‘MasterChef’ cocina con la polémica como ingrediente estrella
La controversia provocada por las palabras de Patricia Conde, con graves acusaciones hacia el programa, es solo uno más de los altercados que han puesto en cuestión al concurso de La 1
El 10 de abril de 2013 se emitía el primer programa de MasterChef en España. A punto de cumplir 10 años en TVE, el formato se mantiene como uno de los principales activos de la televisión pública, capaz de congregar a millones de espectadores y reportar cuotas de pantalla que permiten a La 1 liderar su franja de emisión. Con 26 ediciones ya emitidas (10 con concursantes adultos, 9 con niños y otras 7 con famosos, además de dos especiales con participantes de la tercera edad), es imposible negar el éxito de la versión española de esta franquicia internacional de origen británico con adaptaciones en más de 60 países. La audiencia sigue respondiendo: aunque los datos ya están lejos de los más de tres millones de espectadores que lograron convocar las primeras ediciones del programa (también eran otros tiempos para el consumo televisivo en general), la reciente séptima entrega de MasterChef Celebrity ha promediado 1.531.000 espectadores (15,5% de cuota), muy por encima de la media de la cadena.
Casi desde sus inicios, la polémica ha sido un plato más del menú de un programa que, planteado como entretenimiento familiar, reúne a público de todas las edades. Pese a que sus concursantes son cocineros aficionados, el formato hace gala del alto nivel de exigencia que se impone. Al mismo tiempo, no pierde nunca de vista que se trata de un programa de entretenimiento. Por eso, al realizar el casting, la productora no solo busca cocineros con cierto nivel, también busca perfiles que puedan dar juego en antena y ofrecer espectáculo.
Esos han sido algunos de los ingredientes de la última gran controversia en torno al programa. La recién terminada séptima entrega de MasterChef Celebrity tenía como una de sus favoritas a la presentadora y actriz Patricia Conde. En una de las pruebas de la final, sorprendió a jueces y espectadores con una actitud más pasota de lo normal. Ella afirmaba estar cansada. Algunos espectadores creyeron ver en sus gestos y sus palabras una intencionalidad para mostrar el lado perverso de los elevados niveles de exigencia a los que se somete a los concursantes.
Tras la emisión del programa, Conde publicó el martes en Instagram una imagen acompañada de un texto que ha editado en varias ocasiones y en el que explicaba su comportamiento. “Cuando me gritan o no me tratan bien, no lo sé gestionar”, decía la primera versión. “Realmente me bloqueé ante tanta presión. No solo la del cocinado, sino la de toda la gente que tenemos enfrente dando órdenes y sobre todo de lo que dirán de nosotros en redes sociales después. Que ya sabéis algunas terribles consecuencias. Nunca había visto MasterChef y quería investigar desde dentro”. “Siento no haber sido más competitiva y ambiciosa. (...) Prefiero reírme de mí misma y ofrecer el show que tanto me pidieron. (...) Esto es televisión, no es real”, rezaba.
Pero la tensión creció cuando el jueves, la vallisoletana cambió el texto para añadir unos párrafos que incluían graves acusaciones de manipulación y consumo de drogas dentro del programa. “Otra cosa, jefa, diles a los chicos de redes del programa (que son maravillosos) que dejen de escribir cosas hirientes sobre mí. Yo hablaba del peligro de las redes, no de salud mental, lo que insinúo es que contratéis a algún psicólogo para el programa para que nos explique el porqué de las cosas. En plan, ‘no estás loco, te han apagado el horno’, por ejemplo”. Y añade: “Yo solo tenía sueño, nunca me he drogado y en un programa de televisión con 14 cámaras enfocándome no haría algo así [...]. Sabes perfectamente quiénes son las dos personas en esta edición que sí lo han hecho, todos los días. Mírate las imágenes del día del hipódromo, por ejemplo”. Poco después, Conde eliminó estas frases del mensaje.
En la tarde del jueves, la productora del programa contestó a través de un comunicado: “Shine Iberia lamenta y niega las acusaciones vertidas por Patricia Conde hacia el equipo del programa, así como hacia el resto de los concursantes de la última edición de MasterChef Celebrity, comentarios inciertos que atentan contra el honor de todas las personas involucradas en la producción”. EL PAÍS ha contactado con la productora, que ha declinado hacer más comentarios y asegura que no se plantea introducir cambios en el funcionamiento del programa a raíz de esta polémica. TVE también ha rechazado hacer comentarios.
Esta solo es la última polémica que ha rodeado a MasterChef en sus casi 10 años de vida en España. A raíz de las palabras de Conde insinuando que el programa manipula y boicotea el trabajo de los concursantes, algunos tuiteros han recordado las palabras del cantante Xuso Jones, participante de la tercera edición del Celebrity. “Mi experiencia fue una puta mierda”, dijo el cantante en un podcast en febrero de 2022. “Para que un programa de entretenimiento entretenga a la gente en casa, tienen que pasar cositas que el espectador no se imagina detrás de cámaras… No te avisan, tú lo ves en directo”, explicaba el participante. También se ha recordado el abandono de la cantante María del Monte en la primera edición del formato con famosos. “A mí me gusta disfrutar de las cosas, y no estoy disfrutando”. Además, se dirigió a los tres jueces: “Aparte de daros las gracias por vuestros consejos, deciros que no es necesario tener todo el día la cara de fiscal de Morena Clara para hablarle a la gente”.
Auditoría interna
Sin duda, la mayor crisis que ha afrontado MasterChef en su recorrido en España se produjo tras el suicidio de la actriz Verónica Forqué hace ahora un año, pocos días después de que se terminara de emitir su muy comentada participación en el programa (grabado meses antes). Forqué abandonó justo antes de la semifinal. Pocos días después, el consejo de administración de RTVE aprobó la puesta en marcha de una auditoría interna del programa para conocer con detalle los procesos de contratación y los costes de las diferentes versiones (cuya producción ronda los 550.000 euros por capítulo). “Se trata de hacer una radiografía del programa y de un formato que a veces fuerza las situaciones para obtener un punto más de audiencia, y eso genera tensiones de guion y crea problemas a TVE”, explicaron desde el organismo de control, y aseguraron que la decisión no estaba relacionada con la muerte de Forqué.
Sí tenía relación con la multa de 219.000 euros que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia impuso a RTVE en 2017 por la emisión de publicidad encubierta en el programa de unas bodegas y sus vinos. Este verano, la cadena pública también fue multada (aunque ha recurrido la decisión) con 125.000 euros por el mismo motivo, en este caso por promocionar unos productos alimentarios que vende una exaspirante que acudió como invitada. En ese caso, algunos espectadores criticaron que el canal público publicitara y hablara de los beneficios de productos relacionados con pseudociencias.
Humor ofensivo
De vuelta a la versión con famosos, la edición de 2020 levantó polvareda por un personaje de Florentino Fernández, Flosie, que provocó abundantes quejas por lo ofensivo de su supuesto humor. Tanto fue así que el programa editó sus últimas dos entregas para eliminar las apariciones del personaje. También en 2020, la edición con participantes desconocidos tuvo en Saray Carrillo, gitana y trans, a su concursante más controvertida tras ser expulsada al presentar como plato una perdiz muerta sin desplumar. En una entrevista, la participante explicó que no había sido seleccionada mediante casting, sino que el equipo del programa fue el que contactó con ella. Aseguró haberse sentido utilizada: “En realidad, fue una forma de reivindicarme, una forma de decir, ‘señores, yo no voy a cocinar más para que me humilléis”.
La edición infantil tampoco se ha librado de las controversias. Además de frecuentes comentarios por la exigencia y el nivel de estrés al que se somete en ocasiones a sus jóvenes participantes, algunas pruebas han mostrado cómo los pequeños despellejaban conejos, imágenes que se repitieron en otras ediciones de adultos y que hirieron la sensibilidad de algunos espectadores.
Más allá del contenido, una queja habitual de los espectadores de MasterChef ha sido por su duración y, por tanto, la avanzada hora a la que termina. La edición española es la más larga de las versiones europeas porque, mientras en otros países se emite una sola prueba por noche, La 1 emite las tres pruebas seguidas. Al menos ha sido así hasta ahora, porque la próxima edición con concursantes adultos se programará con dos emisiones semanales, con lo que se espera que cada una de ellas termine antes. Aún no se han especificado cómo se repartirán esas emisiones.
RTVE adjudicó en octubre 20 millones de euros a Shine Iberia para la producción de diferentes versiones del programa en el próximo año. El acuerdo incluye 25 entregas de la versión con adultos (8,6 millones de euros), además de 15 para la próxima edición con famosos (7,2 millones) y seis especiales de Navidad (4,2 millones). Polémicas aparte, aún hay MasterChef para rato.
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