‘Sálvame’: que no se van
Como saben los aficionados al cine de terror, y deberían saber los directivos de Telecinco, a partir de tres resurrecciones del villano, es parodia
A cualquier lector de menos de 45 años le sonará la batalla de Namek. Fue una pelea a muerte entre Son Goku y Freezer, héroe y villano respectivamente de la serie Bola de dragón Z. En esa batalla, el planeta Namek estaba a punto de explotar (como nos recordaba una cartela al principio de cada episodio) y siempre le quedaban en torno a 5 minutos. El motivo de la explosión no lo recuerdo, pero sí puedo decirles que la batalla (pelea, en realidad) duró diecinueve capítulos. Cada día los niños llegaban al colegio a comentar cómo había ido la cosa, alucinando con las patadas, los puñetazos, y el destrozo de la flora y fauna de Namek. Al entrar en la segunda semana se convirtió en una broma entre niños.
Algo así está resultando ser el dilatado final de Sálvame. Como entre Borja Prado y Alessandro Salem debe ser que no se entienden, la viga maestra de Telecinco ni se derrumba ni se pinta de diferente color. Nada, no se aclaran. Borja es el típico que igual te dirige un banco que una compañía eléctrica que una emisora de televisión. Y Alessandro es un señor que viene del circo de la tele. Uno quiere un viraje a la derecha y el otro a lo familiar. Sálvame no tiene cabida. Pero esto de que se vayan está tomando su tiempo. Que si falta Jorge Javier, que si se queda el Deluxe un mes, que si te filtro una posible continuación, que si me voy a Netflix. Un consejo les doy, directivos de Telecinco, como aficionada al cine de terror: si un villano resucita una vez es normal. Si resucita dos, es terror. A partir de tres resurrecciones, es parodia. Si Namek explota, que explote rápido.
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