Del mal genio de Eric Clapton a la lección de The Clash
El maestro del blues hizo soflamas racistas y la banda referente del punk alzó la bandera del mestizaje. El documental ‘White Riot’ recuerda ese choque en los convulsos años setenta
Puedes ser un genio en lo tuyo y un insensato para lo demás. Eric Clapton —a quien los hippies llamaban Dios— dice ahora que se niega a actuar en conciertos para cuya asistencia se exija vacunación o test de covid, sumándose a la campaña anticientífica de otro gran músico, Van Morrison. Ya sabíamos del lado oscuro de Clapton. El guitarrista amigo de todos —que tocó con los Beatles juntos y separados, los Stones, B. B. King, Buddy Guy o Dire Straits— fue durante años un yonqui violento y un marido maltratador. La figura del blues británico, maestro del sonido de los hijos de la esclavitud, llamó desde el escenario (Birmingham, 1976) a la expulsión de todos los negros para defender la “nación blanca”.
En el documental El patrón del blues (Life in 12 Bars), de 2017, Clapton se disculpa por aquel desbarre y dice avergonzarse de quien fue, aunque se juzga con poca dureza al calificarse de “semirracista”. Y excusa en sus adicciones y en los traumas familiares —la que creía su hermana resultó ser su madre— su difícil temperamento, compatible con la excelencia en las seis cuerdas.
Clapton no estaba solo en el lado oscuro. David Bowie y Rod Stewart eran otras estrellas del rock que jaleaban el fascismo emergente de los setenta, el del National Front o el del líder ultraconservador Enoch Powell, en un Reino Unido sumido en la crisis económica y social.
La reacción de otros músicos muy combativos se cuenta en otro documental, White Riot, de 2019 (en Movistar+). La escena que se movía en torno al punk, con The Clash en cabeza, replicó a Clapton —y a los skinheads neonazis— con un movimiento llamado Rock Contra el Racismo, que culminó en un festival masivo en 1977. Esta ola abrazaba a la vibrante comunidad jamaicana. Hacía suyo el reggae y el ska. Adoptó como bandera el tablero de ajedrez, blanco y negro. Reivindicaba el mestizaje que hizo grande a la música británica, el mismo mestizaje que salía de los dedos de Clapton dijera las sandeces que dijera.
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