Algo quiere ser dicho pero las palabras se niegan
2 de agosto. Algo quiere ser dicho pero las palabras se niegan.
Algo que no puede ser dicho,
afasia,
no hay palabras pero tal vez haya un estilo...
Sucede que uno se despierta por la noche
y arroja rápidamente unas palabras
en el papel más cercano, en el margen de un periódico
(¡las palabras resplandecen de sentido!)
pero por la mañana: las mismas palabras ya no dicen nada,
garabatos, lapsus.
¿O fragmentos del gran estilo nocturno que pasaron de largo?
La música llega a un ser humano, él es compositor, él la interpreta,
hace carrera, llega a ser Jefe del Conservatorio.
La coyuntura cambia, las autoridades lo condenan.
Como Jefe de la Fiscalía nombran a su alumno K****.
Es amenazado, degradado, desterrado.
Pasan algunos años y la desgracia se atenúa, es rehabilitado.
Entonces llega el derrame cerebral: parálisis en el lado derecho
con afasia, solo comprende frases cortas, dice palabras inadecuadas.
Así, no lo alcanzan ni el ascenso ni la condena.
Pero la música permanece, sigue componiendo en su propio
estilo,
se convierte en un fenómeno de la medicina por todos los años
que le quedan por vivir.
Escribió música para textos que ya no comprendía:
del mismo modo
expresamos con nuestras vidas algo
en el coro que tararea lapsus.
Fragmento del poema Bálticos (1974), incluido en El cielo a medio hacer, en el que el autor cuenta la historia de un hombre afectado por la misma enfermedad que Tranströmer sufre desde 1990.
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