El caso Vinicius y los primates
No estaría mal que se midiera el posible incremento del racismo en relación con la aparición y el progresivo aumento de los votos a Vox

No ha habido telediario, programa de tertulianos, y no digamos ya programas deportivos, que no comentaran hasta la saciedad los insultos racistas a Vinicius Jr. en el campo del Valencia. Hasta la próxima. Naturalmente, todos los responsables políticos y deportivos del país condenaron los hechos, unos con más contundencia que otros, dicho sea de paso.
Por ejemplo, el portavoz de Vox lamentó los insultos pero señaló que eran más dolorosos los ataques físicos a sus candidatos y militantes: cuantificar el dolor es complejo pero al menos sirve para desviar la atención. Y puestos a cuantificar no estaría mal que se midiera el posible incremento del racismo en relación con la aparición y el progresivo aumento de los votos a Vox. Díaz Ayuso por su parte, con esa sensibilidad que le caracteriza, aludió también a los insultos en los estadios al Rey. No sabemos si con ello quería decir que los racistas son republicanos, pero en esas privilegiadas cabezas, la suya y la de su director de Gabinete, todo es posible.
Lo curioso del caso es que los insultos racistas al jugador consisten en llamarle “mono” sin percatarse que, como señalan los expertos, los primates son un orden de mamíferos placentarios al que pertenecen los prosimios, monos y simios, entre ellos los seres humanos. Al parecer la disminución de la comprensión lectora es un hecho. Y un último apunte: tantas horas y esfuerzos que dedicó Carlos Espinosa de los Monteros, padre del portavoz de Vox, a la promoción de la imagen exterior de España en su condición de comisionado del Gobierno (del PP) para la Marca España, se han visto empañados por la actuación de unos primates. Ahora, hasta en el G-7 consideran que somos racistas.
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