Toros en televisión, un incierto cambio de tercio
Tras el veto de TVE, la huida de Movistar y una audiencia a la baja, la difusión de la fiesta queda en manos de cinco autonomías y una empresa americana. Todo ello sucede en un sector en crisis, desunido e inadaptado a los tiempos modernos
La relación entre la fiesta de los toros y la televisión es una historia de amor-odio trufada de polémicas entre defensores y detractores, con especial protagonismo de la política y de la corriente animalista; pasión, primero, y tibieza y desapego después, que va desde las muchedumbres arrobadas ante las tiendas de televisores por el fenómeno de El Cordobés en los años sesenta al veto de TVE desde 2016. Movistar tomó el testigo hace 30 años y acaba de abandonarlo por razones poco conocidas; y así, mientras la antorcha taurina la mantienen cinco televisiones autonómicas con buenos resultados de audiencia, ha irrumpido en el sector OneToro, una empresa americana dirigida por un alemán, que pretende llevar las imágenes taurinas por el mundo entero. En su reciente presentación pública no aportó la confianza esperada, y todo ha quedado a la espera de que el próximo 9 de abril, Domingo de resurrección, Mundotoro TV ―esa es la marca comercial elegida— comience en Sevilla sus emisiones y se despeje la incertidumbre que a día de hoy persiste entre los aficionados.
Todo ello sucede en un sector en crisis, desunido e inadaptado a los tiempos modernos, vapuleado desde distintos y variados flancos, y que se muestra incapaz de cerrar la herida por la que se escapan cada año seguidores que ponen en entredicho su futuro.
El próximo 4 de junio se cumplirán siete años desde que TVE retransmitió la última corrida de toros, en 2016, desde Albacete, a beneficio de Asprona. El matrimonio bien avenido entre la televisión pública y los toros se rompió de golpe en 2006 cuando Carmen Caffarel, directora general del ente público en ese momento, decidió prohibir las corridas en la pequeña pantalla. En diciembre de 2010, Alberto Oliart, presidente de la corporación, presentó el Manual de Estilo que incluía los toros en la sección “violencia con animales” dentro del apartado “cuestiones sensibles”, y las corridas quedaban vetadas en RTVE por su horario, generalmente coincidente con el de especial protección para la infancia, argumento que la corporación ha defendido en los últimos años para mantener la prohibición.
Matrimonio roto
Sorpresivamente, en febrero de 2012, durante el mandato de Leopoldo González Echenique, RTVE eliminó del manual la referencia a la violencia con animales y abrió de nuevo la puerta para que las corridas volvieran a la pequeña pantalla. Así, el 5 de septiembre de ese año, las cámaras acudieron a la plaza de Valladolid para ofrecer a toda España una corrida en la que participaron El Juli, José María Manzanares y Alejandro Talavante, que fue vista por 1.157.00 espectadores.
La polémica resurgió de nuevo entre defensores y detractores, y las dificultades económicas del ente público obligaron a que los toreros renunciaran a sus derechos de imagen y que RTVE solo asumiera los gastos del despliegue técnico. El director general reconoció ante la Comisión de Control del Congreso la dimensión económica, ecológica y sociocultural de los toros, y asumió que cada año se retransmitiera un reducido número de festejos, uno o dos, siempre que “se den las circunstancias”. No fue exactamente así, porque desde 2012 hasta hoy solo se han retransmitido cuatro corridas más: en 2013, desde Mérida; dos en 2015, desde Cáceres y San Sebastián y la citada de Albacete, en 2016.
En mayo de 2021, la Comisión Mixta de Control Parlamentario de RTVE aprobó que los festejos taurinos volvieran a la televisión pública, pero el acuerdo no se ha cumplido. El matrimonio entre la televisión estatal y los toros —muy feliz en otro tiempo, pues, entre 1998 y 2002, TVE contó con un canal taurino propio a través de Vía Digital— parece definitivamente roto; y de aquella unión solo quedan el programa semana Tendido Cero, que se emite los sábados en la 2, y Clarín, los sábados y domingos en Radio 5 de RNE.
Pero el hueco que dejó RTVE lo ocupó en 1992 la plataforma de pago Canal Plus —reconvertido en Canal Toros de Movistar a partir de 2010—, que ha sido el gran difusor de los festejos de las principales ferias durante 30 años. Sin embargo, el próximo día 23 la pantalla de Telefónica se fundirá a negro después de que en 2022 haya retransmitido 84 festejos.
Las razones de esta despedida las explicaba la propia empresa en una escueta nota: la nueva situación del mercado y la irrupción de nuevos actores. El mercado ha cambiado, ciertamente, y parece que el número de abonados actuales —entre 20.000 en temporada baja y 50.000 durante las principales ferias, pero muy alejados de los 100.000 de épocas pasadas— no permitía rentabilidad alguna; y el nuevo actor es OneToro, que ha firmado por tres años con las plazas de Madrid, Sevilla y Valencia, a razón de 3 millones de euros por temporada.
El mercado, la nueva plataforma y quién sabe si alguna razón política o ideológica han propiciado la retirada de Canal Toros, que ha sumido al sector en una situación de orfandad que espera suplir con la empresa americana. Mientras tanto, cuatro televisiones autonómicas públicas y una privada mantienen la bandera taurina en todo alto y dedican una sustanciosa parte de sus presupuestos a la retransmisión de festejos y programas taurinos semanales.
Castilla la Mancha Media estuvo presente en 85 festejos en 2022 y su previsión para esta temporada es retransmitir 70; Canal Sur TV, 32 festejos el pasado año, y el mismo número para el presente; Telemadrid, 25 festejos retransmitidos en 2022 y una previsión de 31 para este, incluidas las 14 corridas de San Isidro ya anunciadas por la presidenta de la Comunidad de Madrid; Canal Extremadura, seis festejos la pasada temporada y 13 en 2023; y Castilla y León TV —la única autonómica privada— emitió las dos finales del Circuito de Novilladas de la Comunidad y está a la espera de un acuerdo entre el gobierno regional y la Fundación Toro de Lidia sobre los certámenes de novilladas para este año.
La pantalla de televisión no está en negro, pero sí descolorida. El veto de TVE, auspiciado por sus dirigentes, la tibieza de unos políticos y la abierta oposición de otros, y las aceradas críticas de los animalistas, ha influido, sin duda, en una baja consideración social de la tauromaquia.
La huida de Movistar no es una buena noticia, y está por ver que OneToro responda a las expectativas. Mientras tanto, quedan las autonómicas como las últimas de Filipinas en la defensa de un patrimonio cultural que, de hecho, rechazan todos aquellos que están llamados a protegerlo.
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