Jarre y la fábrica de Casios
Si Obélix se cayó de pequeño en la marmita de poción mágica, Jean-Michel Jarre debió perderse una noche entera en la fábrica de Casio (intercambiable, por supuesto, por las marcas Roland, Yamaha, Moog, Korg). Bromas aparte, el rey de los teclados (en una rivalidad interminable, eso sí, con Vangelis, alias Blade Runner) presentó este martes en Madrid los 30 años de su gran éxito, Oxygène, un clásico de la música popular, un tema tarareable aun (pa-pa-ra-pa-pá y tal) en el siglo XXI. Y como lo concibió y preparó de manera artesanal en el comedor de su casa allá por 1977, Jarre quiere recuperar ahora aquella esencia de los viejos sintetizadores analógicos, él, adorador del Mac y las nuevas tecnologías. Por ello, repite en los directos con otros tres músicos (uno de ellos fue Dominique Perrier porque es imprescindible el uso de ocho manos para emularlo exactamente en vivo por sus ocho pistas) lo grabado para Oxigène: live in your living room (1997), una réplica de los orígenes.
Pese al ojo de la cara que costaba (precios entre 65 y 98 euros), Jarre, locuaz en inglés con traductora divertida (o se lo inventaba o mandaba repetir al jefe), casi llenó el Palacio de Congresos de la capital, símbolo de lo moderno, de la burbuja tecnológica que es cada vez más el presente y no el futuro. Ideal escenario para disfrutar durante una hora y cuarto cómodamente de un espectáculo musical intimista por encima de los grandilocuentes shows que el francés, hijo del compositor Maurice (en Francia hay cuatro Maurice: Jarre, Chevalier, Béjart y Lacroix), acostumbra a montar para multitudes por los cinco continentes.
Él, que considera que el chill out tiene poco de vanguardia (lo inventó Mahler), sacó a relucir el genio que también aparenta físicamente a sus 59 años con los pelos a lo Robert Smith, el líder de The Cure. Acabó entre gritos de otra, otra con Oxygène 13 como bis. No era noche de Equinoxe, Magnetic fields o Tèo et Téa.
Los videojuegos, la ciencia ficción, el más allá, el mileurismo, Gattaca, Flash Gordon, Star Wars Su música evoca a todo eso. Queda pendiente, eso sí, la madre de todas las batallas: Jarre vs Vangelis. Ahora esperan Valladolid y Salamanca para cerrar su gira española tras pasar, también, por Barcelona. No se pierdan a este genio capaz de sacarle sonido embaucador a una botella de anís. Al tiempo.
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