Scorsese y ‘The Morning Show’ llenan mi noche
Son cositas especiales que de vez en cuando aparecen en las plataformas, frecuentemente clónicas en su mediocridad, a las que no he tenido más remedio que acceder a pesar de mi heroica ignorancia y mi incapacidad ante la tecnología

Soy compulsivo en mis aficiones. Y me sobra el tiempo. O sea, si algo me fascina lo consumo y lo gozo de una tirada, aunque en la noche los ojitos se me vayan cerrando por las pastillas que desde hace mucho tiempo me hacen dormir. Solo lo consiguen películas y series que me atrapan a perpetuidad. O cositas especiales que de vez en cuando aparecen en las plataformas, frecuentemente clónicas en su mediocridad, a las que no he tenido más remedio que acceder a pesar de mi heroica ignorancia y mi incapacidad ante la tecnología. Y disfruto en Apple durante cinco episodios memorables del documental Mr. Scorsese.
Es uno de los directores más impresionantes de la historia del cine. Y un individuo muy complejo, lleno de luces, pero también de sombras e inseguridades, pero que ha conseguido frecuentemente crear arte con ellas. Y hay momentos muy patéticos en la existencia de ese tipo asmático, rodeado de un ambiente mafioso durante su infancia y adolescencia, drogadicto voraz, generoso con el talento ajeno. Robbie Robertson, el líder de The Band, que hizo factible esa preciosa película titulada El último vals, recreando el concierto de despedida de ese grupo mítico, cuenta que la hicieron en un estado lamentable, con una diosa exclusiva llamada cocaína.
Y Scorsese también cuenta que estaba muriéndose en un hospital debido a la sustancia blanca. Bueno, o a la puta vida. Y Robert De Niro le convence para que se levante y ruede Toro salvaje, su probable tabla de salvación retratando a un personaje autodestructivo.
También veo en Apple, debido al consejo de un amigo de cuyos gustos me fio casi siempre, los cinco primeros capítulos de la serie The Morning Show. Hay inteligencia, personalidad y complejidad en esos guiones que hablan de la televisión, el MeToo, las relaciones de poder, las intrigas en un mundo laboral muy poderoso, la dependencia de las audiencias y de la publicidad.
La interpretan dos actrices excelentes que aspiran a conquistar a todo cristo con los informativos matinales de la tele. Y acabo lógicamente pensando en los programas de la mañana en la nuestra. Acostumbro a hacer zapping todo el rato, vayan estos programas presuntamente de derechas o de izquierdas. ¿Qué será eso?, me pregunto. Se supone que intentan apasionar en nombre de la información veraz a los desocupados y a los ancianos. Pero en medio de ese planificado teatro existe una señora a la que me apetece mirar. Y escucharla, aunque no todo el rato. Es Susanna Griso. Una profesional más que competente. Y además una mujer atractiva. Y que las bobas y los bobos con nómina de la oportunista Inquisición vengan a trincarme por mi lenguaje y mis intenciones sexistas.
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