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Las dudas rodean el nacimiento de Gaia-X, la nube europea

Francia, Alemania y 22 tecnológicas de Europa trabajan en una infraestructura de datos para no depender de proveedores externos

Isabel Rubio
El minisrro francés de Economía, Bruno Le Maire (derecha) escucha a su homólogo francés Peter Altmaier en una videoconferencia en París el 4 de junio.
El minisrro francés de Economía, Bruno Le Maire (derecha) escucha a su homólogo francés Peter Altmaier en una videoconferencia en París el 4 de junio.BENOIT TESSIER (Reuters)

Amazon Web Services, Microsoft Azure, Alibaba y Google Cloud son los principales servicios de computación en la nube. Tres de ellos son estadounidenses. El otro, chino. Juntos acaparan el 75% de la cuota de mercado, según datos publicados por Gartner en 2019. Pero Europa no quiere tener que depender de ellos y busca la forma de conquistar la independencia digital. Francia, Alemania y 22 importantes compañías europeas se han unido para crear una gran plataforma en la nube con la que hacer frente a estos gigantes tecnológicos. La alternativa, presentada este jueves, se llama Gaia-X y tiene como objetivo ofrecer a empresas y usuarios un control mayor sobre dónde se alojan y procesan sus datos. ¿Hasta qué punto tiene sentido crear una supernube europea? ¿Qué supone depender de soluciones estadounidenses? ¿Qué necesita para triunfar un proyecto de tal envergadura?

“Vivimos en una sociedad que depende cada vez más de los servicios digitales. Una prueba de ello es todo lo que ha ocurrido con la covid-19 y el uso de la informática en ámbitos como el laboral, el educativo o las relaciones personales y el ocio”, afirma Fernando Suárez Lorenzo, presidente del Consejo General de Colegios Ingeniería Informática. Destaca que Europa tiene una gran dependencia de proveedores norteamericanos en tecnologías como el big data, el internet de las cosas, la inteligencia artificial, la realidad virtual y también el cloud computing.

Pero poco a poco intenta conseguir la soberanía digital. Peter Altmaier y Bruno Le Maire, ministros de Economía de Alemania y Francia, son los impulsores de Gaia-X a nivel estatal. Cuentan con el apoyo, en el sector privado, de grandes empresas europeas como Atos, Siemens, SAP, Deutsche Telekom, Deutsche Bank o Bosch. Pretenden poner en marcha una plataforma en la nube “fiable” que comulgue con los valores europeos. Y hacerlo cuanto antes. Pretenden que las primeras pruebas del proyecto estén listas a finales de 2020 e iniciar la actividad en la nube a principios de 2021.

“La soberanía digital en forma de infraestructuras digitales poderosas y seguras es un factor clave de éxito y decisivo para la futura viabilidad de Europa como lugar de negocios”, explica Harald A. Summa, CEO de DE-CIX, una de las compañías fundadoras del proyecto. Pero subirse al negocio de los datos implica competir con los gigantes que acaparan el mercado —y también con sus infraestructuras y sus precios—. Amazon es líder con una cuota de mercado del 47,8%, según Gartner. Le sigue Microsoft con un 15,5%, Alibaba, con un 7,7%, Google, con un 4%, e IBM, con un 1,8%. Es decir, ninguna tecnológica europea tiene una posición predominante en el mercado. De hecho, según un estudio del think tank CEPS, solo el 4% de los datos de Europa están albergados en proveedores del continente.

Esta dependencia de proveedores externos entraña varios riesgos, tal y como se indica en un borrador al que tuvo acceso este periódico hace unos meses. Los proveedores están sujetos, por ejemplo, a reglas de jurisdicciones extranjeras, como la US Cloud Act, o disposiciones de la legislación china que podría suponer una “divulgación ilegal” de datos europeos. Ricardo Pérez, director del máster en Digital Business de IE University, considera que Gaia-X “es más una reacción ante un tema político que una iniciativa centrada en una oportunidad de negocio o de desarrollo”.

“Es una reacción a la Cloud Act de Estados Unidos que básicamente permite al Gobierno de este país pedir datos a las empresas que ofrecen servicios en la nube americana sin necesidad de notificar a los afectados”, afirma. En principio, las compañías que operan en Europa tienen que cumplir con normas como el Reglamento General de Protección de Datos que impide realizar este tipo de prácticas. Pero, según cuenta Pérez y confirman los expertos consultados, no queda claro qué legislación prevalece. Los impulsores de Gaia-X pretenden que esta nube se convierta en una garantía para que las empresas estén seguras de que sus datos están en Europa y cumplen totalmente con la regulación de la Unión Europea.

Nuria de Lama, directora de programas europeos de la compañía participante en el proyecto Atos Iberia, explica que con Gaia-X se busca dar autonomía tecnológica a Europa “en algo que se convertirá en una infraestructura básica”. “De igual modo que un país no pondría en manos de otro sus infraestructuras críticas como carreteras, telecomunicaciones o energía, tampoco debe ocurrir con las infraestructuras tecnológicas, pues serán las que garanticen el funcionamiento y competitividad de nuestra economía en línea con la transformación digital inevitable de todos los sectores productivos”, afirma.

El objetivo es que cualquier organización de cualquier sector y tamaño tanto de dentro como de fuera de Europa pueda utilizar esta nube. Y fomentar la interoperabilidad, según De Lama: “Por hacer una comparación muy básica, a día de hoy podemos mantener nuestro número de teléfono cambiando de operador, lo que se conoce como portabilidad. Esto será posible también a nivel de proveedores de infraestructura. Las empresas podrán disfrutar de una oferta mucho más competitiva, con más independencia y autonomía y haciendo uso de recursos europeos”.

Cómo ser competitivo

Aún habrá que esperar para comprobar si finalmente estas promesas se cumplen. César Córcoles, director del máster de desarrollo de aplicaciones web de la Universitat Oberta de Catalunya de primeras se muestra un poco escéptico con la iniciativa. Si bien reconoce que las empresas que hay detrás de Gaia-X son “bastante fiables”, afirma que no es la primera vez que se intenta desarrollar una iniciativa de este tipo. “Históricamente la capacidad de innovar y de ofrecer servicios de las empresas estadounidenses han sido mejor que el nuestro. De momento, si tuviera un millón de euros, no lo invertiría”, afirma.

Subraya que la principal ventaja de Gaia-X es la soberanía tecnológica: “Imagina que Europa decide fortalecer la legislación sobre privacidad y que Amazon o Microsoft deciden que con esas condiciones se van. Si en Europa no hay una gran nube propia, nos quedaríamos sin ella y no nos lo podríamos permitir”. Para que este proyecto sea viable, “tiene que ser competitivo” y adquirir una cuota de mercado que permita mantener las infraestructuras. “La nube cuesta dinero y montar algo así puede suponer una inversión de muchos millones de euros. Hay que tener muchos clientes, ser competitivos y no ofrecer servicios mucho más caros que lo que ahora ofrecen tanto Amazon como Microsoft o Google”, afirma.

Se estima un presupuesto inicial de 1,5 millones euros para poner en marcha la entidad legal sin ánimo de lucro que operará desde Bruselas y dos billones de euros para la ejecución de proyectos que provendrían de la Comisión Europea o estados miembros, entre otras entidades participantes, según cuenta De Lama. Además, pese a que en el acuerdo presentado este jueves haya 22 compañías tecnológicas, afirma que “está previsto que más de 100 empresas de diferentes tamaños y nacionalidades contribuyan”.

Que otros estados europeos y empresas migren a esta plataforma es primordial para que pueda seguir adelante, según Pérez. El experto duda si finalmente se conseguirá crear y mantener esta gran nube europea por la dificultad operativa que conlleva, los fondos necesarios y los “jugadores” ya establecidos: “Al final este es un juego de escala. La capacidad de quienes tienen más clientes de escalar de manera más barata es enorme. Aquí ser grande importa. La ventaja de Amazon o Microsoft es enorme y todavía no hemos visto la capacidad de Alibaba que en Asia arrasa y cuando empiece a hacer más mercado aquí en Europa, también va a ser un jugador importante”.

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Sobre la firma

Isabel Rubio
Es colaboradora de las secciones de Tecnología, Ciencia y Salud de EL PAÍS. Además de seguir de cerca a Apple, Samsung y otros gigantes, prueba dispositivos y analiza el impacto de los avances tecnológicos en la sociedad. También verifica contenidos científicos en la fundación Maldita.es.

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