Un documental se adentra en la rocambolesca historia de ‘Macarena’: “Muchos quisieron subirse al carro”
La canción de Los del Río es el centro de una producción de dos episodios que Movistar Plus+ lanzará en 2024 y cuyo primer capítulo se ha estrenado en Cádiz
“Todos conocemos la canción, pero pocos conocen su historia, muy rocambolesca y con muchos personajes”, decía este domingo Alejandro Marzoa, director de la serie documental de dos episodios Macarena, de Producciones del Barrio y que Movistar Plus+ estrenará en el primer trimestre de 2024. Su primer capítulo se pudo ver en el South International Series Festival de Cádiz. La producción disecciona el que posiblemente sea el mayor hit musical español de todos los tiempos. “Lo interesante era qué pasa en ese proceso, cómo se gesta la canción y hasta dónde llega”, relata el director.
Macarena es la historia de cómo dos amigos de la localidad sevillana de Dos Hermanas, Antonio Romero y Rafael Ruiz (ambos de 75 años), acostumbrados a codearse con la nobleza y especializados en llevar la alegría a fiestas privadas, pusieron a bailar al mundo entero. Con motivo del 30º aniversario de la canción (se lanzó en 1993 y su apogeo internacional lo vivió entre el 94 y el 96), la serie viaja al lado más desconocido del tema que logró permanecer 14 semanas como número uno de la lista Billboard. “Es de los pocos elementos de la cultura española que están en todo el mundo”, dice Jorge Ortiz de Landazuri, productor ejecutivo de Movistar Plus+.
La serie comienza por la composición de Antonio Romero y su inspiración en una bailarina venezolana —en origen, la canción decía Magdalena, aunque la bailarina se llamaba Diana Patricia—. Sigue por cómo la compañía discográfica consiguió colocarla en las fiestas andaluzas enviando casetes en los que estaba grabada la canción una y otra vez en bucle. De ahí, saltó al resto de España, pero no era suficiente. Continúa con las versiones que ayudaron a popularizarla, desde dos firmadas por Fangoria hasta la de Bayside Boys que llegó a Estados Unidos y que incluye una voz femenina en inglés. También ahonda en las acusaciones de plagio, como la planteada en torno a una canción anterior de Desmadre 75, los autores de Saca el güisqui, cheli. También se cuentan curiosidades como la petición de un directivo de la compañía discográfica de incluir “violines y flautas” en la canción, cosa que no ocurrió.
Los del Río no fueron ajenos a aquellas acusaciones de plagio. “Hubo cantidad de gente que quiso subirse al carro, pero el carro ya estaba andando. Y a alguno, las ruedas le llevaron por delante”, dice Antonio Romero al recordar aquellas polémicas. “Hubo mucha gente que quería montarse en el coche de los toreros, como decimos en Sevilla. Todo el que hace algo se inspira en algo, y si haces hincapié siempre hay algo que se parece a algo. Pero Macarena tiene unos perfiles que luego no se parecen a nada”, dice Antonio. “El problema es el zambombazo que dio. Si haces un remix, pagas lo que vale hacerlo y ya está. Pero luego sube y sube… Hubo cosas, pero perdieron, ya habían cobrado”, continúa Rafael.
El segundo episodio se centra en el éxito y la vigencia de la canción, además de las teorías sobre el origen de la popular coreografía que la acompañó en su conquista internacional. También presenta a un peculiar personaje que se hizo llamar Los del Mar y que es el responsable de que la canción llegara a países como Canadá o Francia. “Es una historia llena de personajes y conflictos”, resume Marzoa.
“Es tremendamente sencilla, es humilde, pero se engancha a las neuronas”. Antonio Romero describe la canción que compuso en 1992. “Tiene esa frescura de la música natural. Cuando la música es natural y los artistas sudan la camisa cantando, eso llega al público. Macarena está impregnada de esas actuaciones en directo de Los del Río, que somos todo música y todo público”, se explaya Antonio en una charla con EL PAÍS este domingo en Cádiz. Aunque llevan 30 años cantando eso de “dale a tu cuerpo alegría, Macarena”, ninguno de los dos se ha cansado de su tema más emblemático. “Yo tengo cuatro hijos, ¿creéis que me puedo cansar de alguno de ellos? Tenemos 400 canciones, y es imposible aburrirse de ellas, igual que es imposible aburrirse de algún hijo. En los conciertos la cantamos al menos dos veces”, dice Rafael Ruiz en la rueda de prensa. “Anima a la humanidad. Hay que hacer cosas para que la gente lo pase bien y sea feliz”, completa Antonio.
La Esperanza Macarena, en procesión en Miami
Cuando se habla con Los del Río, las anécdotas y curiosidades fluyen como un torrente sin control. “Nosotros tenemos la Gran Manzana de Nueva York, las llaves del condado de Florida… No lo sabe casi nadie, pero en Miami sale una Esperanza Macarena, hay una semana santa en Miami, una procesión que sale gracias a nuestra música. Eso para nosotros es un orgullo, ver una Esperanza Macarena paseando en procesión por Miami, pero sin capirotes, por eso del Ku Klux Klan, pero ¿sabes la alegría y el orgullo de que salga esa procesión en Miami?”, dice Antonio. “¿Tú eras de EL PAÍS, no?”, pregunta Antonio. “Tenemos que agradecer a EL PAÍS y la Cadena SER y a Jesús Polanco [expresidente del grupo Prisa y fundador de EL PAÍS], que para nosotros fue un gran padrino y nos tuvo siempre un gran cariño. Nosotros empezamos en SER Sevilla, desde ahí empezó todo”, remarca el cantante en varias ocasiones.
Al contrario de lo que podría haber ocurrido, Macarena no terminó con la carrera de sus autores. Habían llegado a lo más alto, y seguramente podrían haberse retirado y vivir de las rentas. Pero Los del Río no murieron de éxito. Tampoco se obsesionaron con lograr otro bombazo de esa magnitud. “Yo siempre digo que tenemos que dejar que trabajen los demás. Hacer otra Macarena es más difícil que barrer una escalera para arriba”, bromea Antonio. “Cuando hicimos Sevilla tiene un color especial, nos preguntaban, ‘¿y ahora?’, y dijimos, pues a trabajar más. Luego llegó Macarena, y otra vez nos preguntaban, ‘¿y ahora?’. Pues a trabajar más”, continúa Rafael.
Los derechos que generó Macarena (de su parte se repartieron la mitad para cada uno a pesar de que el compositor fuera Antonio) les habría dado para retirarse, pero a los 75 años siguen trabajando. “¿Pero es que sabes lo que pasa cuando te retiras? Que empiezas a ponerte malo. No hay que retirarse”, dice Rafael. Continúa Antonio: “Y lo que disfruta la gente. El otro día en Torrejón de Ardoz hicimos una piña en la plaza, una piña con 14 o 15.000 personas. Y dices, ¿por qué me voy a recoger, si cuando llegamos a los sitios nos reciben con tanto cariño? Y encima nos pagan”.
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