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Por qué fans del pop coreano invaden las cuentas de Vox

El ataque en Twitter se convierte en tendencia mundial con vídeos de cantantes bailando sobre la antigua tumba de Franco o ante imágenes de Abascal maquillado

Abascal, este miércoles en el pleno del Congreso.
Abascal, este miércoles en el pleno del Congreso.ALBERTO DI LOLLI (AFP)

Este martes en la cuenta principal de Vox en Twitter empezó a notarse un fenómeno extraño. Apenas colgaban un tuit, docenas de vídeos de cantantes de pop coreano aparecían en las respuestas. ¿Quiénes eran, qué querían? Algunos eran simples videoclips, otros estaban editados para mostrar a los cantantes asiáticos sobre imágenes de Franco, banderas o líderes de Vox. Las dos etiquetas que usaban tenían un divertido tono rebelde: #fachaqueveofachaquefancameo o #Abascalprincesa. El primero de los hashtags fue trending topic durante 10 horas con miles de tuits y se asomó en las tendencias globales. ¿Qué estaba ocurriendo? Un grupo de adolescentes quería dejar oír su voz.

Un día antes, lunes por la noche, la joven de Valencia que lleva la cuenta @gwsncity, fan del grupo GWSN y del pop coreano, se le ocurrió montar un chat para invadir las cuentas de Vox de “mensajes antifascistas”. Era algo que ella ya había hecho, pero en momentos puntuales, según ha contado a EL PAÍS. “Yo antes ya les ponía fancams a Vox y a Abascal pero lo hacía más para fastidiarles, de hecho @vox_es me tiene bloqueada, pero cuando vi lo que pasó con las fancams y la policía [en Estados Unidos] pensé que sería una buena forma de darles uso aquí en España”, explica. Las fancams son vídeos de cantantes coreanos que la comunidad kpop —seguidora de este tipo de música― dispersa por Twitter para dar a conocer a los cantantes que les gustan.

El 31 de mayo el Departamento de Policía de Dallas había puesto un tuit donde ofrecía una app para que ciudadanos subieran anónimamente vídeos de pillajes. Así la policía esperaba descubrir a más sospechosos. Fans del pop coreano, llamados kpopers, en Estados Unidos inundaron el servicio con vídeos de sus grupos favoritos. Cuando la joven española vio la iniciativa, decidió intentar hacer algo parecido en España. Así lanzó un chat de coordinación en Twitter, que ahora ha pasado a WhatsApp y tiene más de 100 usuarios. El mensaje se hizo viral.

A partir de ahí los participantes pusieron a funcionar su imaginación. Y fueron miles. @kabutohot inventó el ya célebre hashtag de “facha que veo” e @infinitexy lanzó el “Abascal princesa”. “Lo de Abascal Princesa es para ensuciar sus búsquedas en Twitter”, explica @gwsncity, es decir, para que la red social sugiera ese adjetivo cuando buscas al personaje. Así hacen los seguidores de este tipo de música cuando añaden la palabra “racista” u “homofóbico” al buscar grupos o cantantes rivales. Las estrategias para pelearse entre grupos de fans del kpop se utilizan también para criticar a un partido político.

Esta pequeña guerra en Twitter apunta a fenómenos que van a crecer conforme las redes se asienten. La comunidad kpop comparte siempre que puede sus fancams para presumir de sus grupos favoritos. Cada fan tiene unos pocos clips. La contabilización de esas visualizaciones se ha ido tomando cada vez más como un signo de estatus. Para aumentar esas visualizaciones, algunos usuarios colgaban sus fancams de tuits virales. Eso es algo que ocurre hace meses. Ahora ese proceso hasta ahora de comunidades independientes de la red ha entrado en política. Y con sus estrategias. “Estoy muy sorprendida del éxito”, dice @gwsncity.

Vox intentó también bloquear a unos cuantas cuentas, pero seguían apareciendo con cada tuit, aunque conforme avanzaba este miércoles la iniciativa perdió parte de su intensidad.

“La gente que no esta interesada en kpop tiene bastante odio a estos vídeos, aunque no hacen nada malo, así que hemos decidido usar ese odio y dirigir las fancams principalmente a Vox y en general a los movimientos de derechas”, explica a EL PAÍS otra fan de kpop que prefiere no revelar su identidad. No es extraño que a la gente le moleste, no deja de ser spam sin relación con el tuit inicial.

Los seguidores de esta música coreana constituyen una comunidad vagamente coordinada. Pero cuando tienen motivaciones comunes o comparten algún malestar, emplean su poder para hacer oír su voz. Una de las múltiples reglas no escritas en el activismo online es evitar molestar a los kpopers por su capacidad de organización. En Dallas derribaron una app de la policía. Pero no fue su única acción estos días. Supremacistas blancos lanzaron la etiqueta #whitelivesmatter para oponerse a la campaña #blacklivesmatter, en la base de las protestas en Estados Unidos. Kpopers inundaron el hashtag con mensajes absurdos o imágenes blancas para quitarle todo el significado.

En España interfieren en la comunicación de un partido político para criticarlo. Más gente lo ve, les parece gracioso y acaba llegando a más usuarios, que lo comentan. Todo sin salir de casa. El objetivo es mantener el ritmo de hashtag diario, pero es difícil repetir éxitos de este calibre día tras día.

Las formas de protesta emplean hoy estos recursos inéditos. Para que los cantantes de kpop aparezcan sobre fondos franquistas se utiliza una simple app, como por ejemplo Kinemaster. El resultado no deja de ser un meme impactante. El recurso es además visualmente eficaz porque la gente que abre un tuit ve enseguida las respuestas. Tantos mensajes multimedia, uno tras otro, son imposibles de evitar o saltar. Las batallas de memes serán centrales pronto en campañas electorales. Incluso en casa.

“No creo que haya que tomarlo cien por cien en serio porque aunque el mensaje político que se quiere dar es directo, hacerlo con fancams lo categorizaría más como performático y como un poco tono de broma”, dice Paula Fuentes, también kpoper de 20 años. “Es algo muy común en Twitter. Antes de eso esta comunidad estaba por lo general intentando difundir lo que estaba pasando en EE UU, haciendo campañas de donaciones y compartiendo las peticiones a firmar”, añade.

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Sobre la firma

Jordi Pérez Colomé
Es reportero de Tecnología, preocupado por las consecuencias sociales que provoca internet. Escribe cada semana una newsletter sobre los jaleos que provocan estos cambios. Fue premio José Manuel Porquet 2012 e iRedes Letras Enredadas 2014. Ha dado y da clases en cinco universidades españolas. Entre otros estudios, es filólogo italiano.

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