‘Zorro’, una nueva versión del enmascarado para trasladar un superhéroe clásico al siglo XXI
El mítico personaje se actualiza en la serie que estrenan Amazon Prime Video y La 1, una producción que se suma a la tendencia de otros ‘remakes’ para incluir más diversidad en sus repartos y feminismo en sus tramas
Los jardines de La Marquesa, unos terrenos de Gran Canaria en los que abunda la vegetación tropical y donde gallos y pavos reales campan a sus anchas, se inundaron en septiembre de 2022 de más de 200 técnicos para rodar Zorro, la serie que Amazon Prime Video estrena este jueves 25 de enero y que emitirá La 1 en abierto a partir del domingo 28. Se trata de reinventar la historia del popular héroe en una nueva versión que plasma la diversidad cultural del momento histórico que vivía California en 1830, pero que a la vez reivindica un feminismo actual, acorde con el siglo XXI. En un contexto en el que la televisión y el cine retoman clásicos como La sirenita con la actriz negra Halle Bailey, o el universo de El señor de los anillos para ofrecer versiones más diversas, los creadores de Zorro se inscriben en esta tendencia, según comentaron a EL PAÍS en los escenarios de esta trama de aventuras.
El guionista y creador de la serie, Carlos Portela (Velvet, Las chicas del cable), partió de esta pregunta: “¿Qué Zorro queremos hacer en 2022?”. Este héroe enmascarado proviene de una tradición literaria y cinematográfica que empezó en 1919, cuando la revista pulp estadounidense Argosy publicó la primera historieta del personaje creado por Johnston McCulley. Desde entonces, numerosas adaptaciones a cine y televisión se han sucedido durante las décadas del siglo XX. David Cotarelo, uno de los productores, elabora por qué querían romper con la imagen que hasta ahora ha tenido el protagonista: “Por la película de Banderas y las anteriores, asociamos a Zorro con un tipo socarrón, ligón, con un punto que ahora nos resultaría machista. Queríamos huir de todo eso y utilizar este icono para contar una historia después del Me Too, con otros códigos”.
La independencia y la fuerza de los personajes femeninos fue una de las claves a tener en cuenta para modernizar el relato, explican Portela y Cotarelo. Javier Quintas, director de la exitosa La casa de papel, también participa en la dirección de Zorro, y admite ese cambio para reflejar los valores feministas de nuestro siglo: “Igual pueden resultar un poco anacrónicas, porque la serie se desarrolla en 1830, pero son mujeres empoderadas cuya acción es primordial en la trama”. Renata Notni, la actriz que interpreta a Lolita Márquez, el interés romántico de Diego de la Vega (el Zorro), añade que su personaje trasciende incluso a esa descripción, y se deshace de los lazos con Diego para cobrar un protagonismo propio: “Lolita ha cambiado, sabe lo que quiere y no espera a que nadie la salve. Al contrario, ella coge una escopeta y se defiende a sí misma, incluso le vuela el sombrero a Diego si hace falta para decirle: ‘Tú no me defiendes a mí, ni me eliges. Lo haré yo si quiero”.
Activismo indígena
Otra figura importante es la de Nah Lin, una guerrera indígena que va a luchar por lo que ella considera correcto y que, según el creador de la serie, “está a la altura e incluso por encima del Zorro y es un espejo en el que él se ve reflejado”. En esta versión, el Zorro es un título que se hereda. El primer capítulo empieza cuando Diego de la Vega vuelve de su formación militar de España porque le comunican la muerte de su padre, cuyas circunstancias extrañas investigará. Nah Lin es la hermana del antiguo Zorro que murió, y se siente legítima heredera del título, pero los espíritus no la eligen a ella, sino a Diego. La encarna Dalia Xiuhcoatl, actriz y activista mexicana, que admira el trabajo de guion: “La serie se aleja de estereotipos sobre los indígenas y muestra muy bien que la justicia del hombre blanco no siempre es la justicia de los oprimidos”.
Abrir el universo del Zorro a los indígenas, pero también a los chinos, rusos, ingleses que convivían en la tumultuosa y multicultural California del siglo XIX era otra de las prioridades de Portela. Miguel Bernardeau, actor español que da vida a este nuevo Zorro, comenta en una pausa del rodaje que contrató al profesor de historia de su hermana para poder entender mejor lo que estaba pasando en California en ese momento: “Es una época bulliciosa, de mucha mezcla. El choque cultural es muy interesante y se refleja en el guion”.
Bernardeau concuerda con los creadores: su personaje también refleja una masculinidad del siglo XXI. “Es un Zorro que llora, que se equivoca y que empieza la temporada muy niño, pero acaba convertido en adulto”. El actor de Élite, que siempre fue fan del héroe enmascarado —”me he disfrazado de él en varios carnavales”—, explica que se negó rotundamente a hacer un acento mexicano para Diego: “Les dije desde el principio que si querían un acento mexicano cogieran a un actor mexicano. Pero no me parece incoherente que Diego sea español”. Tampoco se lo parece a sus compañeros de reparto. Al contrario, Notni cree que esta es “una propuesta interesante que refresca la historia”.
Todos estos cambios que trae la nueva versión también acercan al personaje a una nueva generación que no ha conocido al héroe espadachín. Y para eso, opina Quintas, hay que adaptarse a la nueva forma de consumir contenido de los jóvenes en las plataformas: “El reto es acercarla a los jóvenes sin perder de vista a los fans de toda la vida, como Marvel hace muy bien”. De hecho, no es el único en mencionar al gigante de los superhéroes. Portela explica que se ha inspirado en las series de Marvel o DC para escribir guiones rápidos y asegura que la escena más larga no supera las tres páginas.
Cotarela ensalza la importancia de la estética del cómic en la serie: “Hemos querido adoptar una estética un poco más manierista, jugar con el lenguaje del cómic, con la luz, los colores… Los actores adoptan unas posturas que rememoran al estilo de tebeo”. También, como en Marvel, han cuidado mucho la calidad de la acción. Los actores de Lolita Márquez, Nah Lin y Diego de la Vega comentan que tuvieron que aprender a montar a caballo, a entrenar con armas, a dominar el látigo y a hacer acrobacias tan arriesgadas que incluso el doble de Bernardeau se rompió la pelvis durante una de ellas.
En esos días de septiembre excepcionalmente lluviosos por el azote de la tormenta tropical Hermine, los jardines de La Marquesa y otras localizaciones de Canarias se transformaron en Los Ángeles de principios de siglo XIX. “¡Silencio, joder, silencio! Los actores necesitan concentración”, reclama el asistente del director mientras todos se preparan para la enésima toma de la escena. A lo lejos, canta un gallo, y hay que volver a repetir.
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