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De la mujer que califica baños públicos a la que se restriega pan por la cara: las cuentas más curiosas de Instagram

Usuarios que publican fotos de su barba decorada u obras de arte hechas con comida cosechan miles de seguidores en la red social

Isabel Rubio
Fotografías de las cuentas @erichedelic, @willitbeard e @idafrosk.
Fotografías de las cuentas @erichedelic, @willitbeard e @idafrosk.

Lady Latrine comenzó hace casi tres meses a calificar los baños públicos por los que pasaba y compartir su valoración en Instagram. Puntúa la limpieza, la decoración, el papel higiénico y la calidad del jabón de los servicios tanto de pequeñas cafeterías como de lujosos hoteles. No es la primera usuaria en compartir fotografías de estos lugares. @Kingoftoiletpaper666 ha publicado desde 2014 decenas de imágenes del papel de diferentes aseos y la artista Helen Meldal comparte en @mirrorsme fotografías suyas en espejos pintados de baños. Sus selfies, que han cautivado a 135.000 seguidores, transportan a esta noruega a un mar, la selva o un hermoso campo de flores.

Estas son solo algunas de la multitud de cuentas curiosas en la red social. Al igual que @mirrorsme, muchas de ellas cosechan miles de seguidores. La cuenta @Breadfaceblog, con 195.000 seguidores, es una de ellas. Su propietaria sube de forma periódica desde 2015 vídeos en los que pone pan encima de la mesa y se lo restriega por la cara. Entre las barras en las que esta joven hunde su rostro, hay focaccias, pan bimbo o grandes hogazas tostadas. A veces arriesga y unta los alimentos con diferentes cremas o innova y, aparte de pan, escoge bollería. Por ejemplo, en uno de los vídeos aplasta con el rostro una colomba pasquale —un dulce típico de Semana Santa italiano— untada de mantequilla de pistacho, un gofre o una tarta arcoiris.

Entre sus seguidores, hay quienes se preguntan por qué lo hace, recomiendan a otros amigos que sigan la cuenta e incluso aseguran que pagarían por ver ese contenido. Y no cabe duda que ha creado una tendencia. Algunos de sus fans siguen sus pasos y comparten sus experiencias en las redes: desde una que chica hace rodar su cabeza por encima de un pan a un usuario que acaricia con su cara unas tortillas mexicanas u otro que mete la nariz en las sobras de una hamburguesa.

Esta no es la única práctica extraña que triunfa en la red social. Otro ejemplo es @willitbeard, un usuario que se pega flores, frutas, adornos de navidad y otros objetos en la barba. Tiene 83.200 seguidores y entre 2014 y 2018 ha compartido decenas de fotografías en las que solo se le ve la parte inferior de la cara. Para este usuario, cualquier objeto es válido para decorar su barba: tenedores, globos, noodles, muñecos de lego, hierba o cerillas encendidas. Incluso Mr. Potato se ha colado en una de sus fotografías.

Y si hay un experto en transformar a una misma persona en diferentes personajes es @erichedelic, que cuenta con 15.300 seguidores. Es un japonés capaz de convertir a su hija mientras duerme en personajes de cuentos, animales o alimentos creando escenografías a su alrededor. En los últimos años, la pequeña ha sido la Sirenita, Mario Bros, un adorable conejo en un jardín, una viajera de un tren o un ingrediente más de un gran plato de ramen. También hay quien se dedica a crear obras de arte con la comida. Ida Skivenes es una noruega que comparte en @idafrosk con sus 259.000 seguidores platos con alimentos que forman conejos, castillos o diferentes paisajes.

Los efectos favoritos de Internet

Entre las cuentas curiosas que conquistan Instagram, no podía faltar uno de los efectos psicológicos favoritos de Internet: la pareidolia. Este fenómeno consiste en ver una forma reconocible donde solo hay algo vago y difuso. Más de 17.000 usuarios siguen la cuenta @pareidoliapic, que comparte objetos en los que se identifican diferentes formas. Por ejemplo, un coche enfadado, unos altavoces sonrientes o un pepino en el que se distingue un jugador de baloncesto.

Imágenes publicadas por @_mr.boo, @mensweardog y @omgliterallydead.
Imágenes publicadas por @_mr.boo, @mensweardog y @omgliterallydead.

Otro fenómeno que triunfa tanto en Youtube como en Instagram es el ASMR, que se caracteriza por una placentera sensación de relajación que puede estar acompañada por un hormigueo desde la cabeza hasta el final de la espina dorsal. Pese a que no tiene base científica, vídeos de personas susurrando, tallando jabón, abriendo regalos o pasando una brocha de maquillaje por un micrófono consiguen cada día miles de visitas.

En total, con el hashtag #ASMR, hay más de seis millones de publicaciones en Instagram. Más de un millón de usuarios siguen a @sand.tagious, una cuenta con vídeos en los que se corta, ralla y aplasta arena cinética. En @asmr_soap_princess se comparten grabaciones en las que se corta jabón y en @slime_og de personas manipulando una masa viscosa y colorida que puede moldearse a voluntad.

El autoproclamado líder del movimiento selfie

Frente a cuentas tan originales que comparten cada día imágenes diferentes y composiciones innovadoras, también hay algunas que triunfan con publicar una fotografía similar cada día. Es el caso del autoproclamado líder del movimiento selfie que tiene 97.000 seguidores y solo sube fotos de su cara mientras sonríe. Y es que en Instagram puede triunfar hasta lo más inesperado. En enero de este año, un huevo se convirtió en la foto con más likes en Instagram de la historia. La fotografía ahora supera los 50 millones de me gusta y la cuenta @world_record_egg casi alcanza los nueve millones de seguidores. El huevo se ha convertido en todo un celebrity, ya que el propietario de la cuenta comparte vídeos y fotos en los que este alimento hace deporte, medita o visita Hollywood.

Mientras que hay quien opta por mostrar al mundo la vida de un huevo influencer, hay quien prefiere contar el día a día de una patata. Así lo ha hecho la cuenta @la_vida_de_la_patata desde julio de 2018 hasta enero de 2019. “Día 158. Ultimo dia en la superficie, me dispongo a ser enterrado", afirma el mensaje de la última foto en la que aparece la patata con raíces.

Fantasmas y esqueletos influencers

Además de los alimentos, hay otros influencers no humanos que comparten sus experiencias en Instagram. Es el caso de @_mr.boo,un fantasma con una capa blanca y unos grandes ojos negros que comparte sus vivencias por las calles de ciudades como Barcelona o Salamanca. Para la sorpresa de sus 100.000 seguidores, esta criatura juega al baloncesto, se prepara la comida o va al gimnasio.

Y para quienes les llame la atención que un fantasma se haya convertido en todo un influencer, es porque aún no han conocido a Skellie. Es un esqueleto que se ha convertido en una referencia principalmente en su país de origen, Canadá, y en EE UU. La cuenta @omgliterallydead, dedicada exclusivamente a esta figura, nació cuando una joven canadiense subió a su cuenta personal la fotografía de un esqueleto en Halloween. La imagen causó sensación en las redes y decidió crearle una cuenta propia a Skellie, que hoy tiene más de 254.000 seguidores e incluso ha llegado a promocionar marcas de té o de gafas. Al estilo del más puro celebrity, el esqueleto aparece en las fotografías mientras lo maquillan, toma el sol, bebe un café de Starbucks o le pintan las uñas.

Al hablar de este esqueleto acaudalado con un ritmo de vida frenético, es imposible no mencionar a otros usuarios adinerados poco frecuentes en la vida real: los animales. Para la cuenta @cashcats, con 162.000 seguidores, solo posan gatos rodeados de fajos de billetes, joyas costosas y caras botellas de alcohol. A estos gatos forrados, les hace la competencia en Instagram el “perro más elegante del mundo”. La cuenta @mensweardog, a la que siguen 369.000 usuarios, publica fotografías de Bodhi, un Shiba Inu que se ha convertido en un icono de la moda en el que ya se han fijado grandes firmas de moda como Brooks Brothers o Ermenegildo Zegna. Solo hay que verlo posar para darse cuenta de que derrocha un estilo único.

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Sobre la firma

Isabel Rubio
Es colaboradora de las secciones de Tecnología, Ciencia y Salud de EL PAÍS. Además de seguir de cerca a Apple, Samsung y otros gigantes, prueba dispositivos y analiza el impacto de los avances tecnológicos en la sociedad. También verifica contenidos científicos en la fundación Maldita.es.

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