El diálogo entre Valdano y Ancelotti: “Uno no decide ser tranquilo”
El argentino sabe bien lo que son las remontadas agónicas que ha repetido el Madrid del italiano. Ambos comparten el sosiego, una actitud elegante y el don de la comunicación
Jorge Valdano popularizó la expresión “miedo escénico”, el que infunde el Bernabéu a rivales que llegan con ventaja. Lo sabe bien: formaba con Santillana y Butragueño la delantera del anterior Real Madrid de las remontadas: 6-1 al Anderlecht, 4-0 al Borussia Mönchengladbach. Eso pasó en las Copas de la UEFA de 1985 y 1986, que se ganaron, pero lo que el club ansiaba era la Copa de Europa. Y ahí el Madrid de los años siguientes, el dominado por la Quinta del Buitre, ya sin Valdano, se cruzó con el arrollador Milan de Arrigo Sacchi, en que jugaba como centrocampista Carlo Ancelotti. Este abrió un duro marcador en San Siro: 5-0. Durante dos años seguidos, ese Milan frustró la Séptima y se llevó las dos orejonas.
Valdano —campeón del mundo con Argentina junto a Maradona, entrenador y directivo, hoy comentarista— y Ancelotti —ganador como técnico de las cinco grandes ligas y de otras tres Champions— conversan en un capítulo de Universo Valdano (#Vamos, Movistar Plus+). Las dos figuras del fútbol comparten sosiego, una actitud elegante y el don de la comunicación. La charla se grabó en vísperas de la última remontada agónica, el 3-1 al Manchester City que dio paso al Madrid a la final de París, este sábado frente al Liverpool.
“El fútbol es simple”, suelta Ancelotti. Sus charlas tácticas no duran más de 15 minutos. No le obsesiona su oficio y se niega a ser definido por él: “Yo no soy el entrenador, soy la persona que entrena”. Habla de otras cosas: de su devoción por Berlusconi, quien fue su jefe en el Milan y al que siempre votaba; cuenta que en Liverpool (donde dirigía al Everton) no notó gran diferencia en el confinamiento porque siempre llueve. Presume de saber irse antes de que lo echen. Y confiesa que, aunque duerme mal antes y después de los partidos, ha heredado la serenidad de su padre y la ha transmitido a su hijo, que es su ayudante. Valdano lo explica en los genes: “Uno no toma la decisión de ser tranquilo”.
Así de calmo encara otra final el tipo que se vacunó contra la arrogancia y no tiene nada más que demostrar.
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