Alfonso Mercado, psicólogo y experto en trauma migratorio: “La única crisis en la frontera es la de la salud mental”
El profesor de psicología clínica lleva una década trabajando en la frontera, donde ha sido testigo de todo tipo de abusos y sufrimiento. Ahora asegura estar “muy preocupado por lo que está por venir” bajo el segundo mandato de Trump
![Alfonso Mercado, psychologist.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/B2ADNGDVQZCR5JZ2YBYYLCRCRQ.jpeg?auth=e22519a714099eb6313a98cffc0c5c77c6ceb7a26f8f4dd5eb0707d85a3194a1&width=414)
![Paola Nagovitch](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fbe7b865a-c7ed-4934-bbb8-be291ceaff00.png?auth=544ec36a0ac958e1e8d471ac509e9fff833d34f264b7313866f30ce6ca2b38dd&width=100&height=100&smart=true)
El trabajo de Alfonso Mercado le ha ido encanecido el cabello. La barba también. De hecho, a sus 46 años, tiene el pelo completamente blanco y culpa a su labor como psicólogo en la frontera de Estados Unidos con México por ello. El también profesor de psicología clínica de la Universidad de Texas-Rio Grande Valley, hijo de inmigrantes mexicanos y nacido en Los Ángeles, lleva una década investigando el trauma que sufren los millones de extranjeros que llegan a la frontera sur del país. Lo ha hecho durante cuatro presidencias: la de Barack Obama, la primera de Donald Trump, la de Joe Biden y ahora la segunda de Trump. Y durante todo ese tiempo, independientemente de que hubiera un demócrata o un republicano en la Casa Blanca, ha sido testigo de los abusos y el sufrimiento que plagan la zona fronteriza.
En una entrevista con EL PAÍS por videollamada, describe algunos de los casos que le ha tocado atender. Como el de un niño de 12 años que, tras ser separado de su familia al cruzar la frontera durante el primer mandato de Trump, empezó a presentar síntomas de esquizofrenia. O al menos eso parecía: “No se comunicaba con nadie. Hablaba consigo mismo, paseándose de un lado a otro en su habitación. Y pensaron que era psicótico”, recuerda el doctor. “Pero descubrimos, tras una evaluación posterior, que el niño rezaba por las noches a sus antepasados para reunirse con su mamá. Así que no era psicosis; era un niño que había sufrido abusos y presentaba síntomas traumáticos significativos”.
Ahora, con Trump de vuelta, más poderoso que antes y con una agenda migratoria que incluye el cierre de la frontera a los solicitantes de asilo y la detención y deportación de millones de migrantes, Mercado sabe que su labor es más importante que nunca. “Porque estoy muy preocupado por lo que está por venir”, asegura.
Pregunta. Usted estuvo allí cuando la primera Administración Trump comenzó a separar familias en 2018, algo que cambió para siempre la política migratoria estadounidense. ¿Qué recuerda de aquellos primeros casos?
Respuesta. Empecé a ver lo que inicialmente pensé que eran casos aislados de separaciones familiares. Al principio pensé que podría ser un caso de tráfico de personas. Pero seguí recibiendo derivaciones de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados, de los Servicios de Protección Infantil y de diferentes organizaciones y refugios que me pedían orientación al respecto. Me decían, tenemos un niño de 3 años y creemos que es autista. No se comunica, no come, no duerme y se ensucia encima, así que debe de ser autista, ¿no? Pero el 99,9% de las veces, tras una evaluación posterior, no era autismo. Eran niños con síntomas de estrés agudo y trauma. El mismo tipo de síntomas de trauma que veo en los veteranos de combate, pero estos eran niños pequeñitos.
P. ¿Y también trabajó con las familias que se vieron obligadas a esperar en México mientras se tramitaban sus peticiones de asilo en virtud del programa conocido como Quédate en México?
R. Sí, hicimos investigaciones y trabajos voluntarios en algunos de los diferentes campamentos que había en México, incluyendo uno en Matamoros, junto a la frontera de Brownsville. Y los índices de trauma que veíamos eran muy alarmantes. Los datos apuntaban a que esta población superaba con creces la escala de corte clínico del trastorno de estrés postraumático por más de 16 puntos. Fue entonces cuando empezamos a darnos cuenta de que la única crisis en la frontera es la de la salud mental.
![Migrants forced to wait at an immigration center at the border by the "Remain in Mexico" program, in Nuevo Laredo, in July 2019.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/K6ANLWIFJJDAFOSFGKETUWWY5I.jpg?auth=7681c1341d9620efe988f3e67635c72473e22195d74624d422489dff7c142ceb&width=414)
P. ¿Cuáles son los efectos a largo plazo de este tipo de traumas?
R. Una cosa que quiero dejar clara es que estas políticas que estaban en vigor, como la de “tolerancia cero” que causó las separaciones familiares y la de Quédate en México, causaron abusos. Años más tarde, cuando visité a algunos de los niños que fueron separados de sus familias, no eran los mismos, aunque ya estuvieran de vuelta con sus padres. Les resultaba difícil integrarse en una sociedad que había abusado de ellos. Era evidente que el trauma estaba en todas partes; era una parte cotidiana de sus vidas. Afectaba a su funcionamiento personal en casa, a su comunicación y a su socialización.
P. ¿Y a sus padres?
R. No solo afectó a los niños, sino también a su familia, su entorno, sus profesores, su comunidad. Todo se fue filtrando. Estamos hablando de seres humanos que sufrieron traumas importantes en sus países de origen, por no hablar del trauma sufrido durante su viaje migratorio. Luego vienen a buscar asilo aquí y se enfrentan a estas políticas antiinmigración que exacerban aún más la sintomatología del trauma.
P. ¿Hay suficientes servicios y recursos de salud mental en la frontera?
R. Lo que más me preocupa como psicólogo, aparte de las historias que te he contado, es que el sistema de inmigración en su conjunto no está informado sobre el trauma.
P. Y ahora, en su segundo mandato, Trump se ha apoyado en una estrategia de infundir terror: cualquier migrante puede ser detenido y deportado en cualquier momento, independientemente de su estatus.
R. Es algo que solo afecta al individuo indocumentado y a sus familias de estatus mixto, sino que afecta a todos los ciudadanos estadounidenses. Ven en las noticias lo que está pasando, y el miedo es real. Es un miedo que no tiene discriminación. Cualquiera puede estar experimentándolo ahora mismo, en tiempos tan inciertos.
![A migrant family is removed from a camp in Ciudad Juárez, Mexico, in May 2023.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/EVU7WOHDNZXWGKYYOMYRXISLZY.jpg?auth=fa10b8cf42ff9965ad9189c9bdbe35fdbca78a08f8cc1da449119f655ce087ff&width=414)
P. Trump está recuperando algunas de las políticas de su primera Administración, como la de Quédate en México. Como alguien que trabajó con inmigrantes cuando esas políticas se promulgaron por primera vez, ¿cómo se está preparando para hacerlo de nuevo?
R. Ahora es aún más importante potenciar los esfuerzos de defensa de la ciencia y los derechos humanos. En los últimos años, la Asociación Americana de Psicología, en la que participo con un pequeño grupo de trabajo, ha intentado hacerlo. Para arrojar luz sobre las realidades de nuestro sistema de inmigración, especialmente aquí en la primera línea de la frontera, y mostrar cómo podemos defender a estas comunidades a través de la ciencia y educar a otros y hacerlos conscientes de cómo estas políticas están afectando a las personas y su bienestar.
P. ¿Y qué le hace a usted seguir adelante tras 10 años en esto?
R. Es algo que realmente está incrustado en nuestros códigos éticos como psicólogos: no hacer daño, ayudar a los que lo necesitan. Y también el saber que estoy desempeñando un papel en la formación de futuros psicólogos para hacer este tipo de trabajo aquí en la frontera. A mis estudiantes les encanta hacer este tipo de trabajo porque saben que están marcando la diferencia y dando voz a los que no la tienen.
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![Las redadas de ICE para capturar a inmigrantes indocumentados.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/F7CJDXWIKFADDOTYROYPDEP6BA.jpeg?auth=bd4b39988318d803823a3aa3f06704a9a836f53df3d72204f2861b17721290b0&width=414&height=311&smart=true)