_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Nadie se acostumbra a su eterno genocidio

Viendo el infierno que arde en tantos lugares del universo, aquella amarga y apocalíptica certidumbre de Neruda cuando escribió: “Sucede que me canso de ser hombre”

Genocidio armenio
Procesión en Ereván (Armenia) el 23 de abril de 2021 para recordar a las víctimas del genocidio armenio.NAREK ALEKSANYAN (EFE)
Carlos Boyero

Desde hace largo, venturoso e impagable tiempo existe alguien que otorga orden y limpieza a mi casa. Es una persona eficaz, generosa, cálida, profesional, elegante, pragmática, admirable. Es armenia, habla cuatro idiomas, superviviente de excesivos horrores, respetuosa y afectuosa con sus tradiciones ancestrales, su religión, la dedicación permanente a su familia. Ama la música clásica y los libros. Además de ganarse la vida quitando la mierda de los demás, da clases de piano a niños chinos. Sabe mucho de la casi siempre lamentable Historia, pero no se complace ni abusa jamás en la queja. Lleva décadas levantándose a las cinco de la mañana y regresando al hogar en el extrarradio, que tan laboriosamente ha construido, a las diez y media de la noche.

Y ocurre que en medio de mi cómodo existencialismo y de mi voluntario enclaustramiento alguna vez, observando en la televisión las masivas barbaries que están ocurriendo en tantas partes del mundo, requiero su atención hacia esas imágenes pavorosas. “Son terribles, por supuesto”, me contesta, “pero yo tengo memoria de ellas desde que nací, y mis padres, y mis abuelos y mis antepasados más remotos. En Armenia hemos padecido y padecemos eternos genocidios, también diáspora continua en nombre de la supervivencia. Y el mundo siempre ha mirado para otra parte, nos ha ignorado”.

Y como soy un bocazas, una vez le pregunté, viendo su expresión devastada, que si se sentía mal. Su respuesta me hizo enrojecer: “Yo no tengo tiempo para estar mal”. Vivió una experiencia y desaparición atroces en el Moscú de los años noventa. Y después de un sacrificado y heroico peregrinaje consiguió instalarse en España y traer poco a poco a sus hijos y algún otro familiar. Debe de sentirse agotada, pero nunca se lamenta. Es fuerte y feliz al lado de los suyos, incluida una nieta pequeñita. No permite que yo tire libros en una casa donde ya no queda ningún espacio para ellos. Me dice que un libro siempre servirá de ayuda, conocimiento y placer para otras personas. No quiere hablar del horror. Lo ha vivido con intolerable frecuencia a lo largo de su existencia.

Y entiendes, viendo el infierno que arde en tantos lugares del universo, aquella amarga y apocalíptica certidumbre de Neruda cuando escribió: “Sucede que me canso de ser hombre”. No estoy de acuerdo, aunque resulte lírico, cuando, al final de la primera y estremecedora temporada de la serie True Detective, el atormentado personaje que interpreta McConaughey exclama mirando al cielo nocturno: “Siempre se ha tratado del eterno combate entre la luz y la oscuridad, pero por ahora la luz está ganando”. No es cierto. La oscuridad casi siempre ha reinado. Y ahora vive una época de tenebroso esplendor.

Puedes seguir EL PAÍS Televisión en X o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_