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Reemplazar a Google: Microsoft pone Bing a disposición de Australia

El primer ministro de Australia, Scott Morrison, ha dicho que la compañía de Bill Gates “confía en poder llenar el vacío” si Alphabet cumple su amenaza

Ciudad de Guatemala -
Las alternativas a Google existen, como Duck Duck Go, Baidu y la mencionada Bing, de Microsoft. REUTERS/Dado Ruvic/Illustration/File Photo
Las alternativas a Google existen, como Duck Duck Go, Baidu y la mencionada Bing, de Microsoft. REUTERS/Dado Ruvic/Illustration/File PhotoDADO RUVIC (Reuters)

Un nuevo personaje ha irrumpido en la trama australiana en la que Google es protagonista —o antagonista según se mire—. Tan solo unos días después de que el gigante tecnológico amenazara a Australia con irse del país si el Gobierno consigue obligar a la mega compañía a pagar a las empresas de medios australianos por usar su contenido de noticias, Microsoft ha salido a flote. El primer ministro de Australia, Scott Morrison, ha dicho que la compañía de Bill Gates “confía en poder llenar el vacío” si Google lleva a cabo su amenaza y elimina su buscador local del país. Según recoge la Associated Press, Morrisson habló con el director ejecutivo de Microsoft, Satya Nadella, sobre su motor de búsqueda Bing para que sea este el encargado de suplir a Google.

Si bien las alternativas a Google existen y son muchas, como Duck Duck Go, Baidu y la mencionada Bing, de Microsoft, su viabilidad, cobertura y efectividad es la que está en duda. Y en la economía y espacio digital australiano, el buscador de Alphabet —matriz de Google y YouTube— pesa demasiado; más de lo que los propios australianos quieren reconocer. Además, las amenazas del gigante tecnológico representan costes millonarios para la compañía y podrían crear un precedente negativo cuando el resto de países se pregunten: ¿podemos sobrevivir sin Google como se plantea Australia?

Bing y Google, en cifras

¿Qué significa realmente que Google “se marche” de Australia? No es lo que parece, pues la salida no es total. “Google nunca abandonaría Australia, simplemente dejaría de ofrecer su versión local”, explica Enrique Dans, profesor de Innovación y Tecnología de la IE Business School y autor de Living in the future. Esto significa que para utilizar el buscador, los australianos simplemente tendrían que conectarse a google.com en vez de hacerlo a google.au (la versión australiana) o a alguna otra versión. “Google podría, incluso, seguir segmentando su publicidad en función de la dirección IP de la que proviene el usuario, lo que le permitiría seguir teniendo ingresos por publicidad pero que facturaría desde otro país”, agrega Dans. Y no son facturas pequeñas: el mercado australiano le generó a Google 4.300 millones de dólares australianos (2.700 millones de euros) de ingresos publicitarios solo en 2019, por ejemplo.

No es ningún secreto que el mayor trozo de la tarta del mercado australiano se lo ha comido Google. Más de 19 millones de australianos utilizan este buscador. Bing, en cambio, tiene una cuota de mercado del 3.6% frente a Google, que tiene el 95%. “Google lleva muchos años invirtiendo más que nadie en la tecnología de su buscador, algo que Microsoft, decididamente, no ha hecho con Bing. Pensar que esos usuarios que aún pueden consultar Google van a quedarse tranquilos utilizando Bing, un producto sensiblemente inferior, es absurdo y simplista”, sugiere el profesor.

Pero coger un mayor trozo de la misma tarta no garantiza que sepa mejor. Al menos no para Pavel Sidorenko Bautista, experto en redes sociales y profesor de Nuevas Narrativas en la Universidad Francisco de Vitoria. “Hay un mundo más allá de Google en lo que a búsquedas en Internet se refiere”. El profesor cita el caso de Rusia, Corea del Sur, Japón, China (con las excepciones de censura que conocemos), Ucrania, República Checa y hasta Kazajistán y Bielorrusia, en donde Google “apenas alcanza el 35% de las búsquedas”. “Bing es un muy buen buscador y Microsoft se ha encargado de dotarlo de recursos que le ponen en un rol competitivo. Si no lo usamos es porque hemos caído en la comodidad ofrecida por Google, que sobre todo a través de los dispositivos Android nos centraliza cada vez más con sus servicios”, argumenta Sidorenko. Bing y el Gobierno australiano le apuestan a esta tesis. “Puedo decirles que Microsoft está bastante seguro de que los australianos no estarían peor [sin Google]”, aseguró Morrison al National Press Club of Australia este lunes.

¿Quién pierde más?

Pero si alguien dudaba del tamaño del trozo que se ha comido Google de la tarta australiana, aquí más datos: Alphabet tiene un valor de mercado de 1.1 billones de euros, apenas por debajo del PIB anual de Australia: 1.2 billones de euros. ¿Se puede dar el lujo Google de perder a Australia? Quizás sí. “El pluralismo competitivo se está erosionando porque quienes se benefician son grandes empresas tecnológicas que aplican prácticas empresariales dudosas. Australia quiere dar algún paso ahora con estas regulaciones, pero cuando has acostumbrado a las empresas a operar de un modo, chantajean con irse ante los cambios”, explica Álvaro Lodares Pérez, economista y columnista.

¿Pero puede Australia darse el lujo de perder a Google? Quizás no. “Los países no pretenden prescindir de Google. Simplemente, pretenden obligar a Google a pagar más a determinados actores o a declarar más ingresos. Para cualquier país, que Google abandone su versión local es una pérdida de la que deben responder ante sus ciudadanos y que resulta difícilmente justificable”, explica Dans. El caso francés es un ejemplo de lo que dice el experto. Hace unos días, la tecnológica llegaba a un acuerdo con la prensa francesa para remunerarla por el uso de sus contenidos.

“Al final, Google decidirá si quiere llegar a un acuerdo con los medios o no. Importa poco si el gobierno le dice a sus ciudadanos que utilicen Bing en su lugar, porque esa batalla (y ese espacio) ya la ganó Google hace mucho tiempo”, asegura Dans.

¿Y si Google saliera por completo?

Australia es económicamente atractiva para Google. Y para los australianos, el buscador es el favorito entre las ofertas del mercado: Google tiene un 95% de cuota de mercado versus un 3% de Bing, por ejemplo. ¿Pero más allá de ingresos y preferencias, es factible la salida definitiva y completa de una compañía como Google de un país como Australia?

 

 

 

Para el economista Álvaro Lodares, lo es. “Google podría efectivamente salir de Australia. Hace mucho que el pluralismo competitivo se está erosionando y lo único que impide que este tipo de empresas se enfrenten a una ruina financiera son los cuantiosos préstamos y ayudas públicas”, sugiere Lodares. La mega compañía ha sido golpeada, poco a poco, por su crecimiento desbordante a nivel global y por la nueva cruzada a favor de la protección de datos de los ciudadanos y la regularización a las grandes compañías tecnológicas, sobre todo en Estados Unidos y Europa. Ahora, Australia se ha unido a la trama.

 

 

 

Pero no todos lo ven así. Para el profesor y experto en tecnología Enrique Dans, la salida total de Google de un país como Australia es imposible. “La única opción de prescindir de algo en la red es plantear un sistema de bloqueo similar al que China lleva años desarrollando un gran muralla que impida determinadas conexiones. Pero esto en un país democrático como Australia, solo se justifica en casos muy concretos, e incluso en esos, no termina de funcionar de manera completa y puede ser evitado por cualquiera que sepa cómo utilizar una red privada virtual o VPN, que puede ser desde gratuita si renuncias a tu privacidad, hasta tener un coste anual de entre cien y doscientos euros, en función de la red de nodos que tenga, de su velocidad, etc”. El experto asegura que los usuarios australianos prefieren, hoy por hoy, el buscador de Google y que de no estar disponible en su país, encontrarían maneras para utilizarlo. “Con una VPN, un usuario puede establecer una conexión con un nodo en otro país y simular una conexión desde el mismo, lo que le permite acceder a recursos que pueden estar bloqueados en su país. Las posibilidades de conseguir un cierre de ese tipo en un país que respete los derechos fundamentales de sus ciudadanos son completamente nulas”, asegura Dans.

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