La televisión española busca globalizarse
El éxito mundial de las series patrias impulsa a sus creadores a coproducir con otros países y competir con EE UU
Esta semana se celebra el Mipcom Online+. El mayor mercado de la televisión ha trasladado su trasiego de compras y ventas de formatos a un entorno totalmente digital por la pandemia de la covid-19. Más de 6.000 ejecutivos de 100 países diferentes tratan de dar visibilidad y llegar a acuerdos internacionales con sus programas y series. Lo que no varía es la amplia presencia de contenido español ni su relevancia, cada vez mayor. Sin embargo, el contenido en español está en auge, pero para que el talento nacional luzca hace falta unos presupuestos y una distribución global que muy pocas producciones pueden alcanzar solas. Ahí entra la nueva palabra de moda este año: coproducciones, un recurso clave en el panorama internacional.
De estos acuerdos ha nacido por ejemplo Inés del alma mía, actualmente en emisión en La 1 pero para la que RTVE se alió con Chilevisión, Boomerang TV y Amazon Prime Video (quien también la tiene en su plataforma)- Y no es la única coproducción dentro de las propuestas españolas que este año desfilan por este mercado internacional. Dime quién soy, que Movistar + estrenará este otoño, es fruto de la colaboración entre DLO Producciones y Telemundo International Studios. De su venta internacional se encarga Beta Film, que ayer anunció la adquisición de la serie por parte de las cadenas públicas noruega, danesa y finlandesa. El año pasado, dos de los proyectos españoles destacados en esta feria fueron The Head, coproducción internacional de HBO Asia, Hulu Japón y Mediapro, y The Paradise (que se estrenó en España con el título de Kosta), coproducción también de Mediapro con la cadena pública finlandesa YLE y la productora nórdica MRP.
Más ejemplos recientes: la serie Hierro logró salir adelante, tras un intento fallido, gracias a la producción de Movistar + y de ARTE France, Portocabo y Atlantique Productions. Para White Lines, Vancouver Media, la productora de Alex Pina, se asoció con la británica Left Bank Pictures (responsable, entre otras, de The Crown). Y una de las primeras producciones españolas que regresaron al rodaje tras el parón por la pandemia fue 3Caminos, coproducida por la gallega Ficción Producciones y la alemana Ariane Krampe Filmproduktion, Beta Film y Amazon y que cuenta con socios productores en Corea, Portugal y México. “Muy poco producto piensa ahora solo en el mercado español, desde el principio se piensa en tener un socio internacional para darle más presupuesto, más volumen, más visibilidad y lograr que sea vendible a una plataforma global, con lo que se obtiene más rentabilidad”, reflexiona Géraldine Gonard, directora de la asesora audiovisual Inside Content y de Conecta Fiction, evento que ejerce de lugar de encuentro de talento internacional para facilitar las coproducciones entre América y Europa y que este año ha celebrado en Pamplona su cuarta edición
“Hace cuatro o cinco años, se creía poco en las coproducciones. Ejecutivos de grandes cadenas me decían que nunca iban a hacer coproducciones, y ahora son los que corren detrás de ellas”, prosigue. “Hubo un cambio radical en la filosofía. El nivel de producción ha subido mucho, las plataformas globales son numerosas, y para llegar a tener una calidad que pueda competir con el contenido americano, las coproducciones son necesarias y obligatorias en algunos casos”, añade Gonard.
Las coproducciones permiten afrontar proyectos más ambiciosos repartiendo la inversión y, al mismo tiempo, los riesgos. Además, aseguran una mayor proyección internacional del producto. Ese será el caso de La Fortuna, la serie que prepara Alejandro Amenábar para Movistar +. Su ambición será posible plasmarla en la pantalla gracias a la colaboración entre MOD Pictures, la propia plataforma de Telefónica y la compañía estadounidense AMC Studios, responsable de The Walking Dead. Gracias a esa asociación ya tiene asegurada su difusión en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Latinoamérica. Otra ambiciosa adaptación televisiva será La novia gitana, que dirigirá Paco Cabezas y será posible por la participación de Diagonal TV y ViacomCBS International Studios.
La proyección internacional es uno de los objetivos primordiales de nuevas productoras y asociaciones creadas en los últimos meses. Buendía Estudios, joint venture fruto de la unión de Atresmedia y Movistar +, pretende producir contenido para terceros en el mercado nacional e internacional. Beta Entertainment Spain, concebida como un puente entre los mercados estadounidense y latinoamericano, se creó el año pasado de la unión de la productora y distribuidora Beta Film y el productor Javier Pérez de Silva. Uno de sus primeros proyectos es el drama The Secret Hospital, que planea grabar en Estados Unidos y en la que participan Atresmedia Studios y Balance Media. También la productora de contenidos en español El Estudio, fruto de la asociación de Enrique López Lavigne, Pablo Cruz y Diego Suárez Chialvo y con sedes en Madrid, México y Los Ángeles, desarrolla proyectos en español con ambición global, como la adaptación del cómic de culto Roman Ritual, de El Torres, que escribirá y dirigirá Paco Plaza.
La pandemia ha echado el freno a esta fructífera colaboración internacional. Un estudio reciente de la consultora Ampere Analysis recogido por Variety asegura que, mientras en el último trimestre de 2018 las coproducciones internacionales suponían un 8% de los proyectos de ficción, en el segundo trimestre de 2020 la cifra cayó al 5%. Geraldine Gonard pone en perspectiva estos datos: “La Covid ha cambiado un poco las reglas. Lo ha puesto más difícil en la práctica, pero las coproducciones internacionales son más necesarias que nunca”. Gonard destaca la buena posición de Europa, donde la producción audiovisual se retomó a mediados de mayo. También destaca cómo las grandes producciones han sido las más dañadas por los nuevos protocolos. “En producciones con presupuestos de tres millones por episodio, tener que frenar por un caso de covid cuesta mucho dinero. Pero en la media de las series españolas, de medio a un millón por episodio, las consecuencias de tener que parar son menores. Y no es lo mismo asegurar a Brad Pitt que a Roberto Álamo. Las grandes productoras americanas sí están mucho más paradas, pero las medianas y pequeñas no han parado porque tienen más hambre y menos riesgo”, completa.
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