_
_
_
_

Ramón Campos, productor: “Los que vinieron del cine han destrozado la televisión”

El corresponsable de Bambú Producciones, creador de ‘Velvet’, ‘Las chicas del cable’ o ‘Fariña’, subraya el abandono que sufre la gran audiencia española, que por ello se vuelca en las series turcas. “Hemos dejado de hacer esos productos, yo el primero”.

Ramón Campos, productor de Bambú, fotografiado a las afueras de Madrid.
Ramón Campos, productor de Bambú, fotografiado a las afueras de Madrid.Claudio Álvarez
Gregorio Belinchón

En el año 2001, el licenciado en Comunicación Audiovisual Ramón Campos (Noia, A Coruña, 47 años) firmó su primer guion: la serie Galicia exprés. Por fin trabajaba en lo que le gustaba, pero no como le gustaba. Por eso, tras varios telefilmes y otras series, Campos y Teresa Fernández-Valdés, hoy su exesposa, fundan en 2007 Bambú Producciones y se mudan a Madrid con un grupo de amigos/colaboradores para hacer las series Desaparecida y Guante blanco. Un desastre. Pero perseveraron y así llegaron, entre otras, Gran Reserva, Gran Hotel, Velvet, Las chicas del cable, Hispania, Velvet Collection, Fariña, 45 revoluciones, La embajada, Un asunto privado, Alta mar o Now And Then. Por si fuera poco, a Campos le fascina el true crimen, y con Elías León Siminiani como director ha producido El caso Asunta, El caso Alcàsser y 800 metros, reciente ganador del premio Ondas al mejor documental o serie documental. “Bueno, también soy el productor de la serie Instinto, con Mario Casas”, subraya entre risas sobre uno de sus fracasos de crítica. “O de Jaguar, con Blanca Suárez”. Campos no se muerde la lengua, y menos aún sobre su propio trabajo.

Hace unos años comenzó su andadura en el cine, a la vez que entraba en el accionariado de Bambú la productora francesa Studio Canal. Por un lado, con una línea de terror, con Malasaña 32 (2020) y 13 exorcismos, ahora en salas. Por otro, en una vertiente más de autor: Campos y Fernández-Valdés estaban en París el día de los atentados a la sala Bataclan, y de esa impresión surge el impulso para producir Un año, una noche, de Isaki Lacuesta, también ahora en cines. Se sienta a charlar, tras pasar el día anterior en Barcelona en el rodaje de la serie La tierra de las mujeres, con Eva Longoria y Carmen Maura, y visitar por la mañana en Madrid a su querida Concha Velasco. Por boca de Campos, que coguioniza muchas de sus producciones, salen sus próximos proyectos y el alud sepulta al entrevistador.

Pregunta. El gran debate de nuestros días: ¿qué es un showrunner? Y, ¿existen en España?

Respuesta. Es la persona que crea, escribe —por lo menos el capítulo piloto—, y guía una serie, independientemente de los directores. Marca al equipo hacia dónde ir. En España son productores ejecutivos o creativos, no showrunners. Y existe un batiburrillo en el sector sobre ese puesto, porque hemos dado tanta dimensión al cargo en inglés que todo el mundo quiere serlo porque suena mejor. Para mí ese halo de creador no es positivo, porque la creación nace del equipo. Yo firmo como productor ejecutivo. En España, showrunners hay como mucho una decena.

P. Se convierte en productor para defender sus guiones. ¿Por qué no dirige?

R. Porque los actores me aburren en el rodaje. Yo no tengo paciencia para discutir en un plató.

Yo firmo como productor ejecutivo. En España, ‘showrunners’ hay como mucho una decena”

P. Pero aguanta a los directores.

R. Son mucho más fáciles, porque aceptan la visión del productor ejecutivo. Y yo me involucro mucho.

P. ¿Cuánta gente vive de Bambú?

R. Bueno, entre el puñado original de emigrantes gallegos y los que se fueron sumando, ahora seremos 35 o 40. Tuvimos músculo financiero para aguantar el confinamiento de la pandemia. Más me preocupa el centenar largo de gente que trabaja en las series, técnicos que encadenan una producción tras otra. Hay que estar creando y vendiendo series sin cesar para que gire la rueda.

Soy guionista de televisión, y sobre todo de televisión en abierto, por vocación”

P. ¿Y por qué ha entrado en el cine, y tan tarde?

R. Cuando todos los del cine se vinieron a la tele sin infraestructura para abordar varios proyectos a la vez, pensé: “Pues yo voy para allá”. Soy guionista de televisión, y sobre todo de televisión en abierto, por vocación. Ahora, vi que dejaban un hueco y que estamos más habituados a la agilidad que ellos. 13 exorcismos se rodó en mayo y la estrenamos en noviembre. Y eso que tiene efectos. Además, los que vinieron del cine han destrozado la televisión. Estamos asistiendo a la inminente explosión de la burbuja de las plataformas: algunas han frenado su ritmo, otras ya ni compran ni producen [días después de la entrevista, la plataforma Starzplay/Lionsgate+, para la que Bambú hizo la inédita Nacho, sobre el actor porno Nacho Vidal, anunció su cierre en España]. Aquí hacíamos buena televisión para el gran público, eso llamó la atención de las plataformas, vinieron a España... y nos olvidamos de esa audiencia.

O volvemos a la ficción generalista o esto se acaba”

P. Póngame ejemplos.

R. The Wire es la Biblia, no hay nada mejor, pero no es para el gran público. En España hay que hacer Velvet y Fariña, porque si solo haces la segunda, la audiencia se va. Todos hemos dejado de hacer Velvet. ¿Por qué las plataformas han olvidado a todo ese público mayoritariamente femenino?

P. Y la respuesta es...

R. Porque muchos directivos de esas plataformas y de los creadores piensan más en el prestigio, en trabajar con cineastas de los grandes, o no les interesa esa audiencia femenina, centrándose en su gusto particular. Y estas cosas no son incompatibles. ¿Qué pasa? Que ese hueco lo ocupan las series turcas. Hace unos días estaba negociando con un directivo estadounidense, al que le propusimos un melodrama, y sorprendido por la oferta, me dijo: “Esto es una pirámide. En la cúspide está La casa de papel: todo el mundo la quiere, pero el mercado es muy pequeñito. Y en la base, que hay un mercado enorme para el melodrama, nadie los ofrece”. Esta podría ser nuestra baza. El tiempo entre costuras, Isabel, La señora... todo dilapidado y ocupado por los turcos. Yo presenté en el mercado de Cannes Gran hotel y lo peté. Con Velvet nos ponían la alfombra roja. Y dejamos de hacerlo, yo el primero. Yo logré producir Fariña porque antes estaba Velvet. O volvemos a la ficción generalista o esto se acaba.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_