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COLUMNA
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George Thorogood o los últimos sudores del blues

El guitarrista no es una gran estrella, pero tiene un público global y fiel. Continúa una tradición de blancos cómodos en la música más negra, hedonistas y adictos a la carretera. El problema es que no viene nadie detrás

George Thorogood, en un concierto en Coconut Creek (Florida) el pasado febrero.
George Thorogood, en un concierto en Coconut Creek (Florida) el pasado febrero.Johnny Louis (Getty Images)
Ricardo de Querol

George Thorogood elevó la temperatura de una noche madrileña ya sofocante en la que el público sudoroso no podía parar de bailar sus descargas de blues, boogie y rock and roll. El guitarrista de Delaware, de 72 años, es de esa categoría de artistas que, sin considerarse estrellas, tienen un público global y fiel. Y él es muy fiel al público: ha dado más de 8.000 conciertos en su carrera, y en cada uno se entrega como si fuera el último.

El blues despegó hace un siglo, en la dureza de las plantaciones del sur de EE UU, donde brotaron las canciones de Robert Johnson, Blind Lemon Jefferson o Ma Rainey. Vino luego, con la migración afroamericana al norte, la edad de oro del blues eléctrico: la de B. B. King, Muddy Waters, Big Mama Thornton, Albert King o John Lee Hooker. Pero, a partir de los últimos sesenta, asumió ese legado una ola de músicos blancos, de EE UU y de las islas británicas, que subió los decibelios para llegar a lo que se llamó blues rock: Johnny Winter, John Mayall, ZZ Top, Eric Clapton, Janis Joplin, Jimmy Page, Rory Gallagher, Stevie Ray Vaughan... Fue una transición suave: aquellos jóvenes fueron apadrinados por los veteranos, con los que compartían escenarios a menudo. Un raro relevo generacional a la vez que racial. Thorogood pertenece a esa serie de artistas blancos cómodos en la música más negra, a la que le imprimen un ánimo hedonista antes que melancólico.

Hay grandes discos, pero el blues se entiende mejor en la magia del directo. La tradición es girar sin parar. George Thorogood se empeñó, en 1981, en tocar en los 50 Estados de EE UU en 50 días. Y vivió su día de gloria en 1985, cuando actuó en Live Aid, el primer gran festival televisado en directo para una audiencia mundial, con dos leyendas a su lado: Bo Diddley y Albert Collins. Hoy sigue en la carretera, y además es activo en las redes: en su canal de YouTube, produce una serie de vídeos muy cortos, One Bourbon, One Scotch & One Story, en los que, además de darse autobombo, se cuentan historias de las figuras que le influyeron, de los miembros de su banda (The Destroyers) y de invitados de distintas edades que encajan en su estilo.

Los mejores días del blues quedan atrás. Algunos músicos de hoy (Jack White, The Black Keys) beben de él, pero evitan encasillarse en un género minoritario, que entienden poco comercial. Viendo a Thorogood darlo todo a sus 72 años, la pregunta es quién cogerá el testigo. O si el blues solo quedará como padre de otras músicas.

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Sobre la firma

Ricardo de Querol
Es subdirector de EL PAÍS. Ha sido director de 'Cinco Días' y de 'Tribuna de Salamanca'. Licenciado en Ciencias de la Información, ejerce el periodismo desde 1988. Trabajó en 'Ya' y 'Diario 16'. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Sociedad, 'Babelia' y la mesa digital, además de columnista. Autor de ‘La gran fragmentación’ (Arpa).

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