Gloria y miserias de Abbey Road
El ingeniero de los años dorados de los Beatles desvela sus secretos de estudio
La bibliografía sobre los Beatles crece imparable, aunque en esa avalancha de libros haya pocos que aporten información fresca o novedosa. Las memorias publicadas por el ingeniero de sonido Geoff Emerick pertenecen a esa minoría. Traducidas por Urano Ediciones como El sonido de los Beatles, cuestionan a vacas sagradas como George Martin, el impecable productor del cuarteto.
"No era mi intención criticarle", aclara Emerick desde su casa californiana. "Martin ha sido mi jefe y se portaba bien. Pero hay que entender el reparto de papeles. Los Beatles querían nuevas sonoridades, Martin decía 'adelante' y el responsable de ponerlo en práctica ¡era el ingeniero! Martin mantenía la fachada de que todas las decisiones creativas pasaban por él, aunque se fue desconectando del proceso. Aparte, la jerarquía era rígida en EMI: apenas hay fotos de los Beatles y sus ingenieros".
"Había demasiada tensión, a veces se ponían realmente insoportables"
Emerick participó en los discos más audaces, de Revolver (1966) a Abbey Road (1969). Por el contrario, algunos técnicos se negaban a trabajar con los Beatles, aunque eso significara prestigio y dinero extra: "Había demasiada tensión, podían ser desagradables. He grabado mucha música clásica, sé manejarme con una prima donna, pero a veces se ponían insoportables". Poca camaradería, además: "No, desde luego que jamás fumé un porro con los Beatles".
En la caracterización de cada miembro, Emerick ha tocado fibras sensibles. Especialmente, los devotos de George Harrison se han sentido ofendidos: "No puedo contar más que lo que vi, un guitarrista muy inseguro, con rencores profundos. Pero John Lennon era incapaz de verbalizar lo que deseaba. Y Ringo impuso barbaridades como demoler el estudio de Apple por un capricho".
De la quema se salva Paul McCartney, con el que Emerick continúa trabajando. Para hacer Band on the run, le acompañó incluso a Nigeria, donde chocaron con un Fela Kuti amenazador. No crean, sin embargo, que Emerick va de dinamitero de reputaciones. Aún hoy, aplica el "sin comentarios" si se le pregunta por la postproducción de Phil Spector en Let it be o por su evaluación de Magic Alex, un íntimo de Lennon que se las daba de inventor y que consumió muchos recursos financieros del grupo.
En su momento, también Emerick se hartó. "De la India se trajeron docenas de canciones [muchas salieron en el álbum blanco], pero volvieron muy cabreados. Entre sí, con EMI, con Abbey Road, con sus empleados. Lennon me gritó que lamentaba que yo no hubiera pasado por el Ejército, como si tratara con un niño mimado. Pero él había crecido en un hogar mucho más confortable que el mío. Carecía de empatía".
Emerick regresó para las sesiones de Abbey Road, cuando fue espectador de lo más extraordinario que ha visto en su vida profesional: "Llegaron unos hombres de Harrods e instalaron una cama en el estudio. Allí se acomodó Yoko, que estaba convaleciente de un accidente. Según John, ella había estudiado música y era más artista que todos los Beatles juntos. Se suponía que su presencia nos inspiraría, pero solo decía simplezas. En las pausas, recibía a sus amigos, como una reina".
Con todo, los participantes intuían que estaban haciendo algo excepcional. Hoy, Emerick no recuerda mucho de la elaboración de gloriosos éxitos de The Zombies, Manfred Mann o The Hollies. "Grababan muy rápido, en pocas horas. Los Beatles, sin embargo, no tenían límite de tiempo. Llegaron a ocupar todos los estudios de Abbey Road. Aquello resultaba muy dramático... y bastante deprimente, cada uno trabajando por su cuenta. No se olvida".
Emerick recurre a conceptos visuales para explicar su proceso de grabar y mezclar música: "Trabajar con los Beatles era pintar un óleo con todos los colores, mientras que los demás se contentaban con un dibujo a carboncillo". No tiene una explicación para la explosión de creatividad del grupo de Liverpool, pero sospecha que las limitaciones tecnológicas ayudaban. "En 2007 volví a Abbey Road, la BBC me encargó regrabar Sgt. Pepper's con bandas tipo Killers o Kaiser Chiefs, usando procedimientos de entonces y el equipamiento original. Estaban acostumbrados al programa Pro Tools para juntar fragmentos de tomas. Les costó tocar y cantar juntos, mirándose a los ojos; es una disciplina que se ha perdido. Al final, hasta los inicialmente escépticos aceptaron que la grabación analógica sonaba inmejorable".
Babelia
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