Fernando Valladares contra las Cabañuelas
Nadie pide a los medios que vayan a recoger barro o reconstruir zonas devastadas, pero tampoco deberían echar más fango virtual sobre el fango real, que ya hay bastante
A pesar de que estoy a dieta de matinales por una cuestión de salud mental, el pasado viernes me enganchó el anuncio de Susanna Griso de un debate sobre el cambio climático y su repercusión en las danas entre Fernando Valladares, investigador del CSIC, y Daniel Lacalle. Qué tenía que ver el economista con el tema, me preguntaba, pero tal vez era otro Lacalle y no el locuaz ultraliberal que Griso utiliza habitualmente como comodín para reforzar su línea editorial. Era él, claro, y lo que sucedió a continuación no sorprenderá a nadie. El científico argumentaba basándose en su vasto conocimiento sobre el tema, mientras el economista repetía las mismas sandeces que cualquier tuitero de esos que creen que van a hundir ING por retirar 300 euros de su cuenta no cuenta; Valladares aportaba rigor científico y Lacalle crispación y una sobreactuación más propia de la mesa de investigadores de Mask Singer que de un espacio en el que se hablaba de un suceso que ha provocado la muerte de más de 200 personas.
Si buscaba aportar más luz sobre el tema, ¿no pudo Espejo público encontrar a un experto en la materia que pudiese verbalizar una opinión contraria a la de Valladares, pero amparada por la ciencia? Me respondo: no, porque no buscan informar, sólo arañar audiencia. Tal vez, lo que debería sorprenderme es que hayan llevado a Valladares, cuando lo que les habría gustado es enfrentar a Joaquín y Tamara Falcó. Pocos males mayores ha sufrido la televisión que el infoentretenimiento.
Ojalá el problema fuesen sólo disparates como Horizonte o Código 10, su Miniyó triste y desnutrido; lo alarmante es que la desinformación se cuela por todas las grietas televisivas. Esta semana en Fiesta han querido estar también en la pomada, pero en lugar de a meteorólogos, llamaron al chaval de las cabañuelas “que ya predijo Filomena”. Que los profesionales desmontasen sus argumentos en su momento y su método sea tan fiable como el horóscopo o la altura del vuelo del grajo les da igual. Para qué gastar dinero en la AEMET cuando hay un niño futurólogo del tiempo, dirán algunos. Dar gasolina a los negacionistas del cambio climático, los mismos que han amenazado a Valladares con ponerle una soga al cuello por decir la verdad, no debería ser la prioridad ahora mismo. Nadie pide a los medios que vayan a recoger barro o reconstruir zonas devastadas, pero tampoco deberían echar más fango virtual sobre el fango real, que ya hay bastante.
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