¿Hay vida después de ser meme?
Antonia forma parte de una estirpe que es legión: la de las señoras que, Canal Sur mediante, acabaron convertidas en meme
El pasado 10 de enero murió, a los 81 años, Antonia C. C., natural de Begíjar, localidad jienense de alrededor de 3.000 habitantes. Nadie, al margen de sus allegados y vecinos, estaría hablando de la muerte de Antonia si no fuera porque en 2019 Antonia se convirtió en un meme. Había caído una fuerte tormenta en Begíjar y cuando los informativos de Canal Sur acudieron al pueblo para contar sus secuelas, se toparon con sus declaraciones, tras ver un impresionante rayo: “Un resplandor y hace ¡pum! Ya está aquí la guerra”.
Los vecinos de #Begíjar, en Jaén, siguen evaluando los daños que produjo la caída de un rayo @aytobegijar | Más info ℹ️ y vídeo completo ▶️ https://t.co/LrqsItLKU7 pic.twitter.com/v7jY4NTJr9
— CanalSurNoticias (@CSurNoticias) February 4, 2019
Antonia forma parte de una estirpe que es legión: la de las señoras que, Canal Sur mediante, acabaron convertidas en meme. Programas como De tarde en tarde, Punto y medio, La tarde con María y La tarde aquí y ahora (aún en emisión) se han convertido en canteras nacionales del meme, en la sede de algunas de las historias más descacharrantes —por imprevisibles, por desacomplejadas, por cotidianas— de los últimos años.
La señora que se quedó dormida en plató y a la que Juan y Medio le hizo creer que el programa había terminado, la señora del “Y modaba”, la señora del “Nocilla, qué merendilla”, la señora que le contó a María del Monte que se casó a las 11 de la mañana “y a las 11 ya estaba hasta los huevos de estar casada”… Mi favorita es Luci Vera, la señora que frente a Irma Soriano contó cómo un día, en la playa, confundió a su hijo con un señor que estaba nadando y le amenazó de muerte para que saliera del agua.
Los memes son ideas que saltan de mente en mente. Lo explicó bien Delia Rodríguez en Memecracia (2013). No son ni buenos ni malos per se. Su intención y su significado puede cambiar. Su única característica común es que son contagiosos. Por supuesto, Internet no los inventó, pero sí ha hecho de ellos moneda común.
Las señoras andaluzas hechas meme comparten, además, que ninguna pretendió convertirse en uno. Su involuntariedad no condena al meme, pero tampoco lo absuelve. Que sean divertidas no quiere decir que nos estemos riendo de ellas. La fama vía meme lo convierte a uno en una sinécdoque: Antonia para la mayoría no es más que aquella frase. Pero a la vez puede darte la eternidad, por lo que quizá la pregunta no es si hay vida después del meme, sino qué vida hubo antes de él.
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