_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Los zombis se instalan en Francia

En ‘La Revolución’, la trama transcurre poco antes del estallido de la Revolución Francesa de 1789 y poco o nada tiene que ver con los hechos históricos

Una imagen de la serie 'La Revolución'. En vídeo, el tráiler de la serie.
Ángel S. Harguindey

Todo, o casi todo, del mundo de los zombis comenzó en 1968 con una película de serie B y un presupuesto que no llegó a los 120.000 dólares: La noche de los muertos vivientes, la primera película de George A. Romero. Desde entonces el número de películas y series de televisión sobre el tema se incrementó exponencialmente. The Walking Dead se convirtió en la madre de todas las series de zombis, con secuelas lamentables como The Walking Dead: World Beyond. Ahora llega a Netflix La Revolución, una trama que transcurre poco antes del estallido de la Revolución Francesa de 1789 y que poco o nada tiene que ver con los hechos históricos, algo que tampoco pretendía su máximo responsable, Aurélien Molas.

Francia vive momentos tensos. La aristocracia, o una parte de ella, no solo no está dispuesta a renunciar a sus privilegios feudales sino que planea masacrar a la ciudadanía con una pandemia devastadora de un nuevo virus, ideado y estimulado en el Versalles de Luis XVI. La torpeza monárquica, incapaz de aceptar las mínimas reformas para afrontar las misérrimas condiciones de vida de los “sin camisa”, encuentra en el virus de “sangre azul” la solución, una enfermedad que convierte a quienes la padecen en zombis, casi en inmortales, al mismo tiempo que fomenta el canibalismo.

Olvídense de las sutilezas: los malos son malísimos y el pueblo, justiciero, y añádanle una dirección artística, un vestuario, unos decorados y localizaciones excelentes y unas correctas interpretaciones, y el resultado es una serie con una notable producción que entretiene a quienes no les disgusten las escenas en las que la sangre corre a raudales en el condado de los Montargis. El rigor histórico queda para otra ocasión.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_