Desmantelada en Alicante una ‘granja’ de criptomonedas que usaba una conexión eléctrica ilegal
El consumo excesivo de luz hizo pensar a la Guardia Civil que se trataba de una plantación de marihuana
La Guardia Civil ha hallado una granja de minería de criptomonedas en un local anexo a una casa rural de Crevillent (Alicante) que usaba una conexión eléctrica ilegal. El consumo excesivo hizo sospechar al cuerpo armado, que pensó en un principio que se trataba de una plantación ilegal de marihuana, según la nota de prensa emitida este viernes.
Los agentes han detenido a dos hombres, españoles de 30 y 53 años, como presuntos autores de un delito de defraudación de fluido eléctrico, por valor de 24.657 euros. En el interior de la vivienda, en un local anexo, había instalados equipos informáticos “con gran cantidad de procesadores, ordenadores y sofisticados, que fue lo que provocó el gran gasto energético”. En total se localizaron ocho procesadores, 100 tarjetas gráficas, un ordenador portátil y “sofisticados equipos de refrigeración y de extracción de humos”. Hasta el lugar se desplazaron especialistas en investigación tecnológica de la Unidad Orgánica de Policial Judicial de la Comandancia de Alicante para analizar su fabricación y uso.
A finales de agosto, la Policía Nacional desmanteló una granja parecida que operaba desde un chalet de Yeles (Toledo).En aquella ocasión, al igual que ha sucedido en esta última operación, el elevado consumo eléctrico de la casa y unas emisiones térmicas superiores a lo normal provocaron las primeras sospechas, que se confirmaron cuando los agentes registraron la vivienda.
La generación de criptomonedas se lleva a cabo mediante lo que se conoce como prueba de esfuerzo. Miles de personas en todo el mundo (los llamados mineros) compiten por ser los primeros en anotar cada transacción de criptomonedas en el blockchain, el registro compartido y descentralizado de la red Bitcoin que protege al sistema contra el fraude. Para evitar entradas duplicadas en esta especie de notaría virtual, la red obliga a los mineros a resolver un cálculo matemático tremendamente complicado (llamado hash) cada vez que hay que añadir algo al registro; el primero en completarlo es el que anota la transacción y, como recompensa, recibe monedas. La Guardia Civil asegura en su nota que estos ciberactivos son empleados “habitualmente como medio de pago habitual en actividades ilícitas vinculadas a delitos tecnológicos y el blanqueo de capitales”.
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