Morat: “Cantar en inglés es cada vez menos requisito para alcanzar el éxito”
La banda de pop latina más escuchada del momento agradece las puertas que el reguetón le ha abierto a la música hispana, defiende su estilo propio y reivindica el español para alcanzar la cima musical
La primera vez que Morat tocó en Washington DC fue en una pupusería. Cuatro años después el éxito ha llevado a esta banda colombiana a llenar estadios. A comienzos de 2024 realizó una gira por grandes recintos en varias ciudades de Estados Unidos. En junio empezó un proyecto más ambicioso para actuar en estadios de 19 ciudades de España y América Latina con su gira Antes de que amanezca, y en muchos de ellas se ha colgado el cartel de “agotado”.
Formado por Juan Pablo Isaza, Juan Pablo Villamil, y los hermanos Martín y Simón Vargas, el grupo ha hecho un alto entre conciertos para actuar en los premios de la Fundación Herencia Hispana en Washington DC, desde donde habla con EL PAÍS de sus inquietudes, los momentos icónicos del grupo y el lanzamiento de su quinto álbum. Amigos desde la infancia, los cuatro miembros de la banda reconocen el sueño que están viviendo con el éxito de su música, que mezcla géneros e instrumentos clásicos con otros más tradicionales. Trabajar con amigos de toda la vida es lo que les mantiene con los pies en la tierra, a pesar de volar tan alto.
Pregunta. Son amigos desde pequeños, iban al mismo colegio. ¿Cuándo surgió la idea de formar una banda?
Respuesta. Juan Pablo Villamil: En el colegio siempre intentábamos coincidir los unos con los otros para tocar y en el último año tomamos la decisión de hacerlo en serio. Fue un riesgo muy bonito. Dedicamos el año antes de entrar en la Universidad a ver qué pasaba. Fue entonces cuando sembramos las primeras semillitas.
P. Ahora llenan estadios, ¿Cuál fue el punto de inflexión?
R. Simón Vargas: Hubo varios. Por ejemplo cuando grabamos nuestra primera canción en serio y la mandamos a mezclar de forma profesional. Por suerte terminó oyéndola Paulina Rubio y nos pidió cantarla con nosotros, eso fue un gran punto de inflexión. Otro momento fue cuando sacamos Cómo te atreves en España, que dio otro giro. Hemos tenido la fortuna de que cada cierto tiempo se nos han presentado momentos donde nuestra carrera ha tomado giros inesperados.
P. Hace pocos años tocaron en una pupusería en las afueras de Washington, pero el tamaño de su público descarta los lugares pequeños. ¿Cómo es de diferente tocar en estadios?
R. Martín Vargas: Todo es muy distinto. Cuando uno toca en un lugar más pequeño, hay una sensación de intimidad más fuerte, se interactúa con el público de manera más cercana. Al mismo tiempo ese fue el reto que nos planteamos en el momento que decidimos hacer un concierto en un estadio: cómo hacer que la gente que está en la última fila se sienta igual que la gente que está en las primeras filas. Obviamente a nivel de producción, se vuelve un reto enorme. Un estadio es un lugar abierto, puedes darte el lujo de montar pasarelas, interactuar con el público que está más atrás.
P. La mayoría de vuestras canciones hablan de amor y desamor. ¿De dónde les llega la inspiración?
R. Juan Pablo Isaza: Nos gusta pensar en nuevas fuentes de inspiración, además del amor, porque el amor siempre va a ser como esa fuente infinita de posibilidades y de historias. El reto ahora mismo es ver en qué más nos podemos apoyar. Estamos terminando de grabar nuestro quinto disco y descubrimos una nueva fuente de inspiración que no teníamos antes y es el miedo a crecer, que es algo que nos está afectando bastante recientemente. Hay tres canciones en el nuevo disco que tocan este tema. Una de ellas la presentamos hace poco en nuestro concierto en Madrid, se llama Antes de los 30. Acabamos de cumplir 30 años y decidimos escribir una canción de cómo nos sentimos.
P. En el último álbum hay una canción que sobresale entre el resto de los temas, y no es de amor. Las cometas siempre vuelan en agosto está cargada de simbolismo...
R. JPV: Era inevitable afrontar en algún momento el hecho de que somos artistas colombianos. Somos muy orgullosamente colombianos, pero vivimos en un país que ha tenido una historia muy violenta y uno no es impermeable a esas cosas. Esta canción muestra eso, de dónde venimos. Es una canción que queríamos escribir desde una perspectiva esperanzadora. En Bogotá, sobre todo, y en Colombia en general, existe la tradición de que agosto es el mes de las cometas. Y la analogía es muy bonita porque cuanto más fuerte es el viento, las cometas vuelas más alto. La idea de la canción es que, aunque la situación esté dura, como sociedad tenemos la responsabilidad de ver el vaso medio lleno y poner todos un poquito para que la pesadilla no sea eterna.
P. En el proceso de producción de una canción ¿qué rol desempeña cada uno?
R. Simón Vargas: Muchas de las canciones las empiezan los Juan Pablos; otras las componemos con nuestros productores; otras aparecen por una idea de alguien… las configuraciones han variado mucho. Pero una de las reglas que tratamos que se cumpla es que las canciones pasen el filtro los cuatro antes de estar terminadas. Tenemos la suerte de que Isa -Juan Pablo Isaza- es productor y eso ha sido clave en la evolución de nuestro sonido. También es bonito que puede variar, hay canciones que han nacido de forma intencionada, otras, por accidente y otras iban a ser para alguien más y terminamos cantándolas nosotros.
P. Han grabado una canción en inglés, ¿piensan hacerlo más veces?
R. JPI: Fue en el contexto de una colaboración con James TW, un artista inglés que nos gusta mucho y lo conocimos en Madrid. Nos juntamos en un estudio, escribimos una canción, nos encantó y decidimos lanzarla. Lo que justificaba que cantáramos en inglés era su presencia. Vivimos en un mundo en el que cantar en inglés es cada vez menos un requisito y el paso siguiente para los artistas latinos. Siempre nos habían dicho que el momento en el que los artistas latinos como Shakira y Ricky Martin, trascendieron cuando cantaron en inglés. Nosotros tenemos la esperanza de que si algún día nos llega a pasar algo similar que sea en español y creemos que cada vez es más posible.
P. En un momento en el que el reguetón acapara la cima de la música latina, ustedes se decantan por otro género como el pop.
R. JPI: El el reguetón abrió una puerta gigante por la que nosotros nos estamos intentando asomar con nuestra propia música. El trend latino que el reguetón ayudó tanto a instaurar nos beneficia a todos los que cantamos en español.
MV: No vamos contracorriente por solo ir contracorriente. Simplemente hemos sido muy fieles a lo que nos gusta escribir y a lo que nos gusta hacer y a los instrumentos que tocamos, y eso, naturalmente, ha sido algo distinto. El reguetón abrió puertas para muchos artistas, entre ellos nosotros.
P. También quieren recuperar el rock de los 80…
R. JPI: Así es. En esta industria hay momentos en los que a uno le hace clic algo en la cabeza y busca reorientarse a partir de vivencias. Nosotros tuvimos un par de esas vivencias hace poco. Una fue colaborar con los Hombres G, con quienes hicimos una versión de El ataque de las chicas cocodrilo. Nos mandaron los tracks originales de la canción y escuchar la manera en la que grababan, como sonaba el estilo de música que se hacía antes… fue muy inspirador.
P. ¿Qué música les gusta escuchar?
R. SV: Entre los cuatro hay gustos variados, afortunadamente. Y también van cambiando por etapas. Hubo una época, empezando, cuando escuchábamos mucho a Joaquín Sabina. En otro momento el country fue muy fuerte. Luego, las bandas que oíamos de chiquitos… Cuando empiezas a trabajar en la música aprendes a distinguir canciones que a lo mejor no te encantan, pero sabes que son buenas y es muy interesante. Ahora escuchamos muchos de los 80.
JPI: Sí, Brian Adams… Todo llega a ser lo suficientemente viejo como para poder ser considerado como nuevo por las nuevas generaciones.
P. Aunque el éxito lleva consigo mucho trabajo, tendrán momentos de ocio. ¿Qué aficiones tienen?
R. JV: A mí me gusta jugar al paddle.
SV: Yo tengo obsesión por la fotografía y el yoga.
MV: A mí me encanta la moda y diseño ropa.
JPI: A mí me hace falta un hobbie. Me gusta mucho la magia y últimamente estoy montando en bicicleta.
P. En una gira como esta, tendrán momentos memorables o anécdotas que no se les van a olvidar…
R. JPI: Son muchos. Desde cosas aparentemente insignificantes a momentos como estar a punto de salir a tocar en un estadio en Madrid o ir a Bogotá y tocar por primera vez en el estadio de nuestra ciudad con nuestra familia.
JV: Tuvimos también un momento muy importante cuando en Bogotá nos dieron una orden al mérito civil que se llama la Gran Cruz de Plata. Significa mucho para nosotros porque representa nuestra carrera musical, pero también refleja lo que hemos podido aportar a la percepción de Colombia. También estuvimos montando en bicicleta con el gran ciclista colombiano Rigoberto Urán, que se subió al escenario a cantar con nosotros. Fue un momentazo.
MV: Creo que tenemos que estar un poco pendientes de ese tipo de cosas y ser conscientes de que es una locura. Aquí en Washington, la Fundación de Herencia Hispana nos tenía preparado un tour por la Casa Blanca y hemos conocido gente muy representativa e inspiradora de la comunidad latina.
P. Han tocado con muchos cantantes famosos como Paulina Rubio, Aitana, Duki, Juanes… ¿Con quién les gustaría colaborar?
R. JPI: Nos encantaría volver a colaborar con Juanes, porque siempre fue una referencia para nosotros. También hay mucha gente nueva que nos encanta como Joaquina, Ela Taubert, Rawayana…
P. Si no hubieran tenido éxito con la música, ¿A qué se habrían dedicado?
R. SV: Yo habría sido escritor.
MV: Yo algo relacionado con el diseño.
JV: Me gusta mucho la física.
JPI: Yo habría sido un buen abogado.
P. ¿Cómo se consigue mantener los pies en la tierra cuando se vuela tan alto?
R. SV: Lo que funciona es la coincidencia de conocernos desde tan pequeños. Cuando estás trabajando con los amigos de toda la vida, con tu familia, es gente a la que es difícil echar un cuento diferente de quién eres. Y eso es chévere.
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