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La pobreza es mayor en las ciudades más latinas de Estados Unidos

Un reporte de Axios señala que las diez ciudades más grandes con mayoría hispana superan por mucho la tasa nacional de pobreza, a pesar de un estable aumento en los ingresos de esta población desde hace décadas

crisis pobreza en texas
Niños juegan afuera de la casa de una familia en Laredo (Texas), en una fotografía de archivo.Lisa Wiltse (Getty Images)

La desigualdad endémica, el alto costo de vida o la falta de acceso a programas de cuidado de salud son algunas de las razones por las que diez de las ciudades más grandes con mayoría latina registraron tasas de pobreza un 50% más elevadas que el promedio nacional. Estas poblaciones, que incluyen Laredo en Texas, East L.A. en California y la localidad de Hiealeah en Florida, tenían en 2022 una tasa de pobreza promedio del 18,7%, muy por encima del 11,5% nacional, según un informe de Axios. Esta tasa de pobreza también es mayor a la que registran los latinos en general, que, aunque ha disminuido de manera estable desde hace décadas, es todavía del 17,2%.

Las ciudades con mayor incidencia de pobreza están en el estado de Texas, lideradas por Bronxsville y Edinburg, en donde el 94,6% y 86,9% de su población latina, respectivamente, está por debajo del umbral de la pobreza, establecido para una familia de dos adultos y un menor en unos ingresos menores que 23.556 dólares anuales. Si se tienen en cuenta todos los habitantes de estas ciudades, una de cada cuatro personas se encuentra debajo de la línea de ingresos mínimos.

Solo una de las ciudades más latinas, Santa Ana, en California, ostenta una tasa por debajo de la media nacional. Esta localidad californiana ubicada al sureste de Los Ángeles tiene una creciente población de latinos educados en universidades y negocios de esta comunidad. Mientras que la tendencia nacional es que los latinos son principalmente trabajadores poco cualificados, lo cual trae consigo salarios más bajos y mayor precariedad, la realidad de Santa Ana la hace más próspera.

Diana Caba, vicepresidenta de desarrollo económico y comunidad de la Hispanic Federation ahonda en declaraciones a Axios en los círculos viciosos de la pobreza que es necesario romper. Los datos del estudio apuntan a que los trabajadores con menores ingresos no están siendo atendidos por políticas efectivas y Caba señala que para combatir esto es necesario impulsar el alfabetismo financiero y construir estrategias de generación de riqueza. “Sin acceso o un camino para la movilidad económica, simplemente vamos a perpetuar este ciclo”, dice.

Pero las conclusiones del estudio, aunque negativas, igualmente reflejan una mejoría. En los últimos años, los latinos han aumentado significativamente su proporción dentro de todos los trabajadores del país y también números más grandes de latinos se están graduando de la universidad. Esto ha ido bajando la tasa de pobreza de la población latina a nivel nacional. En los años setenta estaba alrededor del 22%, subió en los ochenta y llegó a un máximo de 30,7%, tras la recesión de principios de los noventa y un pico en la inmigración mexicana. Desde entonces, ha ido en una trayectoria descendiente de manera constante.

Los latinos son la comunidad más dispuesta a trabajar y tienen una participación activa más elevada que el resto en el mercado laboral. Además, están creando más empresas y aumentando su nivel de estudios. Sin embargo, las medidas para nivelar las desigualdades desde el origen y garantizar esta movilidad social y económica son importantes, sobre todo para una comunidad en la que la reducción de la tasa de pobreza es lenta y los salarios siguen siendo bajos.

La medida oficial de pobreza en Estados Unidos no varió entre 2021 y 2022, pero, debido al fin de buena parte de las medidas antipobreza de la pandemia, como la ampliación del crédito fiscal por hijo, la medida suplemental de pobreza comenzó a subir. Cinco millones de niños pasaron oficialmente a estar en situación de pobreza, el mayor incremento registrado, según informes de la Casa Blanca.

Esto se dio mientras la economía daba buena cuenta de su fortaleza y resiliencia gracias a los estímulos fiscales y monetarios con los que se trató de contener la sucesión de crisis, del covid a la guerra de Ucrania. Según el Center for American Progress (CAP), el hecho de que en este contexto no se construyera sobre los programas diseñados para aliviar la pobreza tuvo como consecuencia el rápido aumento de esta.

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