrupulosamente. El Alto Representante de la Unión Europea para la Política Exterior y de Seguridad Común, Javier Solana; la representante del Gobierno kosovar, Ulpiana Lama; el presidente del Parlamento de Kosovo, Kole Berisha; el representante bosnio en Dobrusna, Julen Batirovic, o el representante egipcio, Aliga Hajrizaj, son algunas de las personalidades que aportan su particular punto de vista del conflicto.

Pero no es el único. Junto al discurso político, el documental ahonda en el sentir de las personas individuales que cada día edifican la nueva historia de Kosovo, si bien sus experiencias pasadas, en muchos casos desgarradores, dificultan la reconstrucción. La profesora serbia Vesna Malikovic es la voz de las minorías arrinconadas en el proceso de autodeterminación y la luz que abre las puertas de la reconciliación: "Podemos vivir todos juntos, una cosa son las personas y otra los políticos", afirma, aunque Moreno subraya la posibilidad de que las minorías abandonen Kosovo si culmina la independencia.

En una tierra que registra las mayores tasas de analfabetismo de Europa y donde el 75% de la población es menor de 30 años el futuro está en los jóvenes. El serbio Igor, el albanokosovar Liridor y la bosnia Senada analizan el estado de la cuestión desde su vivencia particular, que converge en un punto común: son locutores de radio. "Son tres jóvenes con una ilusión tremenda por crecer, por tener un futuro próspero en sus comunidades. Hacen un trabajo pequeñito, que es a la vez muy grande", estima Moreno.

Y a su lado, los niños. Niños serbios y albanokosovares, que acuden a escuelas diferentes y aprenden en lenguas distintas. Un sistema educativo que multiplica las desigualdades pero no destruye los sueños infantiles: todos ellos anhelan un futuro floreciente que permita cicatrizar la última herida de los Balcanes.

Un documental que se acerca al presente y al futuro de una región donde continúan abiertas las heridasVídeo: No Estamos de Paso

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Sobre la firma

Patricia R. Blanco
Periodista de EL PAÍS desde 2007, trabaja en la sección de Internacional. Está especializada en desinformación y en mundo árabe y musulmán. Es licenciada en Periodismo con Premio Extraordinario de Licenciatura y máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid.

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